martes, 28 de abril de 2020

UNA TRANSICIÓN DE MANO DURA USANDO CONTRA ELLOS EL MISMO GARROTE


Antes de comenzar, advierto que este artículo como los anteriores y siguientes recogen mis reflexiones y consejos anticipados a los que serán actores de la nueva etapa política.

Ya sabemos que, no habiendo aceptado Maduro la oferta de Estados Unidos de un Gobierno bipartito de Emergencia Nacional como salida pacífica, la transición a la democracia llegará forzosamente por una de estas dos vías:

1.- Rebelión de los mandos militares medios, adelantándose a una intervención militar extranjera, visto que nada se gana con prolongar esta agonía hasta lo inevitable; ó

2.-Intervención militar por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, ahora inevitable por el desafío de entregarle la industria petrolera venezolana a Irán y el terrorismo islámico, agravado por haber nombrado para esta tarea al primer acusado de narcoterrorismo por la justicia de aquel país.

Las dos vías serán violentas. No podrán ser de otra manera. Como consecuencia la transición tendrá que ser una etapa de gobierno de mano dura, de limpieza y depuración de las instituciones y de la sociedad. Sólo así se podrá liberar a Venezuela de Cuba, del comunismo, del terrorismo islámico, de las bandas paramilitares y de delincuentes comunes (pranes) y sobre todo de los carteles del narcotráfico, para poder echar las bases de una democracia moderna, honesta y duradera. Tarea muy diferente a las anteriores transiciones de una tiranía militar clásica a la democracia, sin mayores traumas.

Tendrá que ser, pues, una transición autoritaria de mano dura para imponer la ley y el orden, acabando con el bandolerismo del crimen organizado, por lo cual debemos mantener durante la misma a la Constitución vigente de 1999 porque, como lo enseña la experiencia, las cosas se desmontan del mismo modo que se montaron. Y en verdad no hay peor cuña que la del mismo palo. Con la misma Constitución que acabaron con la democracia acabemos con la narcotiranía comunista que sirve de títere de Cuba, en alianza con el terrorismo islámico. Démosles con el mismo garrote con que nos han dado durante 21 años.

Cumplida la tarea, no antes, procederá aprobar una nueva Constitución, la que regirá a la democracia venezolana del Estado de Bienestar correspondiente a la sociedad del conocimiento.

A cómo organizar el gobierno de mano dura para esta transición me referiré en el siguiente artículo. Y en el mismo responderé a los que seguramente están diciendo: Guaidó no es el hombre para esta tarea. Advierto una vez más que no soy su amigo, ni siquiera lo conozco personalmente. Sólo que como nací en el campo aprendí que el buey ara según la yunta que se le ponga. Y en política yunta significa junta.

Jesús Antonio Petit Da Costa


GOBIERNO DE TRANSICIÓN 5        27-04-20 


lunes, 27 de abril de 2020

EL PAÑUELO EN LA NARIZ



Comenzaré por recordarle a los que justificadamente están contra la idea de que Guaidó sea el Presidente del Gobierno de Transición una frase pronunciada por Rómulo Betancourt en 1936. Muerto Gómez, le sucedió constitucionalmente el General López Contreras, un gomecista fiel. Había acompañado al tirano durante los 27 años de la tiranía. La juventud universitaria se resistía a aceptarlo. Pero siendo como eran el único movimiento político organizado no tenían fuerza para impedirlo. Entonces Betancourt dijo: “Lo aceptaremos con un pañuelo en la nariz.” 35 años después Betancourt celebró la incorporación de López al Senado como Senador Vitalicio en reconocimiento a que intentó la transición a la democracia.

