La docencia me dejó el hábito de
repetir para hacerme comprender y dejar grabadas en la mente las ideas
expuestas. Voy, pues, a repetir resumiendo lo que hasta ahora he dicho.
Sabemos que Maduro no sale por la
buena. Hay que sacarlo por la mala. Él mismo se lo aclaró al presidente de
Argentina cuando quiso mediar: “A mí me sacan a plomo limpio.” Entonces hay que
sacarlo como él quiere: a plomo limpio. No hay, pues, salida electoral y
pacífica. Los que digan lo contrario son colaboracionistas o, peor aún, mercenarios
de Maduro porque efectivamente lo son.
Había tres vías para sacarlo del
poder junto con su banda. Pero la invasión fingida montada por Maduro nos ha
demostrado la casi imposibilidad de esta vía: 1) Los servicios secretos de
Maduro han colocado fichas suyas entre los exiliados en el extranjero; 2) Los
mercenarios colaboracionistas son “sapos” o delatores que persiguen cualquier
iniciativa de lucha porque les tumba el negocio de la salida pacífica (diálogo
o elecciones) por el cual perciben una fortuna; 3) Hay una legión de
periodistas viviendo en el extranjero que compiten por un “tubazo” que termina
tumbando cualquier conspiración.
Ahora nos quedan dos vías para
salir de Maduro: 1) Una rebelión cívico-militar que lo derroque; y/o 2) Una
intervención militar extranjera motivada fundamentalmente porque los países
participantes consideren en peligro su seguridad nacional. Hay, pues, que
organizarse para tomar el poder por cualquiera de estas dos vías. Organizarse
para tomar el poder significa tenerlo como objetivo concreto y trabajar en
función de este objetivo montando la maquinaria para poder tomarlo por la
fuerza. Y, complementariamente, tener listo el plan de lo que va a hacerse con
el poder en las manos. Debemos evitar el fracaso de 2002, caso único en nuestra
historia de perder el poder después de haberlo tomado con una rebelión
cívico-militar. Aprendamos de esta experiencia desafortunada para no repetirla.
Resulta obvio que los civiles no
podemos organizar a los militares para la toma del poder. A los militares los
organizan militares para la toma del poder. Pero tampoco los militares pueden
organizar a los civiles para la toma del poder. Son civiles los únicos que
pueden organizar a los civiles para la toma del poder. Pero tengamos claro que
los civiles debemos rebelarnos contando con los militares, porque los civiles
no estamos armados como si lo estuvieron los civiles desde la independencia
hasta la última guerra civil a principios del siglo XX. En consecuencia, el
papel de los civiles es: 1) Sumarnos con pueblo en la calle a la rebelión
militar como en 1945; ó, 2) Iniciar una rebelión popular con el pueblo en la
calle para forzar que se le sume la rebelión militar, como en 1958 o en 2002.
Como lo dije: Organizar
directamente a la sociedad civil para la toma del poder es urgente, en
previsión de estos acontecimientos: 1) Una rebelión militar para restablecer la
vigencia de la Constitución, la cual se debe provocar o apoyar con la presencia
masiva del pueblo en la calle; ó, 2) La intervención de una coalición
internacional con el mismo fin, la que de producirse requerirá el apoyo masivo
del pueblo y una sociedad civil organizada.
Agrego esta vez: 1) No puede ser
difícil ni demorada la tarea de organizar para la toma del poder a una sociedad civil que está en más del 80%
contra Maduro y demanda su salida inmediata, porque ya no aguanta más al caerle
todas las plagas juntas; y, 2) La victoria de una rebelión cívico-militar está
asegurada porque, en caso necesario, sería apoyada por la intervención militar
de una coalición internacional que tendría por justificación impedir una
carnicería o la guerra civil.
Es cuestión de ponerse en marcha
porque nunca como ahora se han reunido tantas condiciones objetivas y
subjetivas favorables para la LIBERACIÓN DE VENEZUELA. Los que pongan en marcha
a la sociedad civil organizándola para la toma del poder, lo tendrán en sus
manos.
Jesús Antonio Petit Da Costa
ENCARGADURÍA 30 14-05-20
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