domingo, 31 de agosto de 2014

Nos bajaron de un tren de alta velocidad para montarnos en una chatarra inservible



Al descartar el libre comercio con Estados Unidos para unirnos a Cuba, los traidores han cometido el crimen de condenarnos a la pobreza, la ruina y el colapso
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Con la caída del Muro de Berlín a fines de 1989 se inició la desintegración de la URSS y el derrumbe de su imperio comunista en Europa. Para 1990 el comunismo estaba derrotado por la democracia representativa y el capitalismo, que entonces se fueron extendiendo por el mundo entero mediante un proceso que se llamó de globalización dirigido por Estados Unidos, que emergió como la única superpotencia mundial. Con tal carácter, tomó dos iniciativas fundamentales: la inserción de América Latina en la globalización del capitalismo y la inserción de América Latina en la globalización de la democracia representativa, teniéndolas como inseparables.
El primer paso para la globalización económica en América Latina fue el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) celebrado con Canadá y México en 1994, el cual ha sido factor fundamental para que veinte años después México sea tenido como la potencia económica de América Latina por encima de Brasil, que ha entrado en declive. Enseguida Estados Unidos, bajo la presidencia de Clinton, propuso a toda América Latina, excepto Cuba, el libre comercio continental  mediante un tratado colectivo que debía denominarse ALCA o Área de Libre Comercio de las Américas. Fue acogida la idea por los gobiernos democráticos latinoamericanos, incluido el de Venezuela, lo que expresaron en reunión celebrada en Miami en 1994. La integración al mercado latinoamericano por parte de América del Norte supone una población de 800 millones de personas y un Producto Interno Bruto (PIB) combinado de US$ 21.000 miles de millones anuales, según cifras de la época.
Simultáneamente Estados Unidos intentaba la globalización democrática de América, para lo cual promovió la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11-09-2001, en Lima, Perú. La Carta Interamericana implica en lo político el compromiso de los gobernantes de cada país con la democracia teniendo como base el reconocimiento de la dignidad humana, entre cuyos fundamentos están las elecciones justas, el pluralismo político y la independencia de los poderes públicos, ejerciendo el papel de frenos y contrapesos.
Confiado Estados Unidos en que la desintegración de la URSS y el derrumbe del comunismo en Europa eliminaban el peligro de contaminación ideológica en América Latina, por lo cual quedaba descartado el riesgo geopolítico para su seguridad nacional, restó importancia a la constitución del Foro de Sao Paulo (Internacional Comunista de América) bajo la jefatura de Fidel Castro y Lula da Silva. Cuba estaba aislada y empobrecida y, por su parte, el partido de Lula no parecía tener oportunidad de convertirse en gobierno en Brasil. Este ha sido el mayor y más costoso error de Estados Unidos. Pero no el único. No valoró que el ascenso de Chávez al poder en Venezuela significaría darle a la Internacional Comunista un recurso estratégico (petróleo) y la financiación de las acciones en contra suya. A este segundo error estratégico se le unió otro todavía de mayor trascendencia. El mismo día en que se firmó la Carta Democrática se produjo el ataque terrorista que marcó el viraje equivocado de su política internacional. Con motivo de este ataque, Estados Unidos abandonó a América Latina dejándole el camino abierto a la Internacional Comunista de Fidel-Lula. En circunstancias semejantes, Roosevelt tomó una decisión inteligente. En respuesta a la agresión sufrida en Hawai (Pearl Harbor), Estados Unidos reforzó sus lazos con América Latina asegurándose de que el enemigo no penetrara el vecindario, el cual tiene la mayor prioridad para su seguridad nacional. Por el contrario, Bush descuida a la América Latina para dedicarse a la guerra en el Oriente Medio. Este error ha tenido un resultado desastroso: ha perdido América Latina y también el Oriente Medio donde el terrorismo está avanzando victorioso.
El instrumento usado por Cuba y la Internacional Comunista para impedir la globalización del capitalismo y de la democracia en América fue el difunto, el más grande traidor a Venezuela porque puso por encima de ella el interés de Cuba. Si tuviésemos Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos no estaríamos sufriendo la ruina y el colapso. Estaríamos viviendo en una economía próspera como México, Colombia y Chile. En cambio, cada vez somos más Cuba, viviendo en la miseria y sin futuro.

Liberación Nacional y No-Reelección 87

miércoles, 27 de agosto de 2014

¿Quiénes son los culpables de que se nos imponga el racionamiento?

