lunes, 29 de junio de 2015

Salirse de la encerrona parlamentaria



Liberación Nacional y No-Reelección (128)



Las elecciones parlamentarias no resolverán nada, porque el cambio sólo vendrá si repetimos el 19 de abril de 1810 forzando la renuncia de Maduro, la cual conlleva liberarnos de Cuba, causante de nuestra desgracia.
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Esta es la situación:
Tenemos un gobierno títere de Cuba, cuyo presidente es persona interpuesta de la monarquía comunista cubana, la cual tiene destacados aquí, como poder detrás del trono, a Ramiro Valdez, que dirige la política interior y de seguridad, y Orlando Borrego, que dirige la política económica. No he inventado estos nombres. Los confesó Maduro en su momento. En consecuencia, la primera tarea es recuperar la soberanía política y económica, para lo cual desde luego hay que comenzar por forzar la renuncia de Maduro y romper con Cuba. Sin soberanía no somos nadie ni decidimos nada. Las decisiones las toma Cuba y aquí las ejecutan los títeres, trayendo por consecuencia el desastre que estamos padeciendo: hiperinflación, escasez, empobrecimiento, envilecimiento de la moneda, inseguridad extrema, corrupción general, tiranía, abuso de poder, indefensión total y un larguísimo etcétera.  Toda nuestra desgracia tiene un nombre: Cuba. Echemos a Cuba de aquí, echando a sus títeres.
Las parlamentarias no nos sirven para lograrlo. Veamos porqué:
1.- En el supuesto negado por imposible (fraude y ventajismo descarados) de que el PSUV pierda la elección parlamentaria y de que la MUD deje de ser colaboracionista, puede la Asamblea Nacional destituir a Maduro? La respuesta es NO. No tenemos un sistema parlamentario en el cual se le puede revocar el mandato al presidente dándole un y las ganen los colaboracionistarevocar gente en la calle. de que el PSUV pierda las elecciones y las ganen los colaboracionistavoto de censura o negándole el voto de confianza, lo que obligaría a elecciones anticipadas (antes del vencimiento del período). Nuestro sistema político es presidencial. No admite voto de censura al Presidente de la República. Ni siquiera se le puede celebrar juicio político (“impeachment”) como en otros países. Sólo puede destituirlo el TSJ “por sentencia”. Nadie en su sano juicio puede esperar que esto ocurra. Por consiguiente, usted perderá su voto si cree el cuento chino de que habrá un cambio de gobierno en el supuesto negado por imposible de que el PSUV pierda las elecciones y las ganen los colaboracionistas. El único modo de que rescatemos la soberanía y salgamos de Maduro con su gobierno títere es que forcemos su renuncia con la gente en la calle. Y después, sólo después, elecciones parlamentarias, mejor aún: restablecida la vigencia de la Constitución del 61.
2.- En el supuesto negado por imposible de que los colaboracionistas dejen de serlo y decidan promover la destitución de Maduro para cambiar el gobierno y con este fin procedan a revocar el nombramiento de la Fiscal General o destituirla, ella recurrirá al TSJ, el cual declarará nulo el acto de la Asamblea Nacional. Supongamos que, por esos milagros de Dios, los colaboracionistas dejen de serlo y  decidan revocar el nombramiento de los magistrados recién electos del TSJ o destituirlos, ellos mismos declararían nulo el acto sin inhibirse.
3.- En el supuesto negado por imposible de que los colaboracionistas dejen de serlo y resuelvan desmontar el comunismo, el cual nunca han denunciado, derogando las leyes económicas que lo implantan mediante controles y sancionando nuevas. Entonces Maduro las vetará y el TSJ las declarará inconstitucionales.
4.- En el supuesto negado por imposible de que los colaboracionistas quieran intervenir en seguridad, defensa, policía y prisiones, y en todas las dependencias bajo control cubano, se encontrarán con que Maduro opondrá la inconstitucionalidad por ser materia reservada al Ejecutivo y el TSJ le dará la razón.
Convénzase. Los colaboracionistas lo conducen a una encerrona, en la cual usted resultará con una situación peor, con Maduro y Cuba poniéndole el mingo más lejos: en 2019, si acaso. Para librarse de la encerrona sólo queda la calle, valiéndose de la campaña electoral como pretexto. Hoy más que nunca resulta evidente que la salida está en calle.
Les recuerdo a Ledezma, López y Machado, ahora que están posicionados en la opinión pública porque han sido víctimas de la represión, el deber que tienen de honrar sus palabras (“la salida está en la calle”), con las cuales se diferenciaron de los colaboracionistas. ¿Cómo? Usando la campaña electoral para movilizar a Caracas, donde serán candidatos, con el fin de repetir el 19 de abril de 1810. Perderían el liderazgo ganado si regresan a las filas colaboracionistas con un discurso electorero. El que se regresa, pierde.