Guaidó tiene ahora igual que López entonces: la legitimidad constitucional para ejercer la presidencia del Gobierno de Transición, puesto que ya es el PRESIDENTE LEGÍTIMO juramentado como Encargado y como tal reconocido por la OEA, la UE y 60 países. Entonces no hay nada que discutir al respecto. Es verdad que Guaidó igual que López tiene un pasado que genera el rechazo de muchos. Durante su interinato se ha plegado a los colaboracionistas de la MUD-G4. Pero Guaidó igual que López podría alegar en su descargo que era la única manera de sobrevivir políticamente, porque ellos controlan la AN. Sin partido, porque el suyo tiene jefe (el de López era Gómez, el de Guaidó es otro López), sin liderazgo propio, puesto allí por una jugada del destino (para López la muerte de Gómez, para Guaidó la usurpación de Maduro y la rotación en la presidencia de la AN) debe sentirse nadando un mar proceloso careciendo de la veteranía de un político fogueado. La vida y la historia me enseñan que todavía no conocemos al Guaidó con poder propio. Como nadie supo quién era realmente López hasta que mandó a matar a Eustoquio Gómez y se liberó del gomecismo duro. En la transición sabremos quién es el verdadero Guaidó. Pero para asegurarnos que no sea igual o peor que el actual hay un remedio: forzarlo a un gobierno colegiado con los jefes de la rebelión cívico-militar. Contamos con dos aliados: Estados Unidos y la Unión Europea que se han manifestado en este sentido, que el Gobierno de Transición por ahora llamado de Emergencia Nacional debe ser colegiado. Y lo ha propuesto el mismo Guaidó llamándolo Consejo de Estado, denominación constitucionalmente impropia.

Si Guaidó forma Gobierno de Transición con los radicales jefes de la insurrección, terminará como López recibiendo los honores. Pero si forma Gobierno de Transición con los mismos mercaderes de la política que son los de la MUD-G4 no nos pondremos pañuelo en la nariz para derrocarlo. Toda la ofensiva de calle que no recibe hoy porque no tiene poder, la recibirá total y frontalmente. Y su paso por la política será una página de la historia que esta generación y la siguiente leerán con un pañuelo en la nariz.

Jesús Antonio Petit Da Costa


GOBIERNO DE TRANSICIÓN 4          27-04-20

INSISTO SOBRE LA PRESIDENCIA DEL PRÓXIMO GOBIERNO DE TRANSICIÓN



 La destitución del general Quevedo en PDVSA y el nombramiento de Ministro de Petróleo de Tareck El Aissami, requerido por  Estados Unidos como narcoterrorista vinculado a Hezbollah, coincidiendo este nombramiento con la entrega del Complejo Refinador de Paraguaná a Irán, son indicios de que nos acercamos a un desenlace por una de estas vías: 1) Rebelión de los mandos medios militares con posible reclutamiento de mandos superiores, visto que han perdido el manejo directo del negocio petrolero; ó, 2) Intervención militar de una coalición internacional de Estados Unidos en respuesta al desafío de entregar el petróleo venezolano a Irán y al terrorismo islámico.

Estos acontecimientos dan mayor vigencia a mi consejo de que nos preparemos para la transición. La experiencia de 2002 nos obliga a tener claras las ideas de lo que debe hacerse para el éxito. Y lo primero saber cómo estructurar el gobierno de transición. Es obvio que en cualquiera de las dos vías:

1.- El Presidente de la República y, por tanto, presidente del gobierno de transición, debe ser un civil por dos razones: a) los militares están impedidos por la Constitución para ejercer el cargo; y, b) si lo asume un militar será considerado un golpe militar por la comunidad internacional.

2.- Ya hay un civil juramentado y reconocido por la OEA, la UE y 60 países como Presidente de la República. Es el ciudadano Juan Guaidó. Poner a otro es, primero, perder un tiempo precioso solicitando el reconocimiento internacional y, segundo, exponernos al fracaso y todo se venga abajo si no se consigue.

Con Guaidó tenemos la ventaja de que se trata de instalar al PRESIDENTE LEGÍTIMO en su cargo, lo cual hace del acto de fuerza (sea rebelión militar o intervención extranjera) en CONTRAGOLPE CONSTITUCIONAL fundamentado en el Art. 333 de la Constitución.

Advierto que no soy amigo de Guaidó. Ni siquiera lo conozco personalmente, de trato y comunicación. Aún más, considero que no lo ha hecho bien hasta ahora. Pero no podemos cambiar de caballo a mitad del río. Consejo sencillo que me dieron en mi pueblo cuando muchacho. Apartemos la pasión y pensemos con mente fría.

