martes, 30 de agosto de 2011

Retirarle la respiración asistida a la tiranía


Conciudadanos: Un fantasma recorre el Tercer Mundo: el fantasma de la democracia. Caen, una tras otra, las tiranías de los países sub-desarrollados. Las que aún sobreviven están sentenciadas por la nueva realidad socio-económica: el capitalismo cibernético que ha dado origen a la sociedad de la información, cuyo oxígeno es la libertad. La tiranía de aquí tiene sus días contados. Para precipitar su fin bastaría con retirarle la respiración asistida que le ha prolongado la existencia. ¿Cómo?

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No hay comunismo sin tiranía. Según el marxismo para llegar al comunismo hay que implantar la tiranía, porque la tiranía es de la esencia del comunismo. Y lo es más, cuando el comunismo es una imposición colonial como sucede en Venezuela. El comunismo es en Venezuela una imposición colonial de Cuba. Toda imposición colonial deviene en tiranía. Aquí se reúnen ambas condiciones: se nos está imponiendo el comunismo por la fuerza, y comunismo significa tiranía, y se nos ha impuesto por la fuerza el dominio colonial cubano, al extremo de que Venezuela, para vergüenza y humillación de su pueblo, es un protectorado de Cuba bajo el dominio y control de la monarquía comunista cubana. Pero El Tirano y su gobierno fingen ser demócratas y no comunistas, negando su identidad. Y fingen que son patriotas, cuando en verdad han traicionado a la patria poniéndola de rodillas ante Cuba. Los que, diciéndose opositores, se abstengan de acusar de comunistas y traidores a la patria a El Tirano y su gobierno, les están dando respiración asistida, prolongando la tiranía. A ellos debemos exigirles que le retiren la respiración asistida al régimen para que lo ahogue el pueblo, que es patriota y anti-comunista.

¿Qué es la tiranía? Es tiranía todo gobierno sin ley. Exactamente por esto llamamos tiranía al gobierno que tenemos en Venezuela. Y El Tirano al que lo preside. La tiranía se escudó, para su instauración, en una Constitución de facto, que lo es porque no fue aprobada por la mayoría de los electores. Apenas una tercera parte votó por ella. Esta Constitución de facto cumplió su finalidad: destruir el marco jurídico existente para la época con el objeto de instaurar la tiranía, presupuesto necesario para implantar el comunismo. A consecuencia de esta Constitución de facto se erigió un tirano, que concentró en su persona todos los poderes: el poder de elegir, convirtiéndose El Tirano en gran elector mediante el ventajismo y el fraude; el poder de legislar, convirtiéndose El Tirano en gran legislador por el acatamiento servil de sus amanuenses en la asamblea; y el poder de juzgar, convirtiéndose El Tirano en el supremo juez que dicta sentencias inapelables.

Toda tiranía practica el “terrorismo de Estado”. Es el terror creado desde el gobierno. Las tiranías clásicas obviaban las fórmulas judiciales para perseguir e infundir miedo. Usaban directamente la policía, por ejemplo la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez. Practicaban el “terrorismo policial” constituyéndose en “Estado de Terror Policial”. En las tiranías contemporáneas, sobre todo en América Latina, para eludir la aplicación de las convenciones internacionales sobre derechos humanos, usan los tribunales. Practican el “terrorismo judicial”, constituyéndose en “Estado de Terror Judicial.”

En el “Estado de Terror Judicial” sobra incluso la Constitución de facto, a la cual apartan por obsoleta. Pasa entonces la tiranía a implantar el comunismo, que es la consagración del terror como sistema de vida mediante el despojo de la propiedad privada. Sin propiedad no hay libertad, ya que sólo el que tiene medios propios de vida goza de independencia frente al gobierno. El que no tiene nada depende del gobierno para vivir y alimentarse. El temor a quedar sin nada es terror puro y simple. Lo agrava saber que nadie te ampara ante el atropello: no hay ley, no hay fiscal, no hay juez, no hay tribunal. No tienes nadie que te proteja. Es el paroxismo del terror, con el cual la tiranía llega a su clímax.

