lunes, 27 de febrero de 2012

Vacío de poder, quién se atreverá?


Compatriotas: El fin de El Tirano ya se da por seguro. La enfermedad avanza inexorable. El vacío de poder se hace cada vez más evidente. ¿Quién se atreverá a llenarlo? Pronto los frenos se relajarán. Hay una regla universalmente aceptada: “no hay vacío de poder que no se llene.”

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En el sistema republicano la ausencia del Presidente de la República, llamada también acefalía, se resuelve por medios institucionales activando el mecanismo de sustitución o sucesión previsto en la Constitución. En las tiranías, más cuando se trata de una tiranía comunista, no sucede lo mismo. La acefalía produce un vacío de poder debido a que el tirano lo concentra en su persona y basa su liderazgo en el culto a la personalidad. Al faltar el tirano se resquebrajan las dos columnas que sostienen a la tiranía: el totalitarismo (concentración de poder) y el mesianismo (culto a la personalidad).

En la tiranía el vacío de poder se puede producir abruptamente por la muerte, desaparición o ACV que cause la invalidez absoluta del tirano. Pero también se puede producir gradualmente por distintas causas. Una de ellas, el debilitamiento político de la autoridad del tirano. Puede ser la consecuencia de una enfermedad o accidente que lo vaya incapacitando progresivamente. Con mayor razón si se trata de una enfermedad mortal de la cual se deriva certeza respecto a su fin próximo. La enfermedad no sólo mina el cuerpo, sino socava el liderazgo. Al socavarlo, entran en pugna por la sucesión distintos grupos del entorno presidencial que velan alrededor del lecho del enfermo, pendientes de su agravamiento. Se produce una lucha palaciega de la cual se deriva un equilibrio frágil e inestable en el gobierno. Otra evidencia más del “vacío de poder”, a la cual se puede agregar, para profundizarla, el fortalecimiento de un grupo hasta entonces sometido que emerja amenazando la continuidad del disfrute del poder por la camarilla. Entonces hay una confrontación adentro y otra hacia afuera.

Pongámosle nombre a lo dicho para mejor entendimiento. El Tirano sufre de cáncer. Ha ocultado el diagnóstico de los médicos. Sólo tiene una explicación: su expectativa de vida es corta. Se refuerza por el fracaso de la quimioterapia y por la tercera operación. En conocimiento de estas perspectivas el ala militar o fascista de la tiranía dio un paso para colocarse en la línea de sucesión. Ha desplazado al ala civil o comunista. Pero ésta aún cuenta con el apoyo de Cuba, importante para las luchas intestinas. Hay, pues, un equilibrio frágil e inestable en las alturas del poder, que no se ha roto porque El Tirano mantiene el suspenso. Pero no podrá mantenerlo más tiempo. Alguien dará el paso para su sustitución. Hasta ahora le ha funcionado el miedo a un paso en falso. Para sembrar el miedo las jaurías ladran: “cuidado con el que le toque siquiera un dedo, no le quedará un hueso sano.” Cuando se aflojen los frenos, no habrá ladrido que valga. Pero el equilibrio es frágil e inestable no sólo por las pugnas intestinas del gobierno, sino porque la oposición tiene candidato pero no un líder consolidado. Lo único que une a la oposición es salir de El Tirano. Y si la enfermedad lo saca del juego, qué la unirá? Recordemos que hay dentro de la oposición dos visiones estratégicas diferentes: pactar con el enemigo o romper con el enemigo. Sólo la prioridad de salir de El Tirano los ha unido, pero si desaparece de la escena política aflorarán las diferencias?

El vacío de poder es en política lo que un agujero negro en el espacio: atrae con fuerza irresistible a todo el que ambiciona poder. Esta situación de ingravidez, de estar flotando en el vacío, no puede mantenerse mucho tiempo. Alguien dará el primer paso y romperá el equilibrio frágil. Alguien hará cumplir la ley de gravedad: lo que sube, cae. Y la ley suprema de la política: no hay vacío que no se llene.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Esto se decidirá en la calle


Compatriotas: Pasada la euforia por el éxito de las primarias, reflexionemos sobre lo que nos espera. No hay un camino, sino dos. El de los votos y el de la calle, porque lo repito una vez más: esto se  decidirá en la calle, no en las elecciones, por lo cual hay que trabajar en dos planos paralelos: el electoral y el social. Es la única manera de que el  camino de los votos desemboque en la calle, escenario de la batalla decisiva.