Este artículo y los siguientes sobre el Gobierno de Transición es una invitación a reflexionar y tener las ideas claras para que no se repitan los sucesos de 2002, único caso en la historia nacional de que una rebelión cívico-militar que ha tomado el poder lo pierde. A ninguna de las anteriores le sucedió y a la que viene no debe sucederle.

Jesús Antonio Petit Da Costa


GOBIERNO DE TRANSICIÓN 2A       27-04-20



viernes, 24 de abril de 2020

BASTA CUALQUIER ACCIÓN DE FUERZA PARA EL ESTALLIDO


Respecto a las protestas que se van produciendo todos los días, repito lo que dije antes: Por desgracia, ningún partido o movimiento político de oposición se organizó para provocar y dirigir la rebelión popular. Llegado este momento todos están en actitud pasiva porque ningún partido o movimiento de oposición siquiera agita al pueblo. En consecuencia, no cabe esperar que haya rebelión popular. Tal vez un estallido social que sería anárquico, sin dirección política. Se evidencia en las protestas por escasez de gasolina, gas, agua, electricidad y alimentos. Son reacciones locales. No se ven líderes que encaucen las protestas  hacia la insurrección.

Cuando lo dije tuve la ilusión de que un partido o movimiento político se diese cuenta de que la vía de la rebelión popular estaba abierta para el interesado en dirigir la transición. El líder de la rebelión popular sería el líder de la transición, por encima de todos los demás, porque arrastraría el apoyo de los mandos medios militares que, como se observa, están como los civiles que protestan: sin liderazgo para la rebelión. No ha cuajado la rebelión popular por falta de un liderazgo que la organice y dirija con este fin, apartándose definitivamente de la vía electoral y pacifista. No ha cuajado la rebelión militar por lo mismo: falta de liderazgo, y además por la inexistencia de aquélla, la cual ejercería influencia determinante en los militares que no pertenecen al Cartel de los Soles.

Pero sigo creyendo en que, corriendo el plazo para una intervención militar extranjera que eliminaría la FANB,  hay mayor probabilidad de una rebelión militar cuyo éxito está garantizado porque en una situación como la que vivimos basta una acción de fuerza contra la narcotiranía, cualquiera pero que sea contundente, para el estallido popular en su apoyo, arrasando con todo lo que se le oponga. Sería como rasgar un fósforo en un mar de gasolina. De la narcotiranía no quedaría mono con gorra.

Jesús Antonio Petit Da Costa


ENCARGADURÍA 20                            24-04-20





sábado, 18 de abril de 2020

No tiene sentido prolongar esta agonía interminable


En circunstancias como la actual, que acumula todas las condiciones objetivas y subjetivas para una rebelión popular o un estallido social, porque es la suma de todas nuestras desgracias (EL VIRUS CHINO ES LA CORONA), las perspectivas inmediatas son:

1.- Maduro abandona el poder y el país.

2.- Salida de Maduro negociada con el Alto Mando Militar.

3.- Derrocamiento de Maduro por los mandos militares intermedios.

4.-  Intervención militar extranjera.

1.- ABANDONO DEL PODER Y DEL PAÍS: Por desgracia, ningún partido o movimiento político de oposición se organizó para provocar y dirigir la rebelión popular. Llegado este momento todos están en actitud pasiva porque ningún partido o movimiento de oposición siquiera agita al pueblo. En consecuencia, no cabe esperar que haya rebelión popular. Tal vez un estallido social que sería anárquico, sin dirección política. Se evidencia en las protestas por escasez de gasolina, gas, agua, electricidad y alimentos. Son reacciones locales. No se ven líderes que encaucen las protestas  hacia la insurrección.

Al no haber rebelión popular, como en 2002, Maduro no tiene motivos para abandonar el poder y el país. Maduro no es un patriota ni un estadista que espontáneamente contribuye con su renuncia a la solución de la crisis terminal que padece el país. Maduro tiene alma de caporal, que como tal fue escogido y puesto por Cuba para que le sirva de títere en la tiranía sobre los venezolanos. Es un espíritu rudimentario, incapaz de un gesto para su redención en la historia porque no tiene vida  interior. Descarto, pues, la renuncia de Maduro en estos momentos. Pero no así su salida que la considero inevitable, por una de las tres vías a continuación.

2.- SALIDA NEGOCIADA CON LOS MANDOS SUPERIORES DE LA FANB: Me he preguntado: porqué los mandos superiores de la FANB no han derrocado a Maduro? Muchos me dicen: porque se están enriqueciendo. Mi respuesta: ya están ricos. Sospecho otro motivo: Maduro, enseñado por Chávez, tiene el expediente de cada uno que, si lo derrocan y entregan, lo mostrará ante la autoridad judicial de Estados Unidos. Esta es la atadura que les tiene. No creo que haya otra. Por consiguiente, no espero que los mandos superiores derroquen a Maduro. Pero pueden negociar su salida para que vaya a vivir al extranjero (dicen que Maduro compró villa en España, no quiere vivir en Cuba, me imagino porqué), quedando todos en sana paz.

3.- DERROCAMIENTO: Los mandos intermedios de la FANB pueden tomar la decisión de derrocar a Maduro visto que carece de sentido prolongar una situación insostenible porque no tiene salida, constituyéndose en una agonía interminable. Esta oficialidad, además de ganar poder con el apoyo popular al derrocamiento, pueden cobrar de recompensa una millonada de dólares.

4.-INTERVENCIÓN MILITAR EXTRANJERA: La intervención militar extranjera, cuyo plazo está corriendo desde el día en que Maduro no aceptó la última oferta que le hizo Estados Unidos. Es un plazo concedido, no a Maduro cuyo destino está declarado (enjuiciamiento en Estados Unidos), sino a los militares para salvar la institución militar venezolana y salvarse ellos mismos. Como dice un analista político: “la flota desplegada en el Caribe no puede regresar a sus bases con las manos vacías.”

Jesús Antonio Petit Da Costa


ENCARGADURÍA 19                            18-04-20





lunes, 13 de abril de 2020

EL GOBIERNO COLEGIADO DE TRANSICIÓN



Preparémonos para la transición. En ningún momento ha sido tan inevitable. Por ello cualquier día amaneceremos en ella. No nos sorprenda sin plan. No admite improvisación la que será la más difícil de las transiciones de nuestra historia.

Comencemos por discutir la estructura del gobierno de transición. Para resolver la cuestión debemos partir del fundamento constitucional del gobierno de transición. Está en el Art. 333 de la Constitución que ordena a civiles y militares restablecer su vigencia efectiva, poniendo fin al acto de fuerza o golpe de Estado que ha sido la usurpación de Maduro. La instauración del gobierno de transición sería, por tanto, el cumplimiento del deber constitucional consistente en repeler el Golpe de Estado del usurpador con el Contra-Golpe Constitucional que restablece la constitucionalidad. En consecuecia, el derrocamiento de Maduro no sería un Golpe de Estado sino un Contra-Golpe Constitucional en cumplimiento de la Constitución. Presentado así el gobierno de transición tendrá garantizado el reconocimiento de todos los países democráticos, que de antemano han calificado a Maduro de usurpador.

Puesto que se trata de restablecer la vigencia de la Constitución el gobierno de transición no puede constituirse como Consejo de Estado, ya que el previsto en el Art. 251 es un órgano de consulta y no de gobierno. Entonces la propuesta de Guaidó para un Gobierno de Emergencia no se ajusta a la Constitución, cuyo restablecimiento se pretende, la cual establece el sistema presidencial de gobierno. Y el sistema presidencial previsto en ella es unipersonal: un solo Presidente de la República. Y sucede que más de 60 países democráticos han reconocido a Guaidó como el Presidente Legítimo, desde luego con el carácter constitucional de Encargado hasta la elección del titular del cargo. Entonces lo procedente es que el ciudadano Juan Guaidó presida el gobierno de transición por estar ya reconocido como Jefe de Estado en su condición de Encargado de la Presidencia de la República. No hay que inventar para no repetir lo que sucedió en 2002.

