martes, 30 de diciembre de 2014

La ruta de la liberación (IV): Que la segunda victoria del capitalismo sea también de la democracia

Nuestra tarea en 2015: hacer que la derrota del comunismo con la rendición de Cuba no sólo sea una victoria del capitalismo sino también de la democracia en Venezuela.
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Definida la naturaleza del régimen (una tiranía títere de Cuba) y la situación actual del país (colapso total provocado por la transferencia de la renta petrolera a la metrópoli y por el traslado del modelo comunista cubano, agravado por la baja del precio del petróleo), situémonos en la realidad americana actual.
Comienza 2015 con la segunda victoria del capitalismo sobre el comunismo. Hace poco celebramos el 25º aniversario de la caída del Muro de Berlín, que simboliza la primera derrota del comunismo por el capitalismo. Entonces desapareció la Unión Soviética, que se fragmentó en varias repúblicas, las cuales adoptaron la economía capitalista. Se independizaron los países satélites, que hicieron lo mismo. El comunismo dejó de existir en Europa. Y los partidos comunistas perdieron el poder, siendo sustituidos por gobernantes democráticos que fueron adhiriendo progresivamente a la Unión Europea. A fines del siglo XX había triunfado el capitalismo en  Europa y también la democracia, quedando derrotado el comunismo.
Los comunistas chinos se adelantaron a los cambios para retener el poder político a pesar de implantar el capitalismo. Iniciaron el viraje antes del derrumbe soviético con el lema: “un país, dos sistemas.” China es hoy un país capitalista con un sistema político comunista de partido único. Es una dictadura, que efectúa elecciones cerradas: sólo votan los comunistas y sólo pueden ser electos los comunistas. No hay derechos políticos, ni siquiera la libertad de expresión y de información. Este modelo ha sido copiado por Vietnam. Así, pues, en Asia triunfó el capitalismo, pero no la democracia.
Derrotado el comunismo en Europa y Asia, se produjo la globalización del capitalismo. En palabras de Hernando de Soto: “La caída del Muro de Berlín cerró un siglo largo de competencia política entre capitalismo y comunismo. El capitalismo queda como la única forma viable de organizar racionalmente una economía moderna. En este momento de la historia, ninguna nación responsable cuenta con otra opción”. Todo lo contrario pensaron dos desubicados: Fidel Castro y Lula da Silva. Decidieron revivir el comunismo en Amr﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ revivir el comunismo en Amcontrario pensaron dos desubicados: u sueño infantil, el comunismo. servido para justificarérica Latina y con este fin crearon el Foro de Sao Paulo. Desde luego, estaban condenados al fracaso. Pero durante 15 años se creyeron lo contrario porque consiguieron a un pendejo con real que financiara a la Internacional Comunista. Ese pendejo con real desafió a Estados Unidos sosteniendo a Cuba y trayendo a Rusia e Irán para intervenir en América Latina. Incurrió en la mayor estupidez geopolítica: retar a un gigante sin tener músculo.
Estados Unidos dejó que el gobierno títere desgastara a Venezuela sosteniendo a Cuba, a los chulos del Alba y a las islitas del Caribe, lo que sobrepasaba su capacidad. Dejó que Cuba explotara a Venezuela hasta desangrarla. Dejó que el gobierno títere se desgastara endeudando a Venezuela con Rusia para comprar chatarra militar. Dejó que el gobierno títere desgastara a Venezuela financiando el extremismo musulmán. Y esperó el momento oportuno. Entonces procedió a dar jaque mate a sus enemigos. Irrumpió en el mercado petrolero cambiando el escenario. En una jugada combinada con su socio, Arabia Saudita, ha hecho bajar el precio del petróleo. A Rusia le ha provocado el pánico financiero. Su economía se derrumba. Irán enfrenta la urgencia de un ajuste macroeconómico con riesgo político. Venezuela está en quiebra. Y Cuba, viendo que la rica y grande China no se ofrece a caer en la misma estupidez de sostenerla cometida por los comunistas venezolanos, corre presurosa a rendirse. Es una rendición así se la disfrace. Estados Unidos y la Unión Europea no renuncian al capitalismo. Cuba sí renuncia al comunismo, abriéndole las puertas al capitalismo.
Sin duda el capitalismo ha derrotado al comunismo en América. Es su segunda victoria mundial en apenas 25 años. Pero, cuidado, Cuba intentará imitar el modelo  chino: economía capitalista con los mismos comunistas gobernando. Y hacer lo mismo en Venezuela. Esto es precisamente lo que debemos evitar.
Nuestra tarea en 2015: hacer que la derrota del comunismo no sólo sea victoria del capitalismo, sino también de la democracia.


