martes, 30 de septiembre de 2014

Un fracaso llamado Venezuela (II)

Dos siglos de fracasos militares con pérdida de territorio han culminado con la cesión de la soberanía a Cuba hecha por un militar, lo que obliga a los militares a tomar la iniciativa de liberar al país, primer paso para refundar la República y encaminarla al éxito y la grandeza.
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He dicho, y lo repito, que Venezuela es un fracaso total. Ya ni siquiera es independiente. Está sometida a Cuba, una isla hundida en la miseria por la monarquía comunista que la gobierna desde hace cincuenta años. Venezuela es el único país de América dependiente y sirviente de otro, y para mayor vergüenza de uno más pequeño y más pobre, y todo sin disparar un tiro, sin presentar pelea. Si los militares venezolanos fueran como los japoneses este solo hecho los induciría al suicidio colectivo. A practicarse el “harakiri”, avergonzados por la deshonra, causante de la mayor humillación que los naturales de un país hayan sufrido. Los japoneses no conciben la deshonra de entregarse sin pelear. Ni se la imaginan. Para ellos la derrota en una guerra, lo que significa haber tenido el valor de pelear, es ya una deshonra inaceptable para un militar,  la cual lo obliga a inmolarse. Pero ya que no son japoneses, la espada al vientre debería ser dirigida pensando, no en el Emperador, sino en el honor nacional legado por los libertadores, cuya memoria ha sido mancillada precisamente en el bicentenario de su gesta.  Mayor razón habría para esta decisión por haber sido un militar el que cedió la soberanía de Venezuela a Cuba, en un acto de traición a la patria sin antecedente ni comparación en la historia universal. No sólo fue una traición imperdonable, sino la mayor estupidez que un estratega militar haya podido incurrir. En lugar de comprar políticamente a Cuba, sometiéndola al dominio de Venezuela, a cambio de mantenerla, aplicando criterios de geopolítica en base a los recursos petroleros, hizo exactamente lo contrario a la más elemental estrategia político-militar: entregó a Venezuela espontáneamente a los cubanos poniéndola rendida a sus pies como una odalisca ante el sultán enamorado, para decirlo irónicamente con el verso del poeta Pérez Bonalde en su “Vuelta a la patria”. Evidentemente tan grande como la traición fue la estupidez. Así en lugar de estar en estos momentos negociando a Cuba ante las grandes potencias en función de los intereses de Venezuela, pasa lo contrario: Cuba negocia a Venezuela como propiedad suya en función de su interés nacional.
Habiendo sido un militar el que cedió la soberanía de Venezuela a Cuba nada ganarían los militares venezolanos, para reivindicarse ante el pueblo y ante la historia, aplicándose la solución japonesa. Ni el “harakiri” colectivo lavaría la deshonra porque el agravio al honor nacional sólo se puede reparar con una acción que lo restablezca. El único modo de los militares reparar el honor nacional sería liberando a Venezuela del dominio de Cuba restableciendo así la soberanía. Es fácil el acto de reparación: nada más tienen que romper con Cuba, expulsar del territorio nacional a todos los agentes cubanos y cortar el subsidio que se le viene dando a la monarquía comunista que impera en la isla. Sería la acción militar más sencilla de nuestra historia, porque contaría con el apoyo casi unánime de los civiles, pero al mismo tiempo sería la única transcendental en dos siglos de fracasos, ya que implica recuperar la soberanía perdida en mala hora y restablecer el honor nacional. No hacerlo sería trágico, no tanto para el país como para los propios militares. El sometimiento a Cuba no puede durar mucho tiempo más. No es eterno, porque nada humano es eterno. Entonces serán civiles los que liberen al país del dominio cubano. Si así fuere, qué justificaría en adelante la existencia de la FAN? Cómo quedarían los militares ante el pueblo y ante la historia? Está claro que contando con los militares la liberación nacional sería más fácil. Sin los militares sería difícil, pero no imposible. Gandhi demostró que sin armas se podía derrotar a un ejército imperial probado en muchas guerras. Con mayor razón a uno que no ha librado ninguna.
Al liberarnos de Cuba los militares pondrían fin a dos siglos de fracasos, dando el primer paso para refundar la República y encaminarla al éxito y la grandeza. Y sería su reivindicacin ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ reivindicacióndar la Rep--------iciativa de liberar al paurar mucho tiempo mndependencia no ha habido una sola gesta ón.