La MUD es el mejor invento político del difunto, inspirado seguramente por el genio diabólico de Fidel Castro. Sin la MUD no le hubiera sido posible al régimen avanzar con celeridad en la construcción del comunismo. Desde la constitución de la MUD el proyecto cubano ha venido dando pasos gigantescos hacia la consecución del objetivo fundamental: hacer de Venezuela otra Cuba. La MUD le ha prestado a la monarquía comunista cubana y su testaferro, el gobierno títere, el servicio invalorable de desviar la lucha del pueblo de su objetivo, de encallejonarlo hacia el matadero electoral y de sofocar los actos de rebeldía. Hay que quitarse el sombrero ante la genialidad de los Castro por este invento tan útil para sus planes.
A la MUD se le debe la consolidación del gobierno títere de Maduro. Primero convalidó el fraude electoral por el cual se hizo elegir. Así lo legitimó. Ya legitimado calificó de irrelevante su nacionalidad, reforzándolo en el poder. Luego el “eterno” jefe de la oposición, tan “eterno” como el difunto, se ratificó como subalterno de Maduro, que todo gobernador lo es del presidente. Y como tal subalterno, junto con su corte, le hizo el favor a su jefe de hacer frente común contra la revuelta juvenil, desestimulándola con el cuento de un diálogo sin sentido, porque dos que están del mismo lado no necesitan dialogar ya que son el uno para el otro. De este modo requetelegitimaron al gobierno títere, y por si fuera poco reconocieron la autoridad de UNASUR, el instrumento del Foro de Sao Paulo (Internacional Comunista de América Latina) para el dominio y control de Sur-América. Mejor servicio a la causa comunista y a la monarquía cubana, imposible.
Con estas acciones la MUD, comandada por el que se llama “jefe de la oposición”, le despejó el camino al gobierno títere, que ahora se siente tan seguro que se atreve a lo que hasta ahora no se había atrevido: dar el paso decisivo para controlar el pueblo por el estómago. La implantación de la tarjeta de racionamiento, en su versión tecnológica, que es el registro biométrico, se la debemos a la MUD y su eterno jefe de la oposición. Cuba y su gobierno títere no hubieran podido implantar el racionamiento de la comida si la MUD y su eterno jefe de la oposición hubiesen desconocido a Maduro en abril de 2013 y llamado a la gente a la calle. Cuba y su gobierno títere no hubieran podido implantar el racionamiento de la comida si la MUD y su eterno jefe de la oposición hubiesen deslegitimado a Maduro por su nacionalidad colombiana. Cuba y su gobierno títere no hubieran podido implantar jamás el racionamiento de la comida si la MUD y su eterno jefe de la oposición no hubieran vendido la rebelión estudiantil dejando solos a los disidentes que emergieron con el lema “la salida está en la calle.”
Ya lo saben todos. La implantación de la tarjeta de racionamiento a la cubana es culpa de la MUD y de su eterno “jefe de la oposición.” Son ellos los culpables de que Cuba y su gobierno títere se sientan tan sólidos en su dominio sobre Venezuela que se atrevan a tomar esta medida, que ni el difunto pudo. Sólo nos queda recordarle la madre a los culpables, último recurso de la impotencia, mientras llega la hora de la liberación nacional.