sábado, 27 de junio de 2015

GOBIERNO NO PIERDE ELECCIONES


“Gobierno no pierde elecciones.” Era un axioma político en Venezuela, derivado de la experiencia de todo el siglo XIX y la mitad del XX, a pesar de que, con el fin de que haya alternabilidad en el poder, se acordó: 1) Restablecer en 1936 la no-reelección inmediata, que había sido una constante constitucional desde 1830 para evitar el ventajismo extremo, lo que no impidió el fraude a favor del candidato del gobierno; y, 2) Consagrar, desde 1947, el voto secreto, que tampoco impidió el fraude con el tráfico de tarjetas de colores. En definitiva sólo ha habido dos excepciones al axioma: “gobierno no pierde elecciones”. La primera en dictadura (1952). La otra en democracia (1968 en adelante).
En 1952 había una dictadura militar, que convocó a la elección de una Constituyente en la cual ganó la oposición. Su victoria se explica por tres garantías electorales que fueron decisivas: 1) En el Consejo Supremo Electoral había representantes de los partidos legales de oposición (URD y COPEI), junto con miembros independientes de prestigio y autoridad moral, que garantizaron pulcritud en la votación y el escrutinio; 2) El voto secreto se emitía con tarjetas, lo que facilitaba el recuento en caso de impugnación; y, 3) El escrutinio en las mesas era público, con presencia de los vecinos, que constataban los votos por los colores de las tarjetas.
Quedó de entonces esta lección para aplicar tanto en dictadura como en democracia: 1) La única garantía de elecciones justas es la integración equilibrada del órgano supremo electoral, que incluya representantes de los partidos participantes, porque el que decide una votación no es el elector sino el que cuenta los votos. 2) La votación con tarjetas es la única que garantiza el derecho al recuento. Cito, como ejemplo, lo sucedido aquí con Germán Borregales y su partido MAN. Pidió recuento y se instaló durante tres meses en el CSE contando tarjetas de todo el país y así pudo demostrar que se había cometido fraude en su contra, por lo cual se le proclamó diputado.  
Cuando en 1963, ya en democracia, ganó el candidato de AD, que era entonces gobierno, resurgió al axioma: “gobierno no pierde elecciones.” Los partidos derrotados se dieron cuenta del fraude practicado mediante la compra de votos, utilizando un mecanismo que había sido ensayado en las elecciones de 1946 y 1947. Como los analfabetas tenían derecho al voto se estableció la votación con tarjetas de colores (blanca, verde, amarilla, roja, etc). Entonces los adecos le ofrecían dinero o materiales de construcción (cemento o zinc) al que, después de votar, le entregara todas las tarjetas excepto la blanca, en prueba de que había depositado ésta en la urna. Era igual a lo que hacía el PRI en México, donde lo aprendieron cuando estuvieron exiliados. Para evitar que en las elecciones siguientes se siguiera haciendo fraude de este modo, se adoptó una fórmula salomónica: el tarjetón, en el cual estaban impresas todas las tarjetas. De este modo el traficante de votos no podía exigir que le trajeran las tarjetas sobrantes para dar lo convenido. Así pudo ganar la oposición, no una sino cuatro veces (1968,1978, 1993 y 1998).
Todas las garantías electorales desaparecieron con Chávez y su banda:
1.- La garantía fundamental, que era un CNE integrado en forma equilibrada por independientes y representación proporcional de los partidos de oposición, fue eliminada y en su lugar tenemos un CNE con cuatro del gobierno y un colaboracionista, el cual funciona como el Ministerio de Elecciones, un órgano del Ejecutivo.
2.- La segunda garantía, que era la no-reelección inmediata, fue eliminada y sustituida por la forma extrema del ventajismo: primero la reelección inmediata y luego la reelección indefinida, a la cual han adherido los colaboracionistas que usurpan el rol de oposición. .
3.- La tercera garantía, que era el escrutinio público y el derecho al recuento, fue eliminado al suprimirse el voto mediante boleta o tarjeta, siendo imposible demostrar el fraude electrónico.
Finalmente, la compra de votos fue institucionalizada llamándosela “misiones”. No es asistencia social, ni la seguridad social universal e integral a que obliga la Constitución. Es el más descarado y voluminoso  tráfico de votos jamás habido en Venezuela.
Hoy más que nunca es verdad que GOBIERNO NO PIERDE ELECCIONES, como en efecto la tiranía comunista, servil a Cuba,  no ha perdido ninguna desde que eliminó las garantías electorales conquistadas progresivamente desde 1830 (no-reelección inmediata) para montar el sistema electoral más perverso por fraudulento que los venezolanos hayamos conocido.
En estas condiciones no hay posibilidad ninguna de salida electoral del horror que estamos viviendo. Sólo hay una vía: repetir el 19 de abril de 1810 y restablecer la vigencia efectiva de la Constitución del 61 para recuperar la democracia y con ella las garantías electorales que se habían conquistado. 

jueves, 25 de junio de 2015

Evitemos otra estafa política



Cuando era un muchacho se nos advertía a los provincianos recién llegados a Caracas sobre una modalidad de estafa que llamaban “paquete chileno”, no sé porqué y me disculpan los chilenos. Consistía en tentar la codicia del ingenuo de mentalidad campesina, induciéndolo al engaño de cambiar sus monedas u objetos de valor por una suma elevada de dinero en billetes que estaban supuestamente envueltos en un paquete que la víctima, cuidándose de un ladrón, no abría en público. Al hacerlo en su casa se encontraba con la sorpresa de que sólo era papel de periódico. 
Exactamente lo mismo hacen los colaboracionistas, que son estafadores políticos profesionales. Se presentan como amigos de la víctima, diciéndose de oposición, para inducirla al engaño que consiste en encallejonarla por la sola vía electoral, la cual semeja una manga de coleo sin  salida. Siempre el estafador se presenta con el mismo cuento: esta vez vamos a ganar, es seguro porque lo dicen las encuestas, si tú me das el voto te ganas libertad, democracia y bienestar, te haré rico en felicidad. No incurras en actos de rebeldía. Eso es malo. Sería tu perdición. Sólo hay un  camino: votar. Es lo único que debes hacer. Y siempre la víctima cae en el engaño, ilusionándose con la victoria. Al terminar la votación descubre que lo prometido sólo era papel de periódico. El estafador da una explicación. La de siempre: la culpa es de los que no cayeron en la estafa. De los que se abstuvieron de votar porque ya no se creen el cuento. Y con esta excusa quedan los estafadores muy tranquilos, esperando la próxima oportunidad electoral para repetir la estafa con el “paquete chileno electoral”.
Pero como cada día son más los que desconfían de los estafadores se han esmerado esta vez. Han montado una operación de mercadeo que les ha salido perfecta. Se ha iniciado con unas encuestas según las cuales es imposible perder esta vez. La ha continuado el CNE simulando que se resiste a convocar las elecciones parlamentarias por orden de Maduro, convencido (dicen y repiten) de que las perderá. Entonces los estafadores convocan a las víctimas para que exijan la fecha de la elección, es decir, la fecha en que serán estafados. No convocan al pueblo a exigir la renuncia de Maduro, que es lo que se impone por cien razones: la hiperinflación, la escasez, la inseguridad, la pérdida de la soberanía con Cuba, el comunismo, el militarismo, su ilegitimidad por el fraude y la nacionalidad, etc. etc. Nada de eso. Todo esto quedó pospuesto porque lo único que interesaba era la fijación de la fecha de la elección, cuando el pueblo será estafado otra vez con el “paquete chileno electoral.” Así, las víctimas trabajando para sus estafadores, demandan su derecho a ser estafados. Nada de pedir una policía electoral, un CNE imparcial. Nada de exigir una comisión internacional de vigilancia que impida la estafa. El pueblo quiere ser estafado y reclama su derecho a serlo, bajo la dirección y guía de los estafadores.
Demoró el gobierno el anuncio para crear el clímax colaboracionista, aprovechando la huelga de hambre de López y sus seguidores (creo que actuaron de buena fe pero la desproporción del sacrificio los venció). Cuando lo creyó alcanzado, anunció la fecha. Culminó la operación marketing. La clientela de víctimas está ganada para la estafa. Ya saben la fecha del “paquete chileno electoral”. Títeres y colaboracionistas creen que el mandado está hecho, vencida la resistencia. Pero seis meses da tiempo a una operación contraria a la montada. ¿Cuál sería? Convertir la campaña electoral en una movilización nacional que fuerce la renuncia de Maduro, lo que significaría deslinde y confrontación con títeres y colaboracionistas para evitar otra estafa política. Se haría direccionando la operación de marketing montada para aprovecharse de sus efectos, dirigiéndola a un objetivo concreto e inmediato: la renuncia de Maduro.
El espacio está abierto para los que se atrevan.
El objetivo: LA RENUNCIA DE MADURO.
La consigna: FUERA MADURO.

lunes, 22 de junio de 2015

Diputados de Cubazuela (y II)



Liberación Nacional y No-Reelección (127)


Repetir el 19 de abril de 1810 forzando la renuncia de Maduro con una movilización nacional en la oportunidad de las elecciones parlamentarias, es lo que debemos hacer.
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Es un hecho público y notorio que Venezuela perdió su soberanía, cedida graciosamente a Cuba por el difunto y su banda de traidores a la patria. Es un hecho público y notorio que Cubazuela, antes Venezuela, está gobernada desde La Habana por Su Majestad Raúl Castro, monarca en ejercicio, en quien abdicó su hermano Fidel, Rey Emérito, existiendo una situación semejante a la actual del Reino de España.  Es un hecho público y notorio que la monarquía comunista cubana tiene en Cubazuela un gobierno títere, obediente a sus órdenes en política interior y exterior, así como en la económica y en la social cuya finalidad es la implantación del comunismo. Es un hecho público y notorio que el gobierno títere, como todos los de su especie, es una tiranía, que concentra todos los poderes en uno solo, por lo cual todos estos poderes, sin excepción, son títeres de Cuba y como tales conforman la institucionalidad de Cubazuela. En consecuencia, todos los diputados son de Cubazuela, de la cual forman parte.
Establecida esta premisa, recurro a cuatro precedentes históricos para ilustrar lo que debería hacer la oposición cuando desplace a los colaboracionistas que usurpan su lugar. Veamos el primero. En 1810 había una crisis política del imperio español. Entonces la metrópoli, como medida de apaciguamiento, convocó a la elección de representantes de las colonias americanas ante las Cortes de Cádiz. En lugar de hacerlo, la clase dirigente de Venezuela decidió aprovechar la crisis para declarar la independencia forzando primero la renuncia del Capitán General y convocando enseguida el Congreso Constituyente que aprobó la primera Constitución. Aprendamos la lección: aprovechemos la crisis política y el colapso económico para forzar la renuncia del títere de Cuba en Cubazuela, primer paso hacia la ruptura de los lazos de sumisión y coloniaje, y después, pero sólo después, celebrar elecciones parlamentarias.
El segundo precedente lo tenemos en los sucesos de 1812. Este año fue promulgada la Constitución de Cádiz, inspirada en el liberalismo, la cual establecía la representación parlamentaria de las colonias. Para entonces los patriotas habían sido derrotados, pero ninguno se hizo colaboracionista postulándose para diputado. Si fueran políticos de esta época hubieran sobrado los candidatos, como sucede desde 2006, alegando que hay que ocupar los espacios. Ellos no lo hicieron y por ello los honramos como libertadores. Aprendamos la lección: en la lucha por la independencia hay que ser radical. Nada de colaboracionismo.
El tercer precedente lo tenemos en Fermín Toro. Después de asaltar Monagas el Congreso en 1848, como aquí Chávez en 1999, hizo elegir uno servil que constitucionalizó la tiranía estableciendo la reelección indefinida. Invitado Fermín Toro por el tirano para que aceptara ser diputado en su Congreso, su respuesta a los emisarios fue: “Díganle ustedes al general Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero Fermín Toro no se prostituye”. Aprendamos la lección: ser diputado en una tiranía y sobre todo convalidar explícitamente la reelección indefinida, haciendo uso de ella, es un acto de prostitución política, con mayor razón cuando el gobierno es títere de Cuba. No han aparecido hasta ahora los émulos de Fermín Toro que estén a su lado en la historia. Estamos esperando por ellos.
El cuarto precedente se remonta a 1952. En diciembre de este año Pérez Jiménez cometió fraude electoral alterando los resultados de la elección de la Constituyente que le habían sido adversos. Con la finalidad de que convalidaran el fraude, le propuso a los partidos legales de oposición (URD y COPEI) el 40% de las curules. Tanto Jóvito como Caldera rechazaron la oferta. Al primero lo expulsó del país, mientras al segundo lo mantuvo cercado hasta que salió al exilio. De haber sido políticos de esta época hubieran aceptado complacidos porque “hay que ocupar los espacios”, el pretexto de los colaboracionistas para convalidar los fraudes. La firmeza de aquellos líderes fue premiada por el pueblo: en apenas cinco años llegaron al poder ejerciendo liderazgo hasta la muerte. Aprendamos la lección: no convalidar el fraude electoral acerca al poder, porque el vicio de ilegitimidad desestabiliza al régimen.
Repetir el 19 de abril de 1810 forzando la renuncia de Maduro con una movilización nacional en ocasión de las elecciones parlamentarias y seguir las cuatro lecciones de la historia es lo que debemos hacer.
El objetivo:  LA RENUNCIA DE MADURO.
La consigna: FUERA MADURO.