Liberación Nacional y No-Reelección (91)

lunes, 22 de septiembre de 2014

Un fracaso llamado Venezuela(I)

Venezuela es un fracaso político, militar, económico, social y moral. Un fracaso total. Sólo admitiendo esta verdad y analizando las causas, podremos hacer lo que estamos obligados a hacer: tomar el rumbo del éxito y la grandeza de Venezuela, en base a un proyecto de país con cien años de vigencia por lo menos.
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Venezuela es un fracaso total. Dejémonos de cuentos. No nos engañemos más elogiándonos. No lo merecemos. Reconozcamos la realidad. Hagamos una confesión sincera culminando con una autocrítica. No somos un pueblo maldito sino huérfano de una élite dirigente con visión y decisión.
Venezuela es un fracaso político como lo prueba que dos siglos después de su independencia de España la hayamos perdido, para colmo no ante otro gran imperio sino ante una isla arruinada como es Cuba, sin que nadie haya disparado un tiro, todo por algo insólito e inimaginable: la traición a la patria de civiles y militares que debían defenderla. La dimensión de este fracaso político se mide por el hecho de que somos el único país de América bajo el dominio de otro país, y para mayor vergüenza arrodillado ante uno de los más pobres y miserables, lo cual basta para demostrar que hemos descendido a lo más bajo que se puede descender políticamente.
Venezuela es también un fracaso político porque la sucesión de dictaduras padecidas durante dos siglos de vida republicana ha tenido su culminación en la tiranía de los peores. No se trata sólo de una tiranía, que ha sido fenómeno recurrente desde cuando los que se vistieron de militar para conquistar la independencia consideraron que el país les pertenece como una indemnización de guerra que nunca terminaremos de pagar. Los civiles venimos pagándoselas en lugar de España como si fuéramos los derrotados. Es una deuda interminable porque crece en lugar de disminuir, tanto que ni la renta petrolera la ha satisfecho. Pero aún así las tiranías anteriores por lo menos reclutaban a sus colaboradores entre los universitarios mejor preparados, mientras que la de ahora los selecciona entre los menos calificados intelectual y moralmente, que suplen sus carencias con la arrogancia de los patanes.  
Venezuela es un fracaso militar, un inmenso y estruendoso fracaso militar, sin comparación en América. En el siglo XIX, conquistada la independencia, los civiles disfrazados de militares se dedicaron a las guerras civiles y a saquear el erario público, mientras Venezuela perdía el Esequibo con Inglaterra y la Guajira, junto con los llanos de Casanare hasta las orillas del Orinoco, con Colombia, todo sin disparar un tiro. Los tiros siempre fueron y siguen siendo contra otros venezolanos. A comienzos del siglo XX no hubo militares que defendieran los puertos bloqueados, de los cuales su único interés estaba en las aduanas. La sucesión de pérdidas territoriales y agresiones imperiales sin respuesta militar, ha culminado con la cesión total de la soberanía política a Cuba, que se ha apoderado de Venezuela sin que un militar de su ejército profesional haya disparado un tiro para salvar el honor nacional. Y con la pérdida parcial de la soberanía territorial en la frontera con Colombia por la presencia de las FARC, que ocupan territorio nacional sin que un militar haya disparado un tiro para salvar el honor nacional. No existe en América un caso semejante de fracaso militar, tan asombroso como vergonzoso e inverosímil.
Venezuela es un fracaso económico como lo prueba que dos siglos después de su independencia de España, está peor que entonces: arruinada, al borde de la cesación de pagos, con una moneda sin valor de cambio en el mercado internacional, con una hiperinflación sin control, más endeudada que cuando sus puertos fueron bloqueados por las potencias acreedoras, destruido su aparato productivo, con una escasez creciente de alimentos y medicinas, abandonados los campos, con un desempleo que excede el 60% de la fuerza de trabajo sumándole el informal, con salarios de hambre, con las empresas básicas (petróleo y hierro) quebradas. Un país arruinado con un pueblo empobrecido como nunca precisamente en época de bonanza petrolera, una riqueza proveniente, no del trabajo y el estudio, sino de un accidente de la naturaleza o un regalo de Dios.
Hemos llegado al fondo del abismo.  Y desde allí estamos obligados a salir para nunca más caer.


