martes, 25 de octubre de 2011

El fin de El Tirano está decretado, y…?


Compatriotas: El doctor Salvador Navarrete ha cumplido el deber patriótico de informarle públicamente al pueblo venezolano lo que todos los médicos nos dicen en privado: el fin de El Tirano está decretado, será en 2012 o a más tardar en 2013. Esto se llama responsabilidad social, correlativa con la doctrina jurídica de que los gobernantes no gozan del derecho a la intimidad que tenemos los particulares, porque su intimidad es de interés general, con mayor razón si de ella se derivan consecuencias para todos. Pensemos ahora en lo que viene.

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 Veamos los escenarios posibles. Tomemos el primero. El Tirano sigue fingiendo que se ha curado para lo cual oculta a los médicos tratantes e impide que comuniquen su diagnóstico y pronóstico al pueblo. Así llega al 2012 manteniendo unidos a sus seguidores en torno suyo. En este año los cubanos harán una evaluación definitiva para ver si puede durar hasta las elecciones. Si el avance de la enfermedad no se lo permite, El Tirano postulará al sucesor, desde luego uno de confianza de los cubanos. Y le hará campaña, con el dramatismo del enfermo postrado apelando a la conmiseración, tal como lo viene haciendo. 

El escenario anterior podría completarse celebrando un pacto con el candidato oficial de oposición. Sería de cohabitación. Si gana el candidato de El Tirano le respetaría las cuotas de poder (alcaldías y gobernaciones) a la oposición. Si sucede el milagro de que gane el candidato de oposición, éste se comprometería a respetar las cuotas de poder de los comunistas (asambleas, tribunales, cne, fiscalía), así como los mandos militares, dejando a sus titulares en los cargos hasta el vencimiento de sus respectivos períodos. El Tirano garantizaría de este modo a sus colaboradores que no habrá persecución ni por corrupción ni por abuso de poder y sobretodo que el nuevo presidente será un prisionero suyo, el cual sólo llegaría al final del período si respeta el pacto.

El tercer escenario sería que El Tirano no escoja sucesor ni pacte con la oposición oficial, sino mantenga la línea dura hasta el final. En este caso jugará un papel decisivo la camarilla que lo rodea, la que ha visto en Gadafi lo que le espera sino abre una puerta de salida. La irresponsabilidad de El Tirano se explicaría porque está condenado, pero los sobrevivientes deben cuidar su pellejo, porque como le dijo Llovera a Pérez Jiménez: “pescuezo no retoña”. Cabe esperar entonces que en este escenario El Tirano sea depuesto por sus partidarios cuando ya esté muy debilitado física y políticamente. Hay muchos modos de hacerlo. Basta con revisar la historia.

El cuarto escenario se presentaría si se produce la falta absoluta de El Tirano en 2012 antes de las elecciones. Al respecto, Navarrete nos da un mensaje: “los militares tendrán que tomar el poder por un tiempo”. Ya sabemos entonces lo que tienen planeado los altos mandos militares. ¿Cómo podría darse este golpe? Hay un modo fácil: el vice-presidente renuncia y la asamblea dócil lo sustituye por uno de los generales en jefe que pasa a retiro para cubrir las apariencias y ya en el cargo maniobrará para suspender y posponer las elecciones.

El último escenario previsible sería que El Tirano llegue hasta las elecciones y las gane. ¿Qué objeto tendría hacer esto si el plazo máximo de vida vence en 2013? Su finalidad sería arrasar en las elecciones regionales y municipales para dejar inconmovible el piso político del comunismo. Tengamos presente que El Tirano es un juguete en manos de la monarquía comunista cubana, en la cual no hay sentimientos sino cálculo. En esta colonia de Cuba mandan los cubanos. Como lo dice Navarrete, que lo conoce muy bien, El Tirano no confía en nadie en Venezuela, sólo en los cubanos. Y nos da esta prueba: “De hecho, en el Hospital Militar hay un piso preparado por si le pasa algo y todo el personal es absolutamente cubano. Ni siquiera los camilleros son venezolanos.” Conclusión: El Tirano es nuestro Emparam cubano. 

Es nuestro deber patriótico y de responsabilidad social debatir públicamente sobre las consecuencias de la enfermedad mortal de El Tirano, a fin de crear conciencia de la situación y tomar las previsiones políticas. En cumplimiento de este deber hablemos claro. Es lo que he pretendido hacer hoy aquí. Invito a todos los venezolanos a que abordemos el tema sin más dilación. Agradeceré la opinión de quienes me escriban.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La línea divisoria

Compatriotas: la reelección de los gobernantes ha sido una maldición para el pueblo venezolano, porque de ella se han derivado las tiranías y las oligarquías que acaparan puestos y contratos, causando la frustración de generaciones valiosas que han optado por emigrar. La prueba está a la vista con El Tirano. Neguemos nuestro apoyo y nuestro voto a los candidatos reeleccionistas, así se pongan la piel de cordero declarándose demócratas. Pongamos una línea divisoria entre ellos y nosotros, declarándonos en campaña contra la reelección.

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Los padres fundadores de la patria vieron el peligro de la reelección en un país colonizado por una monarquía, acostumbrado por ello a los gobernantes vitalicios. Pensaron, con razón, que sería entronizar reyezuelos. Por ello establecieron la no-reelección en la Constitución de 1811. Su prevención llegó a tanto, que crearon un ejecutivo colegiado con un presidente rotatorio. Por desgracia, vino la guerra. Y acabó con este ensayo. Pero quedó sembrada la idea. Cuando Bolívar se declaró dictador, al final de su carrera, pretendiendo perpetuarse en el cargo, surgió un movimiento en contra suya que determinó su caída y motivó que se llegara al extremo de negarle el ingreso al país.

Consciente Páez del rechazo a la reelección, fomentado por la clase dirigente, estableció la no-reelección inmediata en la Constitución de 1830. Era desde entonces una regla fundamental de nuestro sistema político, mantenida durante 168 años aunque con tres paréntesis que se consideraban aberraciones. Fueron las constituciones hechas aprobar por Monagas, Gómez y Pérez Jiménez, que consagraron la reelección indefinida. A la muerte de Gómez, el rechazo a esta fórmula extraña a nuestra tradición constitucional hizo que su sucesor López Contreras, en un gesto raro que lo enaltece, tomara una decisión histórica: restablecer la no-reelección inmediata y recortar su período de gobierno de siete a cinco años. Lo que asombra más de esta decisión es que la tomó un militar, todo un señor general en jefe, probado en la guerra y en la paz. Y que la haya acatado su sucesor, el general Medina Angarita, que no pretendió perpetuarse en el poder; por el contrario, propuso a un civil para el período inmediato siguiente. Derrocado su gobierno por una rebelión cívico-militar, asumió una junta presidida por Betancourt. Esta junta, respetuosa de la tradición constitucional, prohibió la reelección de sus miembros y mantuvo la no-reelección inmediata en la Constitución de 1947. Para valorar esta decisión debe tomarse en cuenta que todos estos señores eran tan jóvenes que Betancourt sólo tenía 38 años y estaba gobernando con poderes plenos. Debería servir de ejemplo a los pretendientes de ahora.

En el derrocamiento de Pérez Jiménez (1958) influyó el hacerse reelegir valiéndose de un plebiscito amañado. Convocadas elecciones libres, resultó electo Betancourt. Y bajo su gobierno se aprobó la Constitución del 61 que descartó la no-reelección absoluta propuesta por Uslar Pietri, pero por lo menos restableció la tradición constitucional de la no-reelección inmediata. Así se mantuvo hasta 1989, cuando se acordó algo de consecuencias funestas para la democracia. Fue, no la elección de gobernadores, lo que está muy bien, sino su reelección inmediata, violando el principio de la alternabilidad en el poder tal como estaba concebido e interpretado desde la primera Constitución. Vino el retroceso institucional. Alcaldes y gobernadores se encargaron de hacer cambiar la mentalidad anti-reeleccionista del pueblo venezolano para justificar su ambición de poder y su perpetuación en el cargo. Le hicieron así el trabajo a El Tirano que tenemos, quien la aprovechó estableciendo la reelección, primero como inmediata y luego como indefinida al estilo de Monagas, Gómez y Pérez Jiménez. El Tirano premió, por el trabajo de ablandamiento de la conciencia institucional del pueblo, a gobernadores y alcaldes extendiéndoles a su favor esta aberración. Ahora el que llega a un puesto se queda ahí hasta la muerte. Sólo Dios nos libra de él.

Ha llegado el momento de trazar una línea divisoria entre reeleccionistas, o falsos demócratas, y no-reeleccionistas, o verdaderos demócratas. En este sentido respaldo la iniciativa de Antonio Ledezma, el único que se ha pronunciado contra la reelección presidencial. Pero voy más allá: los anti-reeleccionistas debemos declararnos en campaña a favor de la no-reelección, exigiendo que todo candidato, que se diga demócrata, se comprometa a la reforma de la Constitución para restablecer la no-reelección y, en todo caso, jure ante el país, mediante documento notariado, que no pretenderá la reelección así lo permita la Constitución vigente para el momento.

martes, 18 de octubre de 2011

Cuba vendió el Esequibo

Compatriotas: Así como España entregó a Inglaterra la isla de Trinidad, que pertenecía a su colonia venezolana, Cuba ha vendido a Guyana el Esequibo de su colonia venezolana. ¿Saben porqué? Se los diré.