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Los que no votamos por el candidato electo en las primarias le damos nuestro respaldo. Es absolutamente necesario mantener la unidad. Pero  consecuentes con nuestra posición de que esto se decidirá en la calle debemos dirigir nuestros esfuerzos a la lucha social, mientras el candidato se concentra en la lucha político-electoral. En la lucha social está la clave de la victoria política. Sólo con ella podremos compensar las desventajas electorales y romper el cerco institucional.

¿De cuáles desventajas electorales hablamos? De ventajismo y fraude. Veamos un ejemplo. En las primarias de 2011 participaron tres millones de electores. En la Lista Tascón/Maisanta de 2004 aparecemos tres millones de electores. Significa que el voto duro de oposición ha permanecido inalterable en tres millones de electores. A los fallecidos en siete años los han sustituido sus hijos y a los desertores las nuevas promociones de jóvenes. ¿Es bueno o malo que se haya mantenido inalterable el voto duro? Es bueno si tomamos en cuenta que la tiranía ha recrudecido infundiendo miedo y la construcción del comunismo ha avanzado despojando a muchos de sus recursos para la lucha. Esto es lo mejor de las primarias: el miedo  y el despojo no han mermado el voto duro de oposición. Hay tres millones firmes. Forman el ejército civil de la democracia. A este ejército combativo y decidido no se lo puede defraudar de nuevo como se lo defraudó en 2004 cuando el revocatorio y en 2006 cuando la elección presidencial. Es malo este dato si lo comparamos con el número de electores virtuales o falsos y de votantes extranjeros cedulados, entre ellos miles de cubanos y de chinos que no hablan español, que según los análisis de SÚMATE/ESDATA y estadísticos independientes se calculan en tres millones. Esto nos lleva a la conclusión que si no hay una depuración del registro electoral, para excluir a los electores fantasmas y falsos cedulados, sólo podemos decir que la oposición los ha igualado con el voto duro. O al revés, el enemigo ha logrado igualar el voto duro de oposición con votantes fantasmas y falsos cedulados. Sin la depuración del registro electoral la oposición seguirá teniendo este peso muerto. Por consiguiente, no demandar imperativamente la depuración del registro electoral sería suicida.

¿De qué cerco institucional hablamos? La reacción de la tiranía comunista ante el éxito de las primarias demuestra que está dispuesta a todo para ganar la elección presidencial y, si la pierde, está dispuesta a todo para no entregar. Al decir todo nos referimos a que actuará sin freno legal y sin freno moral. Ya lo está haciendo. En la primera línea de ataque ha colocado a las instituciones secuestradas. Es el caso del TSJ. En este incidente se puso en evidencia qué hacer para romper el cerco institucional, primer obstáculo a derribar. Se resume en este lema: DESACATO Y DESAFÍO. Al romper el cerco institucional, desacatan y desafiando a las instituciones secuestradas, la tiranía comunista se verá obligada a quitarse la careta y recurrir a las vías de hecho. Tendrá que apelar a su fuerza de choque: los malandros de sus bandas paramilitares, los jerarcas militares acusados de narcotráfico, sus saqueadores del Tesoro Nacional con el botín en la mano y las guerrilas colombianas cuya supervivencia depende del enclave venezolano.  Y detrás Cuba, con sus cincuenta mil agentes encargados de conservar la colonia venezolana, e Irán con sus agentes secretos que tienen la misión de conservar la plaza estratégica contra Estados Unidos.

¿Significa que, por esta alianza de los malvados, estamos condenados a la perpetuación de su tiranía? No, en absoluto. Significa que solo el pueblo en la calle los echa del poder, como pasó aquí el 23 de enero del 58 y el 11 de abril de 2002, y como nos lo ha recordado la primavera árabe. Y cuando el pueblo se lanza a la calle, los militares se suman. Pero para que el pueblo se lance a la calle hay que privilegiar la lucha social. Hay, pues, que trabajar en dos planos paralelos: el electoral y el social. O sea, unir voto y calle.

