lunes, 29 de julio de 2013

La independencia de los independientes



Liberación Nacional y No-Reelección (37)



El mandato otorgado a la MUD se extinguió con la elección presidencial de 2.013, que se dejó robar. Carece de sentido prorrogarlo hasta el lejano 2.018, demostrada su perfecta inutilidad para acabar con el continuismo. Los independientes podemos considerarnos libres del compromiso adquirido. 

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El difunto desapareció políticamente el 8 de diciembre. Han transcurrido ocho meses. Y no ha pasado nada. Los Chávez siguen en La Casona. Maduro sigue en Miraflores, a pesar de su triple ilegitimidad: impuesto por Cuba, resultado de un fraude descarado y no ser venezolano por nacimiento. El CNE sigue igual. Lo mismo todos los poderes públicos y con ellos los mismos almirantes y generales. Cuba dueña de Venezuela y la “aristocracia roja” sigue saqueando el país, tranquilamente y sin temor a perder el poder. Esto sólo tiene una explicación: no hay oposición que “menée la mata”.
Qué distinto a cuando murió Gómez, como lo cuenta la historia. Sucedió un diciembre. Enseguida fueron invadidas por el pueblo las propiedades del difunto y su familia. Hubo manifestaciones sucesivas en Caracas, concurridas y entusiastas, que forzaron a López Contreras, el sucesor del tirano, a dar un viraje, soltar a los presos políticos, permitir el regreso de los exiliados, liquidar el gomecismo duro, reducir el período presidencial a cinco años, establecer la no-reelección inmediata e iniciar la transición a la democracia. Este viraje de López lo salvó de que la rebelión del pueblo lo derrocara. Y conste que López no fue impuesto por otro país. No era un tampoco un extranjero infiltrado, sino un venezolano por nacimiento. Su legitimidad era indiscutible. Agréguese que no había inflación, ni devaluación, ni escasez. Venezuela era un país con estabilidad de moneda y de precios y además solvente porque había pagado toda su deuda externa. No le debía a nadie. No había tampoco inseguridad. La gente podía dormir tranquila con las puertas abiertas. Había pobreza, sin duda, pero también esperanza. Y, sin embargo, el pueblo se lanzó a la calle para exigir democracia venciendo el miedo, que era lógico porque la tiranía había sido cruel.
¿Porqué se consiguió entonces lo máximo que se podía conseguir en un país de analfabetas y ahora no a pesar de que están dadas todas las condiciones, faltando nada más liderazgo para promoverla y dirigirla? La respuesta es sencilla: no existía la MUD ni había un jefe de la oposición. Como no existía la MUD, porque no había partidos, nadie estaba pendiente de elecciones, sino del cambio de régimen y fin de la tiranía. Como no existía un jefe de oposición, todos los aspirantes, que eran líderes estudiantiles (Betancourt, Villalba, Leoni), estaban obligados a competir en valentía y radicalismo, desde la tribuna y en la calle. ¿Hubo muertos? Desde luego, la historia registra la muerte del estudiante universitario Eutimio Rivas, que desde entonces y por muchos años fue el símbolo de la lucha por la democracia. Hubo también planazos, golpizas y presos. Todos los demócratas sabemos, porque lo hemos aprendido en las tiranías, que la democracia sólo se consigue peleando en la calle.
La comparación sirve para demostrarnos que la MUD ha fracasado. No sirvió para salir de Chávez, que ya no está porque murió. Que no esté se lo debemos a Dios, no a la MUD. Pero el difunto nos dejó a Maduro, consciente de que, a pesar de su triple ilegitimidad y de que carece de su liderazgo civil y militar, se mantendría en el poder por la inutilidad de la MUD. Y tenía razón. La MUD ha sido perfectamente inútil para acabar con el continuismo.
Recordemos que la MUD fue constituida exclusivamente para ganar la elección presidencial de 2012 con un candidato único. Así se hizo. Los independientes respetamos este compromiso de los partidos. Las circunstancias obligaron a prorrogar el mandato para la elección presidencial de 2.013. Los independientes lo aceptamos. Pero la MUD se dejó robar la elección con un fraude descarado y masivo. Debió convocar a la calle y no lo hizo. Su excusa: el gobierno mataría gente. Excusa perfecta para no hacer nada, ahora y nunca, ya que siempre habrá el riesgo de muerte en toda oposición de calle contra una tiranía.
La MUD no recibió mandato para representarnos indefinidamente. Su mandato era exclusivamente para ganar la elección presidencial de 2.012. Este mandato le fue prorrogado por el imprevisto de la elección de 2.013. Pasada ésta, se extinguió el mandato. Ya no tiene la representación que aduce. Ni sus actos nos obligan a los independientes. Allá los partidos.
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lunes, 22 de julio de 2013