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Hace doscientos años había una colonia de España llamada Venezuela que incluía en su territorio la isla de Trinidad, la cual, por su posición estratégica, controla la navegación por el Orinoco. Como en toda colonia, las relaciones internacionales eran manejadas directamente por el Rey desde Madrid. Y sucedió que el Rey, en función de los intereses de España, y no de Venezuela, cedió la isla de Trinidad a Inglaterra. Era de suponerse lo que después ocurrió. Los ingleses usaron a Trinidad como base de operaciones para adentrarse en el Esequibo, territorio selvático que pertenecía a la provincia de Guayana, con cuya ocupación cerrarían totalmente la salida de Venezuela al Atlántico. ¿Qué hay en el Esequibo? Lo mismo que en Guayana: oro y toda clase de minerales valiosos.

Dice la historia sobre aquella época: “El comercio de Venezuela era muy codiciado pues su cacao gozaba de la mejor reputación en los mercados mundiales. Por su precio se colocó en el tercer lugar después del oro y de la plata” (Arcila). Entonces el Rey de España decidió centralizar este comercio y, al efecto, contrató a la Compañía Guipuzcoana, que le pagaba los beneficios. Era la Guipuzcoana la que vendía el cacao en el Caribe.

Doscientos años después Venezuela se hizo colonia de Cuba, con una diferencia en la conquista: mientras los españoles debieron pelear para vencer la resistencia indígena, los cubanos se apoderaron de la colonia sin disparar un tiro. Contra los cubanos no hubo resistencia indígena. ¿Porqué? Porque las puertas se las abrieron unos cipayos, pertenecientes a la tribu de los comunistas que estaba infiltrada esperando la señal del invasor. Entonces el Rey Fidel asumió las relaciones internacionales de la colonia. Trasladó la Cancillería a La Habana. A lo que quedó en Caracas, por no tener función alguna, la convirtió en refugio de damnificados. Para guardar las apariencias hay un ministro. Así en La Habana está la Cancillería, que decide en función de los intereses de Cuba, mientras en Caracas está el encargado de ejecutar estas decisiones, por lo cual no importa que sea un ignorante en la materia. Y hasta mejor es.

El Rey Fidel revivió la Guipuzcoana. Dijo: no es bueno que el petróleo sea manejado por la colonia sin control de la metrópoli. Hagamos lo siguiente: véndase directamente sólo a los gringos, y eso porque no aceptan comprarlo a la metrópoli, pero ya se sabe que de esta venta debe la colonia pagarnos tributo. Es un tributo llamado alcabala, porque en cada oficina Cuba tiene montada una alcabala que vigila para que los súbditos no le jueguen sucio. Agregó el Rey Fidel: del petróleo para el Caribe me encargo yo. Constitúyase Petro-Caribe, mi Guipuzcoana. Entrégueme la colonia su petróleo por esta vía, que yo me encargo de venderlo como hacía España con el cacao, quedándome con la parte del león.

Astuto como es el Rey Fidel se habrá dicho: el pueblo de mi colonia Venezuela fue en el pasado un “bravo pueblo”, y aunque ahora se ha vuelto un pueblo pendejo, debo tomar precauciones porque el Capitán General se ha enfermado y como ni siquiera él sabe el tiempo que le queda, y yo sí, puede ocurrir que, cuando falte, los venezolanos se alcen echando a mis cubanos y sus cipayos. Entonces el Rey Fidel llamó a los españoles de Repsol y les encargó buscar petróleo en el mar territorial de Cuba, por los lados del Golfo de México. Fracasado el primer intento, Repsol amenazó con no seguir. Cuba no tiene dinero, pero sí a un Rey inteligente al que se le ocurrió una idea genial. Hay un mar territorial que parece rico en petróleo. Es el mar del Esequibo. Díjole el Rey a Repsol: yo te doy el mar del Esequibo y tú sigues perforando en el de Cuba. Hecho el trato el Rey Fidel, en ejercicio de su poder soberano sobre la colonia, y sin consultar con sus súbditos, decidió que el Esequibo sea definitivamente de Guyana. Diabólico como es montó la trampa: Guyana le envía una carta a mi colonia diciéndole que el mar territorial del Esequibo es suyo, pero a esta carta la esconderemos para que se interprete como aceptación. Y, a cambio, Guyana le da las concesiones petroleras en este mar territorial a Repsol, como efectivamente ha sucedido.