Los que, diciéndose opositores, legitiman a la tiranía haciendo ver que las elecciones son limpias, que de los tribunales puede esperarse sentencia contra El Tirano y su gobierno, que la asamblea es autónoma y que, en consecuencia, haga creer a propios y extraños que queda algo de ley de la cual guindarse con la esperanza de justicia, les están dando respiración asistida a la tiranía. A ellos hay que exigirles que se la retiren para precipitar su fin.

lunes, 15 de agosto de 2011

La imperiosa necesidad de una oposición de pueblo

Compatriotas: El Tirano ha comenzado a ser pasado, sea real o imaginaria su enfermedad.  En ambos casos la suerte está echada como lo enseña la historia. Se han abierto todos los caminos. Es cuestión de aprovechar las circunstancias. Pero para ello necesitamos que surja la oposición de pueblo que, declarándose anti-sistema, represente a la mayoría sin partido y por ello sin voz, la que no descarta las otras formas de lucha distintas a la electoral.

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Creo que fue Churchill el que dijo: “la guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo sólo en manos de los militares.” Parafraseándolo podríamos decir: “lo que nos estamos jugando es de vida o muerte, demasiado serio para dejarlo sólo en manos de los partidos existentes, que además parecen integrados al sistema.” Es la hora de un frente nacional, que trascienda a los partidos, que supere sus limitaciones y supla sus carencias y que no descarte las formas de lucha distintas a las electorales, porque lo planteado no es un cambio de gobierno sino un cambio de sistema.

¿A cuáles carencias nos referimos? Comencemos por estas dos. El Tirano tiene un proyecto político. Es un proyecto comunista. Y lo está ejecutando. Para este sexenio se denomina “PRIMER PLAN SOCIALISTA 2007-2013.” Su objetivo: implantar el comunismo en Venezuela, suprimiendo la propiedad privada de los medios de producción. De su proyecto y de sus actos se deriva la prueba irrefutable de que El Tirano es comunista, su gobierno comunista, su partido comunista y su alto mando militar comunista ya que se ha comprometido públicamente con este proyecto. Y la oposición de partidos qué es: no es comunista pero tampoco anti-comunista. Necesitamos una oposición de pueblo que se declare anti-comunista, por ello anti-sistema, y actúe en consecuencia.

Como el proyecto comunista fue rechazado en referéndum por el pueblo, que no quiere saber nada de comunismo, El Tirano y su corte se ofenden si le dicen comunistas, mientras meten el comunismo de contrabando. Son, pues, “comunistas de closet”, ya que ocultan su inclinación así como lo hacen  los “gays de closet”, por temor al pueblo. ¿Qué ha debido hacer la oposición de partidos? Primero definirse y si está contra el comunismo obligar a El Tirano y sus comunistas a salir del closet y retarlos a celebrar su “Día del Orgullo Comunista”, a semejanza del “Día del Orgullo Gay”. Y si está contra el comunismo, demostrarlo defendiendo sin complejos la propiedad privada y con ella el capitalismo consagrado en la Constitución como “Estado Social y Democrático de Derecho.” Necesitamos una oposición de pueblo que no se avergüence de defender el capitalismo. ¿Preferimos vivir en otra Cuba o en otro Estados Unidos?

Por otra parte, el proyecto comunista de El Tirano no es obra de venezolanos. Es un proyecto colonial hecho en Cuba bajo la dirección de Fidel Castro, quien lo evalúa personalmente (para lo cual El Tirano viaja con frecuencia a La Habana), y supervisa su ejecución por medio de los casi cien mil cubanos que tiene aquí (los que integran la legión extranjera colonizadora). Por tratarse de un proyecto colonial tenemos un gobierno títere de Cuba, semejante a los que había en Europa Oriental; tenemos un partido oficial que es una franquicia del partido comunista cubano; y, desde luego, un ejército de ocupación ya que los mandos militares participan de este proyecto colonial, según manifestación de los generales en jefe. ¿Cuál ha sido la actitud de la oposición de partidos?  Convalidar, por acción u omisión, el ultraje a la soberanía nacional con el sometimiento a Cuba. Lo ha confirmado al votar dos veces a favor del permiso a El Tirano para viajar a La Habana y despachar desde allá. Algo inaceptable que en un país decente hubiese provocado que los militantes de partido rompieran sus carnets de afiliación, como lo hicieron miles de comunistas franceses cuando Stalin pactó con Hitler. El sacrificio de los principios no tiene justificación alguna, y menos cuando se pretende ser distinto al que gobierna. ¿Dónde queda el patriotismo, que entre nosotros Bolívar llevó al extremo de la guerra a muerte? ¿Dónde queda el nacionalismo, si se autoriza a El Tirano a preferir a los médicos cubanos despreciando a los venezolanos? ¿En qué basurero tiramos el lema Venezuela Primero que enarboló la vieja democracia desde su inicio?