domingo, 14 de junio de 2015

Diputados de Cubazuela (I)



Liberación Nacional y No-Reelección (126)

Téngase por diputado de Cubazuela, y por añadidura colaboracionista, al que acepta formar parte de la institucionalidad del gobierno títere de Cuba, integrándose a su Parlamento, en lugar de convocar al pueblo a repetir el 19 de abril de 1810, dos siglos después.
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Venezuela dejó de existir como república independiente al ser cedida la soberanía a Cuba por una banda de traidores a la patria todavía en el poder. Somos súbditos de Su Majestad Raúl Castro, titular de la Corona por sucesión dinástica determinada por su hermano Fidel, fundador de la monarquía comunista cubana.
En los años 60 Cuba intentó varias veces anexarse a Venezuela por las armas. Primero la invadió, siendo derrotada por el ejército patriota. Luego se valió del extravío de la izquierda, seduciéndola para la lucha de guerrillas. Igualmente sufrió la derrota por un ejército efectivamente profesional, además de patriota. Entonces cambió de estrategia. Visto que el ejército, por patriota y profesional, era el obstáculo, procedió a penetrarlo para convertirlo en lo contrario: traidor y mercenario. Con este fin infiltró en sus filas a agentes suyos adoctrinados. Cuando tenían mando de tropas, estos agentes, engañando a subalternos incautos, ensayaron otra vez la vía armada para tomar el poder absoluto, lo que harían disolviendo por decreto todos los poderes públicos, y de este modo, sin obstáculo institucional, podrían entregar Venezuela a Cuba. Lo intentaron el 04-02-1992 y de nuevo fueron derrotados por el ejército profesional y patriota. Visto el fracaso hubo otro cambio de estrategia. Se optó entonces por la vía electoral, lanzando de candidato al jefe de la traición. Lo lograron por dos motivos: el error de los gobernantes de no aceptar la propuesta de adelantárseles convocando una Constituyente, previa reforma constitucional, que inhabilitase también a los militares retirados para la presidencia y a la perfidia del candidato que ocultó su calidad de agente cubano, lo que vino a descubrirse después.
Tomado el poder por el agente cubano, tuvimos un gobierno títere dirigido desde La Habana por Fidel en persona, quien puso en ejecución el plan de convertir a Venezuela en Cubazuela. El plan consta de tres etapas. La primera tuvo por objetivo la destrucción de la institucionalidad democrática que fue reemplazada por una fachada de instituciones serviles a la voluntad de Cuba comunicada por medio del tirano. Con