En este relato no aparecen los jefes militares porque estaban en otro teatro echándoselas de machotes ante la oposición.

martes, 4 de octubre de 2011

Vacío de poder + vacío político = Venezuela perece

Compatriotas: Desde junio ha venido produciéndose un vacío de poder intermitente por las ausencias sucesivas de El Tirano. Estamos ahora en la inminencia de un vacío de poder progresivo, hasta que se haga absoluto, debido a su inevitable decadencia física y mental por la enfermedad, que va limitando su capacidad y dedicación al cargo. Por desgracia, el vacío de poder se ha convertido en un vacío político por la inexistencia de una clase dirigente que tome la iniciativa de resolver una situación que no puede esperar el 2013. Ha llegado la hora de los patriotas.
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 Érase una colonia de España llamada Venezuela. Sucedió que las tropas francesas ocuparon el territorio español apresando al Rey. Se produjo el vacío de poder. Ante este hecho, la clase dirigente tomó la decisión de asumir el gobierno de la colonia. Lo hizo primero en forma de sucesión, constituyéndose en Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Sólo era un subterfugio mientras aseguraba el control del país para dar el paso definitivo declarando la independencia. Hubo entonces vacío de poder, pero no vacío político. Y el vacío de poder fue aprovechado por la clase dirigente para cambiar el sistema, produciendo la ruptura con España.

Érase una colonia de Cuba llamada Venezuela. Sucedió que el Capitán General cayó enfermo. Fuese adonde el Rey ya decrépito, quien lo hizo examinar, en su residencia de La Habana, reservándose diagnóstico y pronóstico. A los súbditos se los dejó en la ignorancia. Se produjo el vacío de poder, que se fue administrando por dosis. Ausencias temporales mientras se va arreglando la sucesión con el aseguramiento de los tributos de la colonia a la metrópoli, lo que vienen haciendo sin obstáculos porque no hay una clase dirigente como aquélla que nos independizó de España. Venezuela es un país descerebrado y, a causa de ello, hundido en un inmenso vacío político, mientras se cae a pedazos y pierde, no sólo sus riquezas, sino hasta su mar territorial.

El cuadro de este país da vergüenza. Un enfermo encerrado en su cuarto, desde el cual se comunica por teléfono y del cual sale para la quimioterapia o para exhibirse cuando corre el rumor de que se está muriendo. Entonces alardea de una salud que el cuerpo desmiente. Con el traje deportivo pretende ocultar su estado, pero cara, manos y barrigas delatan que la procesión anda por dentro. Se lo supone desahuciado porque los médicos tratantes se esconden. Ninguno da la cara para decir la verdad. El Rey les ha prohibido hablar. ¿Y porqué les ha prohibido hablar? No debe ser porque las noticias son buenas. 

En el recibo de la casa están los presuntos herederos vigilándose entre sí. Cada uno pendiente de los movimientos del otro. Todos se consideran con iguales derechos, pero la herencia es para uno solo. Compiten para hacer mérito, por si acaso el enfermo decide testar. ¿A quién palmeó hoy? Saben que si lo hace será por influencia del Rey. Van y vienen haciéndole carantoñas al viejo chocho, con la esperanza de que recuerde su nombre en uno de esos momentos en que parece estar cuerdo. Es que al viejo le ha pegado duro la enfermedad del hijo que lo sostiene. Le aterra verse desvalido sin la mesada. Ahora está en la disyuntiva: si escoge el heredero del hijo los desheredados pueden alzarse declarando nulo el testamento por ser una imposición cubana y si no lo escoge pueden pelearse todos perdiendo la herencia. Lo mejor es mantener la incertidumbre, mientras se tiene parapeteado al enfermo. Para eso son esas misteriosas sesiones que dicen de quimioterapia. Son para tenerlo parapeteado.

En las afueras de la casa están los que no son de la familia, pasándose las bolas que les llegan del recibo: que está panqueando en el Hospital Militar, que se lo llevaron turulato al de Clínicas, que el cáncer es en la vejiga, no en el colon, tampoco chico, es en el recto, esa hinchazón es por la cortisona que lo ha puesto como un sapo,  que no matricula en diciembre. Rumores van y vienen. Por su parte, los políticos no mueven una hoja. Todos están metidos de cabeza en un jueguito entretenido llamado 2012. Semejan carajitos en el patio de un colegio. El país cayéndose  a pedazos, con aves de rapiña encima de sus restos, y ellos gozando un bolón, pendiente sólo del timbre de la maestra Tibisay.

Somos un país de bolas, pero sin bolas. A este pueblo lo caparon. Hay un vacío de poder, que aprovechan entre otro Cuba llevándose el oro, China cogiéndose el petróleo, Guyana apoderándose del mar territorial y hasta el narcotráfico robándose las avionetas, y nadie hace nada. Políticos y militares están en lo suyo, mientras la República perece.