lunes, 6 de febrero de 2012

Votemos por Diego Arria

Compatriotas: Visto que Diego Arria, Pablo Medina y María Corina Machado no han llegado al acuerdo de unir fuerzas para evitar la dispersión de los votos de los rupturistas o partidarios del cambio radical y profundo, convengamos nosotros en concentrar nuestros votos para darle un vuelco a la oposición, en previsión de lo que viene: fraude electoral y/o vacío de poder. Votemos por Diego Arria.
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Hace tiempo dije aquí que, para la transición del comunismo a la democracia, se requiere un veterano con experiencia, políticamente independiente y “cuatriboleado”. Esto último quiere decir que esté dispuesto a jugársela. Hoy lo repito porque esto no se decidirá en las urnas, sino en la calle. No se decidirá en las urnas debido a que, política y matemáticamente, es imposible que la oposición gane una elección presidencial a causa del ventajismo descarado y el fraude sistemático. El que diga lo contrario miente. Entonces no queda otra vía que enfrentar el fraude con el pueblo en la calle. Enfrentarlo antes, durante y después de su consumación, esto último desconociendo el resultado fraudulento. El único precandidato que está dispuesto a hacerlo es Arria. Puede suceder además que antecediendo al fraude o coincidiendo con él se produzca el vacío de poder por falta absoluta de El Tirano. Para este supuesto se ha preparado el ala militar o fascista del régimen, colocándose en la línea de sucesión. Su pretensión sucesoria, que nos llevaría de la tiranía comunista a la tiranía fascista, tendrá que ser combatida en la calle. El único que está dispuesto a hacerlo es Arria.

Si dificilísima es la toma del poder por los demócratas, más difícil aún será la consolidación en el poder. Exigirá desmontar la maquinaria institucional de la tiranía y combatir las guerrillas urbanas y rurales que están organizadas, así como limpiar el país de la influencia cubana e iraní. Al mismo tiempo, desmontar el aparato económico de la tiranía y modificar de inmediato sus relaciones de clientelismo popular para neutralizar a sus agitadores sociales. Como se ve, no se trata de una concha de ajo. El único consciente de la tarea ciclópea a emprender es Arria. Y el único de los precandidatos que reúne las condiciones para hacerlo es Arria, que por si fuera poco aporta algo de lo cual carecen los demás precandidatos: relaciones internacionales que serán absolutamente necesarias para lograr comprensión y colaboración de los países democráticos.

¿Tiene Arria posibilidad de ganar las primarias? Si nos guiamos por las encuestas, no la tiene. Pero si dobla el número de electores que firmaron su inscripción (250.000), aún derrotado saldría investido del liderazgo alternativo de la oposición, acabando con el monopolio que hasta ahora han tenido los pactistas. En todo caso, darle el voto es para mí una cuestión de principios. Su discurso en la campaña hubiese sido el mío si hubiese participado.

Con Arria nos sentimos reivindicados todos los que tuvimos participación política contra la dictadura militar y en los cuarenta años de democracia. Ya sabemos que El Tirano ha satanizado el pasado de los demás, menos el suyo y de su familia. La demolición de prestigios no ha sido tarea exclusiva del gobierno. Ha tenido participación activa un sector de la oposición con la finalidad de eliminar competidores, escondiendo también el pasado de sus padres y el suyo propio. Lo cierto es que han creado una matriz de opinión en contra de todo el que tiene pasado político, aunque sea honorable. Arria nos reivindica de esta discriminación, asumiendo con valentía su pasado.

Para consolidar esa matriz de opinión, se ha creado en la oposición un ambiente de sifrinismo político. Para los sifrinos hay que ser joven y bello, por lo cual estamos descalificados para gobernar los mayores de cincuenta años, los que tenemos canas y/o arrugas y para remate somos calvos y feos. Los sifrinos atacan a Arria porque tiene setenta años. Por incultos ignoran que Adenauer fue elegido a esa edad para dirigir la Alemania desvastada por la guerra. El viejo Adenauer hizo el “milagro alemán” por el cual su país terminó convirtiéndose en la primera potencia europea. Arria se ha echado a cuestas la discriminación contra los mayores, que impide el concurso de quienes están mejor preparados para manejar la situación. Un político ya fallecido me dijo: “la experiencia es lo más inútil en la política, porque cuando la tenemos nos apartan.”

Yo voto por Diego Arria. Es lo menos que puedo hacer por quien ha abandonado la comodidad de su retiro para jugársela con nosotros, negándose a pactar a cambio de cuotas de poder.