REFLEXIONES 62                                                                         27-08-14

domingo, 24 de agosto de 2014

Para liberarnos de Cuba deberíamos contar con Estados Unidos

En la lucha por la independencia Miranda y Bolívar contaron con el apoyo de Inglaterra por razones geopolíticas. Por eso España los tildó de “agentes británicos”. Para liberarnos de Cuba e indirectamente de Rusia, China e Irán, deberíamos contar con Estados Unidos por las mismas razones geopolíticas.
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No era Estados Unidos la superpotencia mundial que es hoy, sino apenas una potencia continental, el país más poderoso del continente americano, cuando formuló la “Doctrina Monroe” que se resume en el lema “América para los americanos”. Lo hizo en 1823, cuando ya todos los países de habla española se habían independizado, con la excepción de Cuba y Puerto Rico.
En virtud de la “Doctrina Monroe” cualquier intervención de los estados europeos en América sería considerada un acto de agresión que requería la intervención de los Estados Unidos. Evidentemente la finalidad era evitar la presencia de potencias extranjeras en América que pusiese en peligro la seguridad nacional de aquel país, amenazándolos con guerra. No había intención altruista, desde luego, que nunca debemos esperar en relaciones internacionales, pero, sin duda, fue útil para que Cuba y Puerto Rico se independizasen de España y para ponerle fin al bloqueo de los puertos venezolanos por navíos de guerra extranjeros como medio de presión para exigir el pago de la deuda pública externa. Así salvó a Venezuela.
La “Doctrina Monroe”, que era eminentemente defensiva, fue desvirtuada en 1904, para transformarla en intervencionista, sirviéndole así al imperialismo estadounidense en expansión. A esta alteración sustancial, presentada como una enmienda, se la conoce como “Corolario Roosevelt”. Fue formulado en 1904, una vez que las potencias europeas (Alemania, Inglaterra e Italia) habían hecho el bloqueo naval a Venezuela (1902-1903), el cual fue levantado bajo presión del mismo Teodoro Roosevelt para someter las partes a un arbitraje. En esta enmienda se afirmaba, que si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Como se ve el interés era propio de la etapa imperialista del capitalismo, que consideraba a los países latinoamericanos como “patio trasero”. El “Corolario Roosevelt” no fue aplicado a Venezuela, la cual nunca ha sido invadida ni ocupada por EE UU.
La crisis financiera mundial, que comenzó en 1929, trajo como consecuencia política la emergencia del nazi-fascismo. Ante este peligro, Franklin Roosevelt, presidente de EE UU, enunció en 1933, año en que Hitler tomó el poder iniciando el expansionismo de Alemania, la “Doctrina del Buen Vecino” en las relaciones interamericanas. Tenía por finalidad impedir la presencia de las potencias del eje (Alemania, Italia y Japón) en América, invocando la solidaridad hemisférica para la defensa y seguridad continental. Logró su objetivo: ningún país de América se sumó al nazifascismo, ni tuvo gobierno títere del Eje. Aún más, Venezuela pudo haberse beneficiado de la ocupación alemana de Holanda, ocupando las Antillas Holandesas (Curazao, Aruba y Bonaire) e incorporándolas al territorio nacional, para lo cual contaba con el apoyo de EE UU, pero se abstuvo por la idiotez característica de sus gobiernos en las relaciones internacionales. En cambio, perdimos la Guajira y los llanos de Casanare, así como el Esequibo, en lugar de aprovechar la necesidad que tenía EE UU de nuestro petróleo en la guerra mundial para conseguir con su apoyo la invalidación de los arbitrajes que nos perjudicaron.
Terminada la segunda guerra mundial, cambió la política de EE UU para América Latina. Su objetivo fundamental fue impedir la presencia de la URSS en el continente, lo cual implicaba una postura anticomunista que se llamó de Seguridad Regional. A la OEA se le asignó la vigilancia a fin de garantizar que no hubiese gobierno comunista. Sirvió en Venezuela para justificar el golpe militar de 1948 y la dictadura militar de diez años (1948-1958). Y, posteriormente, restablecida la democracia, se la construyó excluyendo a los comunistas (Pacto de Punto Fijo) y combatiendo la invasión comunista cubana (Machurucuto) y sus apéndices guerrilleros. Con el apoyo de EE UU y de todas las democracias americanas, Venezuela consiguió la expulsión de Cuba del seno de la OEA como sanción por sus agresiones contra nuestro país.
Con vista de estos antecedentes, deberíamos contar con EE UU, pero no ha sido así hasta ahora. ¿Porqué?  Trataré de responder en la próxima.
Liberación Nacional y No-Reelección (86)