Liberación Nacional y No-Reelección(90)

lunes, 15 de septiembre de 2014

La conjura de los infiltrados contra Venezuela

De cómo los infiltrados se han conjurado para destruir a Venezuela y cómo basta salir de uno para que se les venga abajo la tramoya
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Venezuela derrotó a Cuba en el campo de batalla. Sucedió en los años 60 del siglo pasado. ¿Qué hizo entonces Cuba? Procedió a infiltrar el ejército venezolano con Chávez. Así fue como el ahora difunto se convirtió en un infiltrado de Cuba en el ejército de Venezuela. Como todo infiltrado simuló ser lo contrario. Proclamó un credo nacionalista, anti-imperialista, bolivariano. Hasta que llegó al poder y le entregó Venezuela a Cuba. Desde entonces la monarquía comunista cubana, la dinastía de los Castro, manda en Venezuela, donde ha instalado un gobierno títere.
Para el difunto Venezuela no limitaba al oeste con Colombia, sino con las FARC. Lo dijo varias veces. ¿Qué quiso decir? Que, por órdenes superiores recibidas de Cuba, le entregaba a los colombianos el territorio venezolano ocupado por ellos. No era que Venezuela limitaba con Colombia más allá de las fronteras. Al revés, era que Venezuela limitaba con Colombia más acá de la frontera, puesto que los guerrilleros colombianos estaban, y aún están, dentro de territorio venezolano. Muchos creyeron que lo decía por solidaridad comunista, cuando era en verdad el segundo capítulo de la traición a la patria.
La oligarquía bogotana, que ha gobernado en Colombia, desde antes de la independencia, entendió la bolada (en venezolano: ocasión propicia). Entonces se dijo: Uribe estorba porque persigue a los guerrilleros comunistas cuando son colombianos que están conquistando territorio venezolano regalado. Exactamente, así como a Cuba el difunto le regaló la soberanía política, también a los colombianos les regaló la soberanía sobre el extenso territorio fronterizo. Entonces los “cachacos” de la rancia oligarquía bogotana, dueña secular de Colombia, decidieron sustituir a los “paisas” que llegaron con Uribe, amigos de Venezuela por solidaridad democrática. ¿Qué hicieron esos “oligarcas”? Infiltraron las filas de Uribe. Le metieron el contrabando de Santos, que como todo infiltrado simuló ser lo contrario de lo que realmente era. Se apropió de todas las victorias de Uribe contra las guerrillas, presentándolas como suyas. Y se apoderó traicioneramente del partido de Uribe, que por él se llama de la U. La “oligarquía bogotana” hizo que sus tribunales declararan inconstitucional la postulación de Uribe para un tercer mandato y, al mismo tiempo, enjuiciaran al más uribista de los precandidatos, el que llamaban “uribito.” Todo era para encallejonar a Uribe y obligarlo a respaldar la candidatura de Santos, que para tener mayor simulación era atacada desde aquí por el traidor ahora difunto. Puro teatro. Apenas ganó, Santos se abrazó con el que decía ser su enemigo declarándose ambos los “mejores nuevos amigos.” Ya está claro que Santos era un infiltrado en las filas de Uribe. Lo que está por verse es si esta movida de la oligarquía bogotana que lo acompaña terminará sólo desmembrando el territorio venezolano o haciendo de Colombia otro peón de Cuba.
Tiene fundamento la sospecha de que fueron los guerrilleros colombianos los que indujeron a los Castro de Cuba a que escogieran  al colombiano Maduro para suceder al traidor, ahora difunto, en la presidencia de Venezuela. No un venezolano, como Bolívar, en la presidencia de Colombia con guerrilleros venezolanos en territorio colombiano. Al revés, un colombiano en la presidencia de Venezuela con guerrilleros colombianos ocupando territorio venezolano. Evidentemente la oligarquía bogotana se está aprovechando del estado de indefensión en que se encuentra Venezuela por la entrega a Cuba. Hace lo mismo que hizo la Italia de Mussolini cuando Hitler ocupó Francia, que se apoderó de los territorios alpinos, aunque no pudieron poner a un italiano en el gobierno colaboracionista de Vichy porque los franceses hasta a los traidores le exigen la nacionalidad.
Ahora la oligarquía bogotana completa su aprovechamiento de la indefensión de Venezuela, infiltrando al “cachaco” Samper en UNASUR, el instrumento suramericano de la Internacional Comunista. Su papel es evitar que Venezuela recupere su soberanía política ante Cuba y su soberanía territorial plena ante Colombia. Con el mayor cinismo el colombiano Samper exclamó: “Venezuela está en buenas manos”, desde luego, en buenas manos para la Colombia que negocia con Cuba en Cuba por ser Maduro colombiano, comunista y títere de Cuba.
Así la oligarquía bogotana cree que es más viva que los Castro. Pudiera suceder que, por primera vez en la historia, sus cálculos resulten fallidos y, mientras Venezuela resurja de sus cenizas, para lo cual basta con salir del colombiano Maduro, sea Colombia la que caiga bajo el dominio de la monarquía comunista cubana.