Pero Guaidó tampoco puede ponerse necio y, en consecuencia, debe aceptar un gobierno colegiado “de hecho”. Los gobiernos de transición de 1945 y 1958 fueron colegiados y todos sus miembros fueron co-presidentes, pero eso fue posible porque la Constitución fue reformada a la fuerza por tratarse de un Golpe de Estado. En este caso, no se puede hacer lo mismo porque se trata de restablecer la vigencia de la Constitución. Entonces lo adecuado sería inspirarse en la forma de gobierno de los países donde rige el sistema parlamentario, adaptándolo a la singularidad de la transición venezolana. Así Guaidó sería Jefe de Estado, el Vice-Presidente Ejecutivo semejaría a un Primer Ministro, completando la colegiatura con cinco Super-Ministros: el de Defensa y los cuatro representativos del Gabinete de Seguridad, Economía, Social, Infraestructura. Puede servirnos de antecedente la Junta Revolucionaria de Gobierno de 1945, cuyos miembros, con excepción del Presidente, eran todos ministros. 

En resumen: 1) Guaidó debe presidir el gobierno de transición como Jefe de Estado. No puede ser otro. Si ponemos otro se viene todo abajo como en 2002; y, 2) Pero Guaidó debe aceptar el gobierno colegiado compartiéndolo con un jefe militar y 5 personalidades civiles que le den solidez al gobierno de transición. Sólo no puede. Y si se pone agalludo y necio, o se deja manipular como hasta ahora, lo tumban perdiéndolo todo y malogrando esta oportunidad.

Jesús Antonio Petit Da Costa


GOBIERNO COLEGIADO DE TRANSICIÓN     13-04-20  



jueves, 9 de abril de 2020

EN POLÍTICA SE PUEDE Y DEBE PROVOCAR LA TEMPESTAD


El eminente sociólogo, Prof. Ramón Piñango, ha publicado este acertado twitter refiriéndose a la situación actual: “En el Mar de los Sargazos, calma chicha. ¿Se moverá el barco del país? ¿Qué viento lo moverá ¿Con qué rumbo?”.

Como ahora no se enseña geografía e historia, permítanme aclarar que el Mar de los Sargazos, descrito por Colón en su primer viaje, es un sector del Océano Atlántico tapizado por un bosque marino superficial de algas y planctons, el cual se caracteriza por la frecuente ausencia de vientos o corrientes marinas, lo que se llama “calma chicha”:  estado de la atmósfera cuando no hay viento y del mar cuando no hay olas.

Un escritor mexicano describió lo que significa para los marinos de mar y tierra, como somos todos: "Hablar de calma chicha es hablar de la quietud. Pero no de esa que cura la fatiga, no de esa que abre espacios a la meditación, no de la que es remanso en la turbulencia de la vida. Hablar de calma chicha es hablar de la otra quietud, la que desespera, en la que no hay negro ni blanco, ni frío ni calor, ni bien ni mal, la que sabe a muerte".

La expresión se trasladó a los fenómenos atmosféricos de las costas, donde la “calma chicha” precede a la tempestad. Podría suscribir estas palabras ajenas y aplicarlas a las costas corianas: “Calma chicha se llama la calma que antecede la tormenta. Eso lo aprendí de niño. Nací a metros del mar. Calma chicha es una expresión que oí de niño. Y conozco su realidad. La he vivido.” Hoy la siento, como el Prof. Piñango. En Venezuela hay una asfixiante y desesperante calma chicha.

Se inició la calma chicha en el momento en que el gobierno de Estados Unidos debió darle prioridad a la atención de sus ciudadanos ante la pandemia. Entonces Guaidó recurrió a los remos a ver si se le movía el barco de la transición. Inventó el Gobierno de Emergencia. No consiguió remeros. Quedó estancado en el Mar de los Sargazos, donde permanece. Mientras Maduro ya sin futuro, sobrevive por el virus chino que centró la atención general.

A diferencia de la atmósfera, en la política la tempestad se puede provocar y, en casos como el nuestro, se debe provocar. Dejando que Maduro cargue con la emergencia sanitaria del virus chino para que, en lugar de su salvación, sea su derrumbe. ¿Cómo? Hagan oposición como la harían los comunistas si los demócratas fueran gobierno. Agitación, agitación y más agitación. Dejen de ser políticamente correctos. Dejen los escrúpulos. Y abandonen el debate jurídico. Ubíquense en el terreno social. Háblenle al estómago de los hambrientos, al corazón de enfermos y familias de fallecidos, al cerebro de los que piensan. Hablen al estómago, al corazón y al cerebro de todos y provoquen el estallido de la rabia. Aprendan de los comunistas a hacer oposición, que es lo único que saben hacer.

Al país lo moverá una de estas dos tempestades: por sotavento, la rebelión militar antes de la intervención extranjera si los militares aprovechan, para salvarse, la calma chicha provocada por el virus chino; o por barlovento, el estallido de la rebelión popular, cuyas primeras manifestaciones en las gasolineras prueban que el pueblo desarmado puede hacer correr a los militares de la narcotiranía. Basta que la oposición haga oposición como la hacen los comunistas. Algún día los demócratas deben dejar de ser pendejos puritanos.

Jesús Antonio Petit Da Costa


ENCARGADURÍA 17                           08-04-20 



lunes, 6 de abril de 2020

ABRAN LA TEMPORADA DE CAZA DE CORRUPTOS


La “cúpula podrida” del gobierno títere de Cuba en Venezuela, representativa del castro-comunismo chavista, está siendo reclamada por la justicia de los Estados Unidos para ser enjuiciados sus miembros por narco-terrorismo, delito encubierto políticamente por ellos con el pretexto de arma de guerra asimétrica contra aquel país.

Con este reclamo judicial tenemos resuelto previamente un problema que se nos hubiésemos presentado durante la transición: qué hacer con esta “cúpula podrida”? Ya sabemos qué hacer: montarlos a todos sus miembros en un avión con rumbo a Estados Unidos y entregarlos a sus tribunales. Resuelto el problema.

Quedaría pendiente algo que nos compete e interesa: recuperar lo robado por ellos, por sus socios y por sus colaboradores a Venezuela. Es una tarea que debemos iniciar de inmediato. ¿Cómo? Declarando abierta, para venezolanos y extranjeros, la temporada de caza de corruptos castro-comunistas chavistas. Darle prioridad a la caza de las piezas mayores, que son los miembros de la “cúpula podrida” ya identificados, sin que ello obste la caza simultánea de todos los enriquecidos ilícitamente durante la narco-tiranía desde 1999.

Ya en 1996 con motivo de los delitos financieros que provocaron la crisis de los 90, propuse con el título de AGENDA DE LA JUSTICIA POPULAR CONTRA LA CORRUPCIÓN las medidas a tomar entonces y aplicables ahora. Las resumo:

1.- Ofrecer una recompensa a los venezolanos y extranjeros que suministren información que permita localizar y recuperar bienes pertenecientes a los corruptos y sus testaferros, tanto en Venezuela como en el extranjero. La recompensa sería no menor del 25%. En el caso de la “cúpula podrida” podría elevarse a 33% (un tercio de su riqueza malhabida).

2.- Ofrecer además el sobreseimiento de la causa a los de menor jerarquía que colaboren efectivamente con la justicia en la obtención de las pruebas que sirvan para incriminar a los capos o superiores jerárquicos suyos y para recuperar lo robado por ellos. 

Estas dos medidas sencillas explican el éxito de la justicia de Estados Unidos en el combate contra los delitos financieros, terrorismo y narcotráfico; de Colombia en el combate contra el narcotráfico; y de Italia en el combate contra la corrupción política (Operación Manos Limpias). 

He aprendido que los corruptos no temen a la cárcel porque tienen con qué comprar jueces y fiscales. Le temen a la confiscación de sus bienes. Hay que atacarlos por el bolsillo. 

Propongo entonces:

1.- Que, abierta como ha sido por Estados Unidos la temporada de caza de la “cúpula podrida” del gobierno títere de Cuba en Venezuela, Guaidó declare abierta también la temporada de caza de todos los corruptos.

2.- Que a los candidatos a participar en la caza de todos los corruptos los exhorte a ir acumulando y completando la información sobre la pieza escogida para presentarla apenas se instale el gobierno de transición, en la forma y ante la autoridad que se le indique, a los fines de garantizarle la recompensa.