lunes, 18 de agosto de 2014

Venezuela degradada a mercancía de Cuba


Éramos un país respetado hasta que llegaron estos traidores que nos entregaron a Cuba, la que tiene a Venezuela como una mercancía transable en el  mercado internacional. Ya no somos república. Somos menos que colonia. No somos nadie. Por ello nuestra tarea fundamental es la liberación nacional para recuperar la soberanía plena.
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Hemos perdido la soberanía política ante Cuba. Es Cuba la que decide el destino de Venezuela. Cuba ejerce el gobierno de Venezuela. Lo ejerce por interpuesta persona, sus títeres. Ellos son los representantes de Cuba en Venezuela. Representan a la monarquía comunista cubana. La dinastía Castro distinta a la Borbón y a la Austria en que es comunista. Por lo demás, tiene su corte. Sólo ha cambiado los títulos de marqués, conde o duque por los de combatiente, general o comandante, el de mayor estirpe. Una nobleza que viste de rojo, a veces verde olivo con rojo, pero siempre rojo aunque sea cubriendo la cabeza. Es el traje nobiliario. Así, pues, la nobleza de esta etapa monárquica bajo la dinastía de los Castro se distingue, como las anteriores de los Borbones y de los Austria, por el título, pero además por el uniforme. Forman la corte roja, franela roja, camisa roja o gorra roja. Son los mandamases. Los de hace dos siglos eran los “grandes cacaos”. Los de ahora, por la variedad de los recursos, son los “grandes petro”, enriquecidos con la renta petrolera; los “grandes narcos”, enriquecidos con el narcotráfico; y los “grandes corruptos”, enriquecidos con el saqueo al Tesoro Nacional. Sin duda forman la casta de los “gigantes de Venezuela”, todos gigantes en el delito, que practican en dimensiones gigantescas. No conciben otra manera de delinquir.
En los imperios monárquicos de España, Inglaterra y Francia los tributos de las colonias eran la base de la prosperidad económica de las metrópolis. La revolución industrial fue posible por el aporte de materias primas baratas llegadas sobre todo de África y Asia. Pero la monarquía comunista cubana ha sido un caso distinto. El petróleo y los miles de millones de dólares extraídos de Venezuela no han servido en 15 años para el resurgimiento de la isla. Nada de revolución industrial. Nada de revolución agro-pecuaria. Un caso asombroso que condena a la economía comunista. Solamente el comunismo pudo lograr este milagro: recibir inmensas sumas de dinero de gratis, un Plan Marshall, y seguir hundido en la miseria. Con menos toda Europa Occidental resurgió después de una guerra devastadora. ¿Cuál fue la consecuencia de este milagro económico del comunismo? Que la explotada Venezuela no pudiera sostener por más tiempo a Cuba y a la plaga de la corte roja de su monarquía, que se les convirtieron en una carga insoportable. Entonces la monarquía comunista cubana decidió entregarle la soberanía económica a China, a cambio de que financiara a las dos: Cuba primero y Venezuela después. Vino el Fondo Chino para seguir sosteniendo a Cuba y su corte de títeres mantenidos en Venezuela. China se hizo dueña de petróleo y hierro de Venezuela, mediante el endeudamiento masivo. Así Venezuela perdió su soberanía económica con China.
Convertida Venezuela en mercancía de Cuba vino ésta y se la ofreció a Rusia a cambio de armas, tanto para el ejército venezolano como para el cubano. Es Venezuela la que paga el armamento del ejército cubano. Rusia compró a Venezuela prestándole dinero para comprarle armas. Venezuela está hipotecada a Rusia por armas. No son para liberar a Venezuela de Cuba. Son para someterla militarmente a Rusia. Así Venezuela ha perdido su soberanía militar con Rusia. Es un peón militar de Rusia.
Convertida Venezuela en mercancía de Cuba la negoció con Brasil. La hizo renunciar al Esequibo para que Brasil pueda explotar sus riquezas. Allí está Brasil en el Esequibo llevándose las riquezas que eran de Venezuela hasta que se convirtió en mercancía de Cuba. Por si fuera poco Cuba negoció a Venezuela con la Colombia de Santos para que aquélla renunciara a reivindicar su soberanía en la frontera occidental y de sur, ocupadas por los colombianos de las FARC y ELN. Y el mejor regalo para Santos, a cambio de negociar con una FARC que ya estaban derrotadas, colocar a un colombiano en la presidencia de Venezuela, con lo cual se completa la pérdida de la soberanía territorial en todas las fronteras.
Tenemos perdida la soberanía política con Cuba, la soberanía económica con China, la soberanía militar con Rusia y la soberanía territorial en las fronteras con Colombia y Brasil. Ya no somos una república. Ni siquiera una colonia. Mucho menos que una colonia. Somos simplemente una mercancía que ahora Cuba negocia con la Unión Europea a través de la banca francesa. No somos nadie en el mundo. 