La clave para motivar la oposición de calle



Liberación Nacional y No-Reelección (36)



Los incidentes de la familia del difunto y de su sucesor ilegítimo con damas comprometidas con el régimen, pero excluidas de la aristocracia roja, muestran que las contradicciones afloran subiendo a la superficie, confirmando que están dadas las condiciones objetivas y subjetivas para el cambio. Falta menear la mata haciendo oposición de calle, dirigiéndola contra la “oligarquía roja”.
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Hay contradicciones entre el régimen y la sociedad. Hay también contradicciones dentro del régimen. Ambas están vinculadas. Profundizar estas contradicciones debe ser la tarea inmediata de una oposición verdadera, la que ya tiene claro que el desenlace se dará en la calle.
Existe una contradicción insalvable entre la oligarquía gobernante o “aristocracia roja” y la inmensa mayoría de los venezolanos. La “aristocracia roja” es el estamento minúsculo convertido en oligarquía. Son los mismos tipos gobernando durante catorce años. No hay caras nuevas. Siempre ellos, nada más ellos, sólo ellos. Forman la casta de los “nuevos ricos”, los asaltantes del poder, los que se han chupado los petrodólares, los que han saqueado a Venezuela robándole la renta petrolera a los pobres. Esta “aristocracia roja” nada en la abundancia. Su riqueza es obscena. Su ostentación, insoportable. Enfilar la lucha de clases contra la “aristocracia roja”, trasladando en contra suya el odio de los explotados y el resentimiento de los excluidos, que ya comienza a manifestarse espontáneamente, es fundamental para motivar la oposición de calle.  Al hacerlo así se hará evidente también la contradicción entre esta “aristocracia roja” y los chavistas pobres, a quienes hay que abrirles los ojos para que vean cómo han sido engañados y robados. Ellos, aunque lerdos, también piensan. Y ya surgen manifestaciones de que comienzan a pensar. Debemos montarnos en el discurso del difunto, que lo llevó al poder y lo mantuvo allí, para usar contra la “aristocracia roja” el odio y el resentimiento sembrado por él en su prédica constante. 
Con este fin hay que trasladar la lucha de lo electoral a lo social. Son muchos los motivos de protesta, pero todos tienen el denominador común: los únicos que viven bien son los miembros de la “aristocracia roja”. Los demás, sobre todo los pobres, somos sus víctimas. Los pobres viven en la escasez, mientras ellos viven en la abundancia. A los pobres no les alcanza el dinero para sobrevivir porque la inflación los arruina, mientras a la “aristocracia roja” le sobra dinero para comprar de todo y lo más fino. Los pobres hacen cola de madrugada en el mercado, para comprar una bolsita de lo que se consiga, mientras a ellos les llenan la despensa de regalo. A los trabajadores les dan un salario de hambre (US$76 al mes), mientras ellos perciben un sueldo astronómico y aún así roban porque son insaciables. Idéntica pensión (US$ 76) le dan a los viejos que los condena a la muerte de mengua si no tienen un hijo que los socorra. A los jóvenes les han secuestrado el futuro y por eso emigran. A las universidades les niegan los recursos que ellos se roban. Los hospitales están en el suelo mientras ellos se hacen ver en las mejores clínicas del extranjero. De nada vale estudiar y trabajar porque ellos ni estudian ni trabajan y están podridos de reales. Comprar un carro es imposible para el común de la gente pero ellos poseen tremendas naves, además con chofer. Al pobre le sale autobús destartalado en el cual lo asaltan. Recurre al metro y cuando llega viene hasta el tope y con retardo. A todos nos asaltan y a ellos no porque están protegidos y custodiados. No hay dólares para nadie más que ellos, que los compran por millones para tenerlos en paraísos fiscales. Todo negocio pasa por sus manos y si no los hacen suyo, piden su cuánto hay pa´eso. En un país que no tiene prevista una guerra, ni siquiera la justificada para recuperar el Esequibo, compran toda clase de armamentos, pero sólo para robar. Nunca usarán esas armas, pero sí los billetes que se embolsillan. En fin, se chupan toda la renta petrolera y sólo chorrean una miseria para los pobres, haciéndoles ver que es un favor. El favor que hace el ladrón si te devuelve la cartera vieja después que te ha dejado hasta sin cédula.
He aquí la clave para la motivación de la oposición de calle: transferir contra la “aristocracia roja” el odio y el resentimiento de los pobres, y hacer que todos los excluidos, sobre todo los universitarios y los jóvenes, los hagan suyos.
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lunes, 15 de julio de 2013

¿Qué hacer con un presidente sin partida de nacimiento?