Liberación Nacional y No-Reelección (89)

martes, 9 de septiembre de 2014

Sólo faltaba la tarjeta de racionamiento

Con las captahuellas para comprar comida Venezuela terminará siendo otra Cuba, por obra de títeres y colaboracionistas y para vergüenza de los demás venezolanos
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Es falso que Maduro no tomó ninguna decisión. Tomó una transcendental: seguir siendo títere de Cuba, que por eso y para eso fue escogido por la monarquía comunista cubana. En cumplimiento de su papel de títere de Cuba obedece las órdenes de los Castro. Y la orden recibida de ellos es continuar ejecutando el plan de conversión de Venezuela en otra Cuba. Para que lo tuviera claro, por si acaso no oía bien por teléfono, fue a La Habana donde la recibió de viva voz, directa y personalmente. Y para evitar confusión en las filas del PSUV, donde compiten en el servilismo a Cuba, se dejó constancia con una foto que se le tomó cuando la recibía del Rey Fidel, quien está en una posición semejante al Rey Juan Carlos de España después de la abdicación. Es el poder en la sombra, el español detrás del hijo, el cubano detrás del hermano, quien además en su condición de Regente le ratificó lo ordenado.
En la conversión de Venezuela en otra Cuba vamos muy bien, le dijeron. Lo prueban la escasez, la hiperinflación, el control de cambio, la regulación de precios, la moneda convertida en basura que sólo sirve de vale interno, el que tenga tres cotizaciones distintas todas irreales, el endeudamiento, la corrupción, las colas para todo, el desmejoramiento progresivo de la educación, los hospitales en ruinas, todas las radios y televisoras controladas, todos los periódicos comprados, faltan unos pocos que están agonizando por falta de papel  y tinta, no hay carros nuevos en venta, no se consiguen repuestos para los viejos, no hay baterías ni cauchos, no hay cemento ni cabillas, enfermos sin medicinas, clínicas sin insumos, represión al máximo, los disidentes presos, los pobres mientras más pobres mejor porque salen más baratos para comprarlos, desempleo encubierto con informalidad, la juventud emigrando en masas, militares en los cargos civiles, gerenciando las empresas públicas, manejando las finanzas públicas, igualito que lo hecho por Raúl porque este comunismo no cree en la clase trabajadora por muy criticona sino en militares de aquéllos de “pónganme donde haiga”. Cómo cambiar este plan si ha sido exitoso por la ayuda de los colaboracionistas de la MUD. Apenas le falta un toquecito para que Venezuela sea exactamente igual a Cuba.
Los que creían que habría un viraje no han entendido que Maduro está donde está para terminar lo que el difunto comenzó: convertir a Venezuela en otra Cuba. Y lo está haciendo muy bien, sin salirse una letra del plan. ¿Cómo hacérselo entender a los que todavía creen que somos independientes de Cuba, que gozamos de soberanía, que tenemos gobierno propio, que Maduro gobierna por su cuenta, que lo malo que pasa es por ser él ignorante e incapaz? ¿Cuándo entenderán que ninguna medida es improvisada, que todo está fríamente calculado por Cuba? ¿Qué hacer para que entiendan que si a Maduro se le ocurre desobedecer las órdenes que reciba desde allá y salirse del plan que se obligó a cumplir, lo tumban, pero no esos tuñecos colaboracionistas de la MUD, que no matan una mosca por miedo a la sangre, sino sus propios camaradas? 
Cayeron por inocentes los que creían en el cuento del sacudón. Bueno, sí hubo un sacudón. El que debieron sentir los que se despertaron a la realidad y se dieron cuenta, por fin, que nos gobiernan los Castro y que mientras más rápido lleguemos al colapso mejor para el plan cubano ejecutado por sus títeres. Todavía falta algo más para llegar a la meta, pero hay que apurar el paso. Para eso está aquí el camarada Orlando Borrego, quien vino a agilizar el proceso de conversión. Con este fin diseñó la tarjeta de racionamiento, pero electrónica. Cosa más grande: ponerle a los venezolanos una soga, pero no en el cuello sino en el estómago. Te rindes o no comes. Tan orgullosos que eran ellos, los venezolanos, tan echones con sus dólares petroleros alardeando con aquello de “tá`barato dame dos”, y ahora peleando por la comida como los perros. Tan orgullosos los venezolanos y ahí mansitos en la cola, recibiendo su entrenamiento de sumisión al amo cubano. Vista su probada mansedumbre y docilidad viene ahora la captahuella para darles el trato de animal domesticado: comes si obedeces. Y mueve el rabo agradecido.
¿Es posible revertir la conversión? Si los libertadores pudieron liberarnos de todo un imperio como el español, con mayor razón nosotros podemos y debemos liberarnos de una isla pobretona cuyo ejército de ocupación lo forman los traidores a la patria.