Entonces nuestra tarea fundamental es la liberación nacional. Volver a ser alguien en el mundo, recuperando la soberanía plena. 

lunes, 11 de agosto de 2014

Liberarnos de Cuba para poder refundar la República

Son castillos de arena todos los proyectos políticos que no tienen como tarea previa e ineludible liberarnos de Cuba, principio y raíz de nuestras desgracias. Todo lo demás es hablar tonterías.
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Desde hace 15 años (1999-2014) Venezuela está bajo el dominio de Cuba, gobernada por títeres de Cuba. Desde hace 11 años (2003), Venezuela está ocupada por Cuba, que tiene destacado aquí personal civil y militar. Hoy Cuba decide en el mundo por Venezuela. Es Cuba la que negocia a Venezuela en el mercado internacional. Venezuela es propiedad de Cuba. Son los intereses de Cuba los que determinan la política interior y exterior de Venezuela. Es Cuba la que gobierna y administra a Venezuela por interpuesta persona, sus títeres.  Cuba nos causa a los venezolanos la mayor humillación nunca antes sufrida en nuestra historia, la de someternos a su mando y tratarnos como seres inferiores. Los venezolanos somos apartados y marginados, mientras los cubanos y sus títeres gozan de los mayores privilegios en Venezuela.
Cuba nos ha impuesto su modelo político-económico, que es el comunismo. Para su implantación por etapas comenzó por demoler las instituciones democráticas y destruir el aparato productivo: agricultura, ganadería e industria. Las instituciones democráticas no fueron demolidas sólo por ambición de poder, sino para remover cualquier obstáculo al dominio de Cuba y la implantación del comunismo. El aparato productivo no fue destruido por incapacidad o ineficiencia del gobierno títere. Su destrucción fue deliberada. Obedeció al plan de implantación del comunismo importado de Cuba, el cual exige la eliminación progresiva de la propiedad privada y el control social de los venezolanos por el estómago. Sustituir la producción por la importación controlada por Cuba. El que importa es Cuba, con dinero venezolano, y hace llegar lo importado a los venezolanos por puertos que administran los cubanos. El propósito es la tarjeta de racionamiento, que obligue a escoger entre sumisión o hambre. El resultado: escasez e hiperinflación, hambre y pobreza. Cuba es la hambreadora del pueblo venezolano valiéndose de sus títeres.
Cuba nos ha impuesto un tributo: sostenerla económicamente, entregándole petróleo y miles de millones de dólares todos los años. Además se ha apropiado del petróleo poniendo un títere suyo al frente de la industria y obligando a la entrega de gran parte de la producción para su colocación conforme a los intereses estratégicos de Cuba para lo cual inventó a PetroCaribe con sede en La Habana. Así Cuba nos chupa la sangre. Cuba es el vampiro de Venezuela. Ha llevado a Venezuela a la ruina y a los venezolanos al empobrecimiento general e indetenible. Cuba es la causante de la ruina de Venezuela, precisamente cuando ha habido la mayor bonanza petrolera de la historia. El colapso económico de Venezuela no se debe sólo a la incapacidad de los títeres, puesto que ellos no deciden. Fueron escogidos por serviles a Cuba, a cuya monarquía comunista obedecen. El colapso de Venezuela es obra de Cuba.
A los judas que le sirven Cuba les ha retribuido sus servicios dejándolos robar. Al mejor estilo de la mafia, los deja robar para hacerlos delincuentes y los hace delincuentes para exigirles sumisión chantajeándolos con el expediente. Cuba ha organizado al lumpen, especialmente a los criminales, en bandas que asaltan y matan a los ciudadanos, y se transforman en represores en caso de protestas. Son la fuerza de choque de Cuba, entrenada en la isla adonde se los envía con el cuento de su reeducación. Además Cuba se ha inventado la especie de que al “imperio” se le vence con el narcotráfico, dándole a este negocio ilícito la justificación ideológica. Así Cuba ha destruido moralmente a quienes eran los más obligados a defender la patria. Cuba ha socavado las bases morales de la sociedad venezolana, tanto de civiles como de militares.
Entonces el único modo de que salgamos de abajo es que nos liberemos de Cuba, rompamos las cadenas que nos atan a Cuba, nos sacudamos el peso de Cuba que llevamos encima. Mientras no nos liberemos de Cuba nos iremos hundiendo cada vez más en la pobreza, en la incultura, en la inmoralidad,  en la indignidad y en el crimen.

Liberarnos de Cuba es tarea previa e ineludible para la refundación de la República, porque no tenemos República. La perdimos con Cuba, a la cual se la entregaron los traidores.