Compatriotas: se hace imperiosa la necesidad de una oposición de pueblo que represente el sentimiento anti-comunista, patriótico y nacionalista de la mayoría sin voz, y que se convierta en instrumento eficiente para aprovechar el ocaso de El Tirano.

lunes, 8 de agosto de 2011

Implantarle un cerebro a Venezuela

Compatriotas: Somos un país descerebrado. El país no tiene cerebro, pues carece de una elite dirigente con un proyecto nacional. Al estar descerebrado, se mantiene en estado vegetativo. Nada lo despierta, nada lo conmueve. De esta circunstancia se ha aprovechado Fidel Castro para convertirnos en provincia de Cuba. Urge un implante de cerebro a este país descerebrado.
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¿Tienen cerebro los comunistas que nos gobiernan? Si tuvieran cerebro, Venezuela no sería provincia de Cuba, sino al revés: Cuba sería provincia de Venezuela. Si tuvieran cerebro, no hubiesen pagado a Cuba para que nos colonice, sino al revés: habrían comprado a Cuba, tomando el control de sus fuerzas militares y policiales, de sus servicios secretos, de su identificación y extranjería, de su educación y su sanidad, de sus registros y notarías, de sus empresas y de sus materias primas. Si tuvieran cerebro, no serían comunistas, y mucho menos habrían importado el modelo cubano que ha fracasado, sino al revés: habrían adaptado el capitalismo exitoso a la realidad nacional, insertándonos en la globalización, y lo habrían exportado a Cuba como modelo ahora cuando lo necesitan. Si tuvieran cerebro, no tendrían necesidad de una maestra de pre-escolar en marxismo, Martha Haenecker, enviada por Fidel, sino al revés: habrían enviado a Cuba a universitarios prominentes para enseñarles ciencia y tecnología. Si tuvieran cerebro, no se habrían sometido a la jefatura de El Tirano, un caletrero que sólo repite al caletre lo que le dicta Fidel Castro, sino al revés: exigirían debatir ideología y estrategia, programa, doctrina y acción de gobierno, enriqueciendo así la política nacional. Si tuvieran cerebro, no habrían llevado a Venezuela a la ruina y a la degradación moral, sino al revés: la habrían elevado a primera potencia económica de América Latina y ejemplo de honestidad. Si tuvieran cerebro, no habrían fomentado el odio entre venezolanos, sino al revés: habrían unido a todos alrededor de un proyecto compartido de país grande y poderoso.
Tenemos, pues, un gobierno discapacitado mentalmente, y por ello comprensiblemente sometido a la dirección y tutela de la monarquía comunista cubana. Y en la oposición, qué tenemos? Veamos. No hay partidos en cuyo seno se debatan ideología y estrategia, con ejercicio de crítica y auto-crítica, sino montoneras caudillistas. Cada partido tiene un dueño. A consecuencia de ello, no comparten un proyecto nacional, puesto que carecen de uno propio. Ni siquiera coinciden en la definición de la naturaleza del enemigo y en la uniformidad del lenguaje. Forman apenas una alianza electoral, pendiente únicamente de elecciones, por consiguiente inepta para provocar el desenlace de una situación que no debería prolongarse más.
No exageramos. Veamos el caso de las primarias. ¿Cuáles son las ideas fundamentales que diferencian a los pre-candidatos, las cuales deben tener en cuenta los electores para votar a favor de uno u otro?  No lo sabemos porque no hay debate entre ellos. Hasta ahora las primarias parecen una competencia de belleza para escoger a Mr. Venezuela. Se intenta crear una matriz de opinión por la cual sólo tienen chance, no los más preparados ni mejor calificados para presidir la más difícil transición de nuestra historia, sino los jóvenes, bellos y chéveres, con cuerpo de modelos de pasarelas. Quedan así descartados de antemano: los canosos, los calvos, los barrigones, los miopes, los mayores de cincuenta años, los que usan paltó y corbata porque no están “in”, los que se ponen guayabera porque es cosa de viejos, los que no usan gorra echada pa´lante, pa`atrás o de medio-lado, que es como da nota. Un disparate porque la historia enseña que, desde Páez hasta El Tirano, el pueblo ha preferido a los feos porque “son como tú”. Y lo que interesa no es el físico, sino un cerebro bien amueblado.
¿Qué prueba esto último? Que la oposición está igualmente descerebrada. Nos hemos quedado sin ninguno de los hemisferios del cerebro: el izquierdo y el derecho. Urge entonces implantarle un cerebro a Venezuela. Pero ya sabemos que un implante de cerebro requiere, por su complejidad, un cirujano diestro. Debemos comenzar por escogerlo. ¿Cómo? De eso hablaremos.