Liberación Nacional y No-Reelección (88)

martes, 2 de septiembre de 2014

EL REINO DE LOS CADÁVERES INSEPULTOS


A la MUD la mató el “exceso de colaboracionismo”, una enfermedad política rara, sin antecedentes en Venezuela. No había caso registrado antes, ya que todos los políticos del pasado fueron nacionalistas. Ninguno, ni siquiera los que sirvieron a las dictaduras, se prestaron a colaborar con el gobierno títere de un país extranjero para que nada atente contra su estabilidad.
El problema es que el cadáver insepulto se ha convertido en fantasma que desde ultratumba persiste  en el colaboracionismo. Como no lo han enterrado, deambula como alma en pena simulando ser oposición. Y por boca de sus médiums habla para ayudar al gobierno títere. No denuncia las captahuellas como el paso más importante para convertir a Venezuela en otra Cuba, por lo cual hay que impedir a toda costa su implantación. No llama a la desobediencia civil, el sabotaje y hasta la rebelión. Nunca jamás, porque sería atentar contra la estabilidad del gobierno títere de Cuba.
Desde ultratumba la MUD usa a unos médiums, que llaman voceros, para amansar al pueblo y facilitar así la ejecución del plan comunista que tiene por objeto convertir a Venezuela en otra Cuba. Por boca de sus médiums critica las captahuellas, no como una imposición comunista y cubana. Sólo que no funcionarán por razones técnicas. Preparan de este modo a la gente para que dejen que las instalen. Y ya instaladas, cuando funcionen aunque con fallas, les dirán: esperen las parlamentarias. Y después de las parlamentarias, les prometerán que será en la presidencial.
Para entretener al pueblo, los médiums del fantasma convocan un cacerolazo, lo más inútil para hacer que Cuba cambie la medida tomada y ordenada al gobierno títere. Como el pueblo le tiró trompetilla a su cacerolazo, dejándolos en ridículo, decidieron (oh, idea genial) recurrir al Tribunal Supremo de Justicia solicitando amparo. Saben muy bien que el TSJ sentenciará a favor del gobierno títere, declarando la constitucionalidad de las captahuellas. Así le habrán prestado doble servicio a Cuba y sus títeres: relegitimar al TSJ como tribunal independiente y darle el título de constitucionalidad de la medida cubana.
No era suficiente. Decidieron completa su tarea de amansamiento recogiendo firmas para un referéndum consultivo sobre las captahuellas, que se celebraría después que estén funcionando en todos los mercados y lo ganarían Cuba y sus títeres, de lo que se encargaría el CNE en funciones, de cuatro comunistas y un colaboracionista.
Vivimos en un país fantasmagórico: el espíritu del difunto insepulto posee al gobierno títere y el fantasma del cadáver insepulto llamado MUD le hace la corte. Es el reino de los cadáveres insepultos. Saldremos de abajo cuando sean enterrados los dos, física y políticamente.
REFLEXIONES 63                                                                       02-09-14