A todos los demócratas les auguro un 2015 inolvidable. 

LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (104)

martes, 23 de diciembre de 2014

La ruta de la liberación (III): La última Navidad bajo el dominio de Cuba

Jurémonos a nosotros mismos que la de 2014 será la última Navidad bajo el dominio de Cuba, representada aquí por el gobierno títere.
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En el año 15 del siglo XXI, próximo a comenzar, debemos esforzarnos en dar comienzo al proceso de refundación de la República, para disfrute de las generaciones futuras durante los 85 años restantes cuando menos. Hagamos un corte y pongamos fin a la sucesión de fracasos que hemos tenido durante dos siglos. Dispongámonos, intelectual y espiritualmente, a lograr el éxito y elevarnos a la grandeza. No dudemos de nuestra capacidad. Abandonemos el fatalismo que nos hace sentir inhábiles, como individuos y sociedad, para lograr las metas que nos propongamos. Los venezolanos somos como usted y yo, exactamente iguales. Nos diferencia la motivación. Los pobres analfabetas que siguieron a Boves para destruir a la República, fueron los mismos que, siguiendo después a Páez y Bolívar, fundaron cinco repúblicas, incluyendo a la  Venezuela que habían destruido antes. Significa que todo depende del liderazgo, que puede sacar de nosotros todo lo bueno y noble o toda la maldad y ruindad, que ambas son las caras del ser humano desde Abel y Caín. Aprendida la amarga lección de vivir bajo la tiranía de los peores, que ha sido la culminación de dos siglos de fracasos, construyamos el sistema político-económico que dé por terminada esta etapa histórica.
Para ello comencemos por tomar conciencia exacta de nuestra realidad actual para poder trazar la estrategia adecuada. Estamos bajo una tiranía, que se llama así por ser un régimen sin ley ni justicia, caracterizado por el abuso de poder. Como todas las tiranías que le precedieron es totalitaria, ya que concentra todos los poderes en manos de una oligarquía, mejor una casta. Pero a diferencia de las tiranías anteriores, que fueron autóctonas y nacionalistas, ésta nos ha sido impuesta por un país extranjero que ejerce la autoridad por interpuesta persona. No tenemos un gobierno propio, sino uno títere de Cuba, la que dirige la política interior y exterior de Venezuela. Tanto es así que Cuba negocia su futuro con Estados Unidos y la Unión Europea, poniendo como garantía hipotecaria a su propiedad inmobiliaria que es Venezuela, cuyo territorio le pertenece por ser cesionaria de su soberanía. Tal como España, actuando como potencia imperial, cedió a Inglaterra una porción del territorio nacional, como lo era la isla de Trinidad, de idéntico modo Cuba negocia con Europa la entrega de las riquezas naturales de Venezuela en ejercicio de los derechos de soberanía que les fueron cedidos.
Para mayor vergüenza nuestra los derechos de Cuba sobre Venezuela no se originan en una guerra librada con honor y valentía por los militares venezolanos, sino en un acto de traición imperdonable consumado por infiltrados de Cuba en la FAN. Cuba infiltró nuestras fuerzas militares para ponerlas bajo su mando por medio de sus agentes en nuestro país y de esta manera logró que Venezuela le cediera graciosamente su soberanía en una felonía sin antecedentes en la historia universal por lo inaudito. Sólo la infiltración puede explicar la estupidez inconcebible en un militar como es invertir una regla elemental de la geopolítica: en lugar de que el país rico someta al pobre que está al borde de la indigencia, sucede lo contrario, el rico se somete al pobre haciéndose su dependiente. No hay en la historia universal un caso semejante.
Estamos, pues, bajo la tiranía de Cuba, valiéndose de interpuestas personas, que son sus títeres o testaferros. Como toda potencia imperial Cuba explota al país sometido y le traslada su sistema político-económico. En este caso el comunismo, que ya ha sido desahuciado en el mundo entero. El trasplante del más fracasado de los comunismos, que es el cubano, ha traído por consecuencia el colapso de Venezuela, algo inconcebible habiendo pasado por la más prolongada etapa de bonanza petrolera. Cuba nos ha arruinado. Cuba nos ha empobrecido. Cuba nos ha hundido en la miseria. Cuba se dispone a rematar la destrucción de Venezuela. Con este fin les ha encomendado a sus títeres aplicar EL PLAN ANTI-PATRIA. No nos quedarán ni los recursos naturales para recomenzar porque Cuba los está hipotecando como suyos. La monarquía comunista cubana los ha puesto en la mesa de negociación con las grandes potencias actuando como lo haca﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ en la mesa de negociacipolía Fernando VII.
Dispongámonos a que la de 2014 sea la última Navidad bajo el dominio de Cuba, representada por el gobierno títere.

LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (103)

Un abrazo solidario a todos los presos políticos. Y un saludo respetuoso a sus dignas familias. Valor y fe.


lunes, 15 de diciembre de 2014

La ruta de la liberación (II): en piso movido un tropezón basta


Oscila y se le resquebraja el piso a la tiranía al sobrevenir el colapso económico cuando ha quedado sin sus columnas porque LA SALIDA la desnudó como criminal y desenmascaró a su comparsa colaboracionista
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Probablemente los promotores de LA SALIDA no se imaginaron el entusiasmo que despertaría en la juventud, sobre todo en los universitarios, la convocatoria a la calle. La adhesión masiva y entusiasta excedió sus cálculos que, conforme a los antecedentes inmediatos, estaban limitados a las asambleas de ciudadanos que venían reuniendo. Desbordados en principio por los jóvenes tomaron enseguida la decisión correcta: asumir las consecuencias personales y políticas. Las personales ya las hemos visto: persecución, enjuiciamiento, allanamiento, prisión, descalificación. La represión los está graduando de líderes, con vista al futuro. ¿Cuál futuro? El que se acerca como lo anuncian las consecuencias políticas.
La primera consecuencia política de LA SALIDA, que es “oposición de calle”, la cual veníamos reclamando desde hace tiempo, ha sido desnudar al enemigo obligándolo a exhibirse ante el mundo entero tal cual es. Efectivamente el enemigo quedó desnudo ante la opinión pública nacional e internacional, ante la comunidad nacional y ante la comunidad internacional. Quedó sin el ropaje de democracia, exhibiéndose como la tiranía hipócrita que nos sojuzga desde hace 15 años. Quedó claro que es una tiranía criminal que mata a los jóvenes y toda clase de manifestantes, usando a matones entrenados por Cuba. Quedó claro que es una tiranía cruel que encarcela arbitrariamente y tortura sin clemencia. Quedó claro que es una tiranía que silencia a prensa, radio y tv y hasta las redes sociales. Quedó claro que es una tiranía totalitaria, que utiliza a jueces y fiscales para encubrir sus fechorías dándole apariencia de legalidad. ¿Qué efectos ha tenido haber desnudado al enemigo quitándole el ropaje democrática obligándolo a mostrarse como lo que es, una tiranía criminal? El primero: ganarnos la opinión pública mundial que condena al régimen al que ve presidido por un gorila rojo, lo que cada día se reafirma con el estilo impresentable de Maduro. El segundo: obtener el apoyo de la ONU como lo demuestra su pronunciamiento sobre la prisión de López. El tercero: la promulgación de una ley en virtud de la cual Estados Unidos les niega o revoca la visa, según el caso, a los jerarcas de la tiranía incursos en violaciones de los derechos humanos y les congela los bienes que tengan allá. Es una ley justa, porque era un vejamen para los exiliados políticos ver a sus perseguidores paseándose por Estados Unidos y exhibiendo sus riquezas de saqueadores del país. Que hagan turismo en Cuba y compren casas en La Habana. Es un éxito político de la “oposición de calle” porque los jerarcas de la tiranía quedan marcados internacionalmente como sujetos despreciables por delincuentes. El cuarto: condiciona las negociaciones entre la Unión Europea y Cuba, que para mayor oprobio nuestro pone a Venezuela como garantía hipotecaria. La negociación se condiciona ahora a desmontar la tiranía, obligándosele a hacer la transición a la democracia. El quinto: deja a salvo la Lista Clinton, por lo cual los jerarcas de la tiranía incursos en narcotráfico pueden entrar a Estados Unidos para entregarse a la justicia norteamericana o ser extraditados por la democracia con el mismo fin. Serían los extraditables.
La segunda consecuencia política de LA SALIDA, u “oposición de calle”, ha sido desenmascarar a los colaboracionistas de la MUD. Ha quedado claro para venezolanos y para la opinión pública internacional que son unos esquiroles o rompehuelgas, insolidarios con los jóvenes estudiantes, a los cuales vendieron actuando como cooperantes de la tiranía. La MUD perdió totalmente su representatividad de la oposición, si alguna vez fue eso. Quedó sin esta máscara que se venía poniendo para ocultar su verdadero rostro de comparsa colaboracionista. Se abrió totalmente el espacio para la resistencia fundada en la sociedad civil.
Desnuda la tiranía y desenmascarados los colaboracionistas, lo que implica su mayor debilidad política en 15 años, ocurre la caída del precio del petróleo para cuyos efectos económico-sociales no hay amortiguador financiero, porque el derroche y el saqueo no dejaron nada. Estamos a pocos pasos del colapso, que será el barranco para el despeñadero.
A la tiranía se le está moviendo el piso. Es el movimiento oscilante que antecede al terremoto político,  perdida la estabilidad. Ahora basta un tropezón.

LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (102)

martes, 9 de diciembre de 2014

La ruta de la liberación (I): El temor cubano a la calle

La prisión de López, los alcaldes y los estudiantes universitarios y ahora la persecución a María Corina Machado ponen en evidencia que la monarquía comunista cubana y sus títeres sólo temen a una salida constitucional distinta a la electoral.
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El 1 de enero de 2015 se cumplirán 16 años ininterrumpidos de la peor tiranía que hayamos padecido los venezolanos: la tiranía de los peores. Este solo hecho basta para demostrar la ineficacia de la estrategia seguida hasta ahora por los electoralistas. No han avanzado un milímetro. Al contrario, han retrocedido en sus posiciones. Y, lo más grave, han legitimado reiteradamente a la tiranía dándole carta de presentación como democracia. Para rubricarla están en los preparativos de las elecciones parlamentarias con los mismos cuentos de siempre: esta vez sí vamos a ganar y tenemos que ocupar espacios. Olvidan que en una tiranía comunista no hay espacios por su carácter totalitario. Hay sillas o cargos para espectadores que no molesten. Interesadamente ocultan que en 1952 los fundadores de los grandes partidos del período pasado rechazaron la tesis de los espacios cuando se los ofreció el dictador, haciéndole la oferta del 40% de las diputaciones en la Constituyente electa fraudulentamente. Se negaron a legitimar la dictadura convalidando el fraude, a riesgo de la división de sus partidos por los disidentes de esta línea. A partir de ese momento descartaron la salida electoral y tomaron el rumbo estratégico que desembocó en la rebelión cívico-militar del 23 de enero de 1958. En apenas 5 años fue derrocada la tiranía, a pesar de que había bienestar económico y seguridad total en las calles.
El 8 de diciembre cumplirá Maduro dos años en la presidencia. Se encargó este día de 2012 cuando se despidió el difunto para siempre. Todo el proceso que culminó con la asunción definitiva en el cargo estuvo plagado de actos inconstitucionales sucesivos. La ejecución de estos actos, con el mayor descaro, confirma que en una tiranía, por su carácter totalitario, no hay posibilidad alguna de que impere la Constitución, lo cual desmiente la tesis de los electoralistas. Si había que ocultar la incapacidad del enfermo y luego el lugar y la fecha de defunción del difunto, se ocultaba (aún permanecen ocultos) con la aquiescencia de todos los poderes públicos. Si había que legitimar la postulación del aspirante, inelegible por razones obvias para un estudiante de primer año de derecho y además por su nacionalidad extranjera o cuando menos doble nacionalidad, se legitimaba con la aprobación de todos los poderes públicos. Si para ello había que esconder la partida de nacimiento del ilegítimo, se escondía con la aprobación de todos los poderes públicos. Si había que convalidar el fraude en su elección, se convalidaba con la aprobación de todos los poderes públicos.  
El fracaso evidente de la vía electoral para cambiar de régimen obligaba a un viraje estratégico. Lo que llamé “oposición de calle”. Así lo entendieron los proponentes de la “LA SALIDA”, que se traduce en “la salida de la tiranía está en la calle.” La monarquía comunista cubana, dueña de Venezuela, vio en ellos una amenaