Una vez más repito que no soy
amigo de Guaidó. Ni siquiera lo conozco. Y advierto que lo he criticado por
considerar que no ha actuado bien como Encargado de la Presidencia de la
República desde el 10 de enero 2019. Y no lo ha hecho bien por subordinarse al
jefe de su partido VP, lo que nunca debe hacer el que ejerza la Jefatura de
Estado lo cual reconocieron los partidos durante los 40 años de democracia
liberando de disciplina partidista al titular del cargo que lo ejercía a
plenitud. Y también por no haber hecho lo que procedía constitucionalmente:
separar, desde su asunción, el cargo ejecutivo Jefe de Estado del legislativo
Presidente de la AN tal como lo ha hecho la
Dra. Áñez en Bolivia. Y al no hacerlo se subordinó a los jefes de la MUD
exponiéndose a que sucediera lo que ha sucedido: el reparto de cuotas y
prebendas entre los partidos que forman el G4, en los cuales predomina el ansia
de dinero sobre la vocación de servicio al país.
Hago la aclaratoria para evitar
los equívocos en lo que voy a decir en los comentarios siguientes.
1.- Que el Presidente Legítimo de
la República contrate la organización y entrenamiento de un ejército
expedicionario que tenga por misión LIBERAR A VENEZUELA comenzando por derrocar
al usurpador del cargo para que él pueda asumirlo efectivamente como titular,
no constituye delito ni falta. Por el contrario, al hacerlo está cumpliendo el
deber que le impone la Constitución en el Art. 333 de restablecer su vigencia
efectiva por cualquier medio, porque el precepto constitucional no establece
modo ni condición alguna.
Jesús Antonio Petit Da Costa
ENCARGADURÍA 23 06-05-20
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