esta finalidad fue convocada de urgencia una Constituyente, obviándose el trámite previo de la reforma constitucional y desacatando la orden judicial al constituirse como plenipotenciaria. Esta Constituyente arrasó con los posibles obstáculos institucionales a la cesión de la soberanía a Cuba. Para impedirlo sólo quedaba el pueblo. Representado por una alianza de clases: trabajadores sindicalizados (CTV-Ortega), empresarios nacionalistas (Fedecámaras-Carmona) y profesionales universitarios (Gente de Petróleo y gremios), se rebeló contra el felón obligándolo a renunciar el 11-04-2002. Aquella gesta inolvidable terminó en fracaso porque una sola clase quiso apropiarse del poder, excluyendo a las otras dos, y con este fin pretendió moldear las instituciones conforme a sus intereses, que esa era la intención de los decretos arbitrarios, en lugar de restablecer la vigencia efectiva de la Constitución del 61, como punto de partida para los cambios que demandaba la situación.
El gobierno títere se consolidó, después del revocatorio y de la desobediencia civil expresada en la abstención masiva de 2005, cuando los colaboracionistas pasaron a ocupar el lugar de la oposición usurpándolo. Fue en 2006. Desde entonces estamos en Cubazuela. Recordemos que Venezuela es un despectivo puesto por los conquistadores, porque no consiguieron una Venecia de palacios sino de palafitos. Del mismo modo Cubazuela es un despectivo, porque nuestro país es ahora otra Cuba, pero ultrajada por subalterna de la verdadera.
Cubazuela tiene, no sólo un gobierno títere, sino toda una institucionalidad títere. De las elecciones parlamentarias salen electos diputados, no de Venezuela que ha muerto, sino de Cubazuela. Lo serán de Venezuela cuando la resucitemos liberándola de Cuba, lo cual exige repetir los sucesos del 19 de abril de 1810. Entonces el pueblo de Caracas obligó a Emparam, el Capitán General, puesto por el Rey de España, a renunciar e irse del país. Ahora lo planteado es una movilización nacional para hacer renunciar a Maduro, puesto por la monarquía comunista cubana a la cual sirve.
Téngase, pues, por diputado de Cubazuela, y por añadidura colaboracionista, al que acepte formar parte de la institucionalidad del gobierno títere de Cuba, integrándose a su Parlamento, en lugar de convocar al pueblo a repetir el 19 de abril de 1810, dos siglos después.
El objetivo: LA RENUNCIA DE MADURO.
La consigna: FUERA MADURO.

lunes, 8 de junio de 2015

Burundanga parlamentaria para que el pueblo no se rebele




Liberación Nacional y No-Reelección (125)