Jesús Antonio Petit Da Costa


 ENCARGADURÍA 16                        06-04-20   

 

domingo, 5 de abril de 2020

AMNISTÍA PARA LOS MILITARES QUE DERROQUEN A MADURO


La propuesta de Estados Unidos apoyado por la OEA, el Grupo de Lima y la Unión Europea: 1) Guaidó y Maduro se apartan; 2) Asume el Gobierno un Consejo de Estado; y, 3) Enseguida se celebran elecciones: presidencial y parlamentarias, fracasó porque Maduro no lo aceptó. No podía hacerlo sin el consentimiento de Cuba, de la cual es títere. Si lo hace no tendrá donde esconderse de la justicia de Estados Unidos porque perdería su único refugio seguro. Además al venderse a Cuba le ha vendido su alma al diablo, porque para garantizar su lealtad Cuba lo ha rodeado de anillos de seguridad, con el pretexto de protegerlo pero con la intención de ajusticiarlo si no obedece sus órdenes. Era Cuba la que debía aceptar la propuesta y no Maduro, cuya sumisión puso a prueba a la vista de todos obligándole a despacharle tanqueros cargados de gasolina y diesel mientras en Venezuela escasean.

Está corriendo ahora el plazo para que los militares derroquen a Maduro adelantándose a la intervención extranjera para evitarla. Sólo los militares pueden hacerlo, porque: a) la oposición radical no se organizó como resistencia clandestina al estilo de los años 50 cuando fue derrocada la anterior tiranía; y, b) Guaidó no siguió el ejemplo de Francia: De Gaulle en el extranjero pactando con los Aliados y una resistencia clandestina adentro armada con las  dotaciones enviadas desde el exterior por diferentes vías.

La segunda parte de la propuesta de Estados Unidos, apoyada por la OEA, el Grupo de Lima y la UE, lleva implícita esta invitación a los militares a derrocar a Maduro constituyendo un Consejo de Estado como gobierno de transición, en acuerdo con la AN. Para que la invitación a los militares sea tentadora hay que abandonar el maximalismo y ser pragmático. Invoco la experiencia de 1958. Entonces hubo una amnistía de hecho en favor de los militares que derrocaron al tirano. Veamos: los cinco integrantes de la primera junta militar eran pérezjimenistas, que habían hecho su carrera militar apoyando al tirano en los golpes de 1948 y 1952 y durante toda su dictadura. Nadie pidió su enjuiciamiento después que derrocaron al tirano por los posibles delitos que pudieron cometer durante la tiranía; por el contrario, todo el país estuvo agradecido por su acción. Apliquemos la lección de 1958: a todos los militares participantes en el derrocamiento de Maduro se les beneficiará con la amnistía pero con la excepción que digo a continuación.

Dos de los cinco miembros de la junta militar de gobierno estaban muy identificados con el tirano derrocado: uno era su piloto de confianza y el otro su compadre, ambos con cargos relevantes. Entonces el pueblo, con los jóvenes al frente, nos lanzamos a la calle para exigir el cambio de los dos repudiados por su identificación con el tirano. Accedieron los militares apartando a los rechazados que huyeron del país y en su lugar fueron escogidos dos civiles empresarios: Eugenio Mendoza y Blas Lamberti. A partir de ese momento la junta de gobierno fue cívico-militar. Y esa junta nos llevó a la elección presidencial que dio inicio a 40 años de democracia.

Aplicando la lección de 1958 sugiero a Guaidó ofrecer amnistía a los militares que participen en el derrocamiento de Maduro e instalación del gobierno de transición cívico-militar. Pero aclarando que no se beneficiarían de la aministía los ya reclamados por la justicia de Estados Unidos y los incursos en delitos de lesa humanidad, narcotráfico y tráfico internacional de lavado de dinero. Y en prueba de su seriedad presentar el respectivo proyecto de ley a la AN para su discusión y aprobación.

Lo que aquí propongo no es lo que yo hubiese deseado para sentar escarmiento, porque si pudiéramos propondría el enjuiciamiento sin excepción de todos los que hayan delinquido hasta el guardia que cobra por dejar pasar una mercancía, pero aprendí en mi profesión una lección de realismo en la lucha contra la delincuencia organizada: o la divides premiando la delación y la liquidación de los capos o jefes, o terminarás derrotado por ellos.

Jesús Antonio Petit Da Costa



ENCARGADURÍA 15                       05-03-20