Liberación Nacional y No-Reelección (35)



Hace tres meses fue proclamado presidente electo de la República el único candidato sin partida de nacimiento. Que todavía ejerza el cargo demuestra que no hay una autoridad que haga cumplir la Constitución.  ¿Hasta cuándo vamos a permitir que se nos exhiba ante el mundo como un pueblo pendejo que aguanta todas las burlas?

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Desde la Constitución de 1.830, que creó la República de Venezuela separada de Colombia, sólo podemos ejercer la presidencia los venezolanos por nacimiento. Nada más nosotros y exclusivamente nosotros. Como la nacionalidad venezolana era excluyente, ya que no permitía otra, no había nada que aclarar hasta la Constitución de 1961, lo que sí se hizo necesario en la Constitución del 99 vigente porque permite la doble nacionalidad. Se comprende entonces que expresa y categóricamente aclare y establezca que no pueden ejercer el cargo los venezolanos por nacimiento que tengan además otra nacionalidad. El que la Constitución repita en el Art. 227 lo establecido previamente en el Art. 41 subraya la voluntad manifiesta del constituyente de que la presidencia está reservada a los que somos, efectiva y únicamente, venezolanos por nacimiento. En cumplimiento de la Constitución es, por tanto, ineludible exigirle a los que sean postulados a la presidencia la prueba de cumplir con el requisito de ser venezolano por nacimiento y no tener otra nacionalidad, lo que se determina partiendo del acta de nacimiento, porque con ella se sabe dónde nació y quiénes son sus padres, esto último decisivo tanto para el supuesto de haber nacido en el extranjero de padres venezolanos como para haber nacido en Venezuela de padres extranjeros.

Ahora bien, desde hace meses, han surgido fundados indicios que hacen presumir que el señor Nicolás Maduro Moros no nació en Venezuela, ni tampoco es hijo de venezolanos. La presunción se fundamenta en el hecho de que no aparece su partida de nacimiento en el registro civil venezolano. No se la ha conseguido en ninguno de los lugares donde dice haber nacido y él mismo esconde la que seguramente tiene, lo que carece de sentido en cuanto lo perjudica. No encontrándose la partida en los registros venezolanos, surgió entonces la sospecha de que nació en Colombia y por eso allá se la ha buscado también infructuosamente. Falta únicamente revisar en Cuba.  ¿Será cubano por nacimiento, porque de corazón no cabe duda? Lo único cierto para el día de hoy: el señor Nicolás Maduro Moros es un presidente sin partida de nacimiento. Un caso insólito en el mundo que completa el ridículo que venimos haciendo desde la telenovela de la enfermedad y muerte del difunto.

Al no haber partida de nacimiento, no existe prueba legal del lugar y fecha de su nacimiento. Ni de quiénes son sus padres, sus nombres, domicilio y nacionalidad para aquella fecha; ni del vínculo entre ellos, si eran solteros, casados o divorciados; y si realmente se llama Nicolás y sus apellidos son Maduro Moros o son falsos los que aparecen en su cédula de identidad. Esto es inconcebible y sólo puede ocurrir en la Venezuela actual. Únicamente aquí se monta una burla semejante al pueblo venezolano, un modo irrefutable de que el mundo nos tenga por el pueblo más pendejo de todos.

No existiendo prueba alguna de que Maduro Moros es venezolano por nacimiento, y menos aún de que no tiene doble nacionalidad, ha sido presentada demanda de nulidad absoluta de su elección por esta causal de inelegibilidad.  EL TSJ no puede eludir un pronunciamiento al respecto. No le está permitido despacharlo con subterfugios y formalismos. Aquí, como en ningún otro caso, cabe la aplicación del precepto constitucional de que no se debe sacrificar la justicia por omisión de formalidades (Art. 217), ya que se trata de un asunto de supremo interés nacional. El TSJ está obligado a ordenar la exhibición de la partida de nacimiento de Maduro, sin perjuicio de que solicite al SAIME el expediente administrativo en el cual debe constar el documento presentado por él para la emisión de la primera cédula de identidad. Y con fundamento en esta prueba determinar si Maduro cumple con el requisito constitucional de ser venezolano por nacimiento y no tener doble nacionalidad. La sentencia de fondo no admite dilación. 

Si el TSJ demora la sentencia o se vale de subterfugios y formalismos para eludir pronunciamiento sobre la nacionalidad de Maduro, deberemos concluir que es un usurpador de la presidencia y proceder en consecuencia a restablecer la vigencia de la Constitución, apartándolo del cargo tal como ella lo ordena, sin temor a ser llamados golpistas, porque golpistas serían lo que convalidan y apoyan la usurpación.