Liberación Nacional y No-Reelección (84)

sábado, 9 de agosto de 2014

La quinta columna con su cadáver insepulto


¿Ha sido derrotada la “oposición de calle”, una de cuyas manifestaciones irrumpió en escena con el lema: “la salida está en la calle”? Es lo que proclaman títeres y colaboracionistas, unidos como siempre, para confundir y desanimar. Están equivocados. La “oposición de calle” apenas ha comenzado. Así como los ríos se forman por la confluencia de distintas corrientes, llamadas afluentes, también el movimiento de masas que conducirá al desenlace, que es la toma del poder, ha iniciado su curso al ponerse en movimiento distintos factores político-sociales, cada uno por su lado, los cuales terminarán uniéndose más adelante por coincidir en el objetivo y la estrategia. Lo mismo sucedió en la guerra de independencia y en la guerra federal, cada uno por su lado coincidiendo en que no había otra salida que coger el monte y luego todos juntos bajo un solo liderazgo. Lo mismo sucedió en la resistencia clandestina contra la dictadura militar pérezjimenista, primero cada uno por su lado y luego coincidiendo, visto el fraude electoral de 1952, en que no había otra salida que el derrocamiento de la tiranía por una alianza cívico-militar, lo que exigía unidad del liderazgo civil para llamar a la rebelión (Junta Patriótica). No nos preocupemos porque López, Machado y Ledezma anden cada uno por su lado, o lo aparenten. Aparecerán otros más en escena, que hasta pueden terminar alzándose con el liderazgo por encima de ellos si no se ponen las pilas. No hagan caso a la especie regada por los colaboracionistas de que a estos tres los mueve la ambición de la presidencia, lo que para mayor ironía lo dicen el “candidato eterno” del colaboracionismo y su partido colaboracionista.  Supongamos que efectivamente sea así, lo que importa es que los tres están moviendo el piso político, sin haber roto totalmente sus ataduras con los colaboracionistas de la MUD. A veces las mejores cosas suceden por los peores motivos. Lo que interesa es que sucedan.
Es lo cierto que la “oposición de calle” viene sumando victorias políticas, pequeñas pero importantes. La más relevante: haber desenmascarado a los colaboracionistas, quienes se venían presentando como oposición cuando en verdad son la “quinta columna” de la tiranía (“quinta columna”= en una confrontación, conjunto de personas desleales a la comunidad en la que viven o pertenecen y susceptibles de colaborar de distintas formas con el enemigo). Al desenmascarar a esta “quinta columna” le ha partido a la tiranía una de las muletas que le sostenía, la que adormecía al pueblo con el electoralismo a ultranza como canción de cuna e impedía así que el descontento tomara la calle. La tiranía está sin esta muleta, que ha quedado inservible.
La MUD ha sido el instrumento del colaboracionismo. Es la “quinta columna” de la tiranía comunista. Al quedar desenmascarada como tal, ha entrado en un proceso de desintegración. Esta es otra victoria política de la “oposición de calle”, inimaginable antes del 12F. De nada le valen “encerronas” a los desleales cuando han sido descubiertos. Han quedado desnudos ante el pueblo, cuya confianza perdieron.  Cuando se activa un proceso político, como la “oposición de calle”, se producen circunstancias que obligan a decisiones sucesivas. El desenmascaramiento de los colaboracionistas ha traído por consecuencia el proceso de desintegración de la MUD, sinónimo de “quinta columna”. La MUD es un cadáver insepulto.
López, Machado y Ledezma deben tomar una decisión transcendental: quedarse acompañando a la “quinta columna” en el velorio de la MUD con cada vez menos gente o irse del velorio para conducir el tren del movimiento de masas que ellos mismos han puesto en marcha, el cual está llenándose de pasajeros, sobre todo jóvenes. El que se quede en el velorio, pierde. Otros asumirán la conducción del tren, imprimiéndole mayor velocidad.
REFLEXIONES 61                                                                           09-08-14

jueves, 7 de agosto de 2014

La tiranía sin muletas y sosteniéndose en bayonetas



“La victoria puede ser creada” (Sun Tzu).