Como los colaboracionistas usurpan el rol de la oposición desvían al pueblo hacia el objetivo inocuo de fijar la fecha de las parlamentarias, en lugar de movilizarlo para forzar la renuncia de Maduro
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Estamos sufriendo una crisis económica pavorosa, que nos empobrece cada día más. El bolívar ha pasado de 550 por dólar en 1999 a 420.000 en 2015. El salario mínimo, que devenga el 50% de los trabajadores formales (que son menos de la mitad de la fuerza de trabajo), es de 15 dólares por mes. Somos víctimas de una hiperinflación, que nos castiga encareciendo todos los días alimentos, medicinas y cuanto necesitamos en el hogar y en el trabajo. Peor aún, muchos ni siquiera se consiguen. Hay una escasez creciente. Escasea todo, hasta el papel higiénico. Hay que andar cazando lo que aparece. La vida del venezolano es una permanente angustia  para sobrevivir, haciendo colas y yendo de un sitio a otro buscando lo que necesita. Hemos perdido la calidad de vida. Para completar la delincuencia desbordada nos asalta en la calle y en la casa. No tenemos sitio seguro. Estamos en permanente zozobra. Algo espantoso, que nunca había pasado. Esto no es vivir. Y, para mayor desgracia, nos seguimos hundiendo sin que veamos piso que nos detenga. Hemos caído en un agujero negro.
En otros tiempos el país estaría sacudido por protestas, manifestaciones, huelgas, insurrecciones, alzamientos. Cualquier otro país estaría incendiado de un extremo a otro. ¿Porqué Venezuela no lo está? Porque desde 2005 no hay oposición. Su lugar está ocupado por los colaboracionistas. Si hubiera oposición tendría el pueblo en la calle exigiendo la renuncia de Maduro. La mejor prueba, si faltara alguna, de que son colaboracionistas está en que protegen a Maduro demandando únicamente que fije la fecha de las elecciones parlamentarias. Si fueran oposición diríamos, viendo lo que piden, que son bobos o ineptos. Tienen el poder a la mano bastando un empujón para sacar a Maduro por el descontento general y salen con esa pendejada? Lo hacen por colaboracionistas. A cambio reciben una recompensa en carguitos que hacen suyos de por vida disfrutando de la reelección indefinida. Porque ninguno renuncia a la reelección. Todos los colaboracionistas son enchufados vitalicios.
Para ayudar a Maduro los colaboracionistas le están echando “burundanga parlamentaria” al pueblo. Una cosa es valerse de la oportunidad de las parlamentarias para provocar la movilización nacional que fuerce la renuncia de Maduro, primer paso para la toma del poder y hacer el cambio radical y profundo que reclama el país (que es lo que sugiero a Ledezma, López, Machado y Ceballos si quieren aprovechar la oportunidad de su vida), y otra muy distinta echarle “burundanga parlamentaria” al pueblo para que espere pasivamente, pasando trabajo, la elección de los diputados como si fuera el remedio para sus males, cuando la primera dosis para curarlo sería que salga Maduro.
Si fueran sinceros los colaboracionistas le habrían ahorrado al pueblo, sin esperar parlamentarias, el sufrimiento padecido durante los dos años transcurridos desde 2013 cuando legitimaron la elección fraudulenta de Maduro. Entonces se negaron  a desconocer su elección y pactaron seguir siendo comparsa. Todo el sufrimiento del pueblo desde aquella fecha es culpa de los colaboracionistas. Todo lo que usted, estimado lector, viene sufriendo desde aquella fecha es culpa de los colaboracionistas. Antes tuvieron la oportunidad de desconocer a Maduro por sucesión inconstitucional, la cual explica que haya ocultado el acta de defunción de Chávez, prueba legal de la fecha, lugar y causa del fallecimiento. También tuvieron la oportunidad de desconocer la legitimidad de Maduro por faltarle el requisito de la nacionalidad, lo cual explica que  haya ocultado la partida de nacimiento. Se negaron diciendo que era asunto irrelevante. Cómo va usted a creerles ahora si ellos son los culpables de todo lo que usted ha sufrido en estos dos años, de su empobrecimiento y de sus angustias. Ellos son los culpables por colaboracionistas, porque si entonces hubieran actuado haciendo oposición tendríamos otro gobierno y viviríamos en una etapa de liberación, reconstrucción y regeneración del país, de esperanza e ilusiones de cada uno de nosotros. Estaríamos saliendo de abajo y sobre todo nuestros hijos y nietos sentirían que tienen futuro y no se irían del país dejándonos solos. Ah malhaya de estos colaboracionistas.
El objetivo: LA RENUNCIA DE MADURO
La consigna: FUERA MADURO
Recordatorio: López, Ledezma y Ceballos están presos para obligarlos a regresar a las filas colaboracionistas. El que regrese, pierde.