Pero para crear la victoria hay que tener claros el objetivo y la estrategia. El objetivo de nosotros, los nacionalistas, es la liberación nacional y la refundación de la República, rompiendo con Cuba y haciendo un cambio radical y profundo del sistema político-económico. La estrategia se basa en la movilización popular que culmine en una acción cívico-militar. Comienza por la “oposición de calle”, la cual significa promover, organizar y dirigir las protestas populares.
Hacia este objetivo se avanza paso a paso. En política, como en la guerra, a la victoria final se llega mediante una sucesión de pequeñas victorias, que no se aprecian cuando no hay una jefatura que las valore como tales y las publicite para mantener en alto el ánimo de sus seguidores. Es lo que está sucediendo en las filas nacionalistas. De la ausencia de esta valoración se ha valido el enemigo, ayudado por los colaboracionistas, para confundir y desanimar presentando las victorias nacionalistas, aunque pequeñas hasta ahora, como derrotas. Los que aprendimos desde la adolescencia a valorar los hechos para saber cuándo se ha avanzado y cuándo se ha retrocedido, podemos hacer el balance de la situación actual. Puedo decir entonces que estamos mejor que antes del 12F. Hemos avanzado.
La irrupción de la “oposición de calle”, con el lema “la salida está en la calle”, fue el primer paso hacia el objetivo y, en consecuencia, significó una victoria política, pequeña pero importante, porque acabó con el engaño de los colaboracionistas quedando en evidencia su entendimiento con el gobierno títere, del cual son una de las dos muletas que lo sostienen. El colaboracionismo es el factor engaño de que se vale el gobierno títere de Cuba (“Una operación militar implica engaño. El engaño tiene por objetivo obtener la victoria sobre el enemigo”/ Sun Tzu). El papel de los colaboracionistas es presentarse como oposición (engaño) para mantener desmovilizado al pueblo, predicando la pasividad del esclavo por miedo al castigo si se subleva (muerte, torturas, prisión). El colaboracionismo quedó desenmascarado como comparsa de la tiranía, evidencia que se reforzó con la farsa del diálogo, que sólo sirvió para encubrir los crímenes de los títeres de Cuba. Ya el pueblo sabe que los colaboracionistas forman, junto con los títeres, la “casta política” de la tiranía que se beneficia de ella. Mientras todos empobrecemos, la casta política vive cada vez mejor. Esta realidad está sembrada en la conciencia colectiva. Y al estar sembrada la tiranía ha perdido un instrumento que le fue útil para la dominación. A partir de ahora los colaboracionistas no valen nada, o valen mucho menos que antes. Sin pueblo han perdido su valor político. Y con ello la tiranía se ha debilitado, lo cual constituye una victoria no tan pequeña como algunos piensan. Al ser desenmascarados los colaboracionistas, quedando sin pueblo, la tiranía perdió una de sus muletas, la que adormecía al pueblo y se lo entregaba pasivo simulando ser oposición. Ahora la tiranía está sin esta muleta. Ha quedado cojeando, con las consecuencias que ello implica para su estabilidad.
La irrupción de la “oposición de calle” nos mostró además el punto débil de la tiranía, fundamental para atacarla y derrotarla (“para avanzar arremete por sus puntos flacos”/Sun Tzu). Su punto débil es la calle. La teme porque sabe que provocará su caída. No le teme a elecciones. Sabe que las ganará una tras otra por el ventajismo y el fraude y que los colaboracionistas las legitimarán participando y aceptando el resultado fraudulento, como lo han hecho siempre a cambio de un precio vil: unas pocas alcaldías y menos gobernaciones todavía. De diputados ni hablamos. Son lamparitas que ni prenden. Terror le produce que el pueblo tome la calle, en protestas constantes, sucesivas y masivas. De allí la represión criminal para impedir a sangre y fuego que se encienda la calle. Quedó probado cuál es el punto débil de la tiranía (la calle) y cuál su punto fuerte, lo único con que cuenta (las bandas criminales con o sin uniforme). Saberlo y ponerlo en evidencia es fundamental para avanzar (“pruébalos para averiguar sus puntos fuertes y sus puntos débiles”/Sun Tzu). Que no tiene pueblo lo ha confirmado la abstención masiva en sus elecciones primarias. Y cada día tendrá menos pueblo por el colapso económico. Sólo le quedan las bayonetas para tenerse en pie, las cuales son inadecuadas para muletas y, según Napoleón, no sirven para sentarse en ellas.
Continuaré analizando las pequeñas victorias obtenidas hasta ahora por los nacionalistas, llamados también radicales, de las que muchos no se han dado cuenta.
REFLEXIONES 60                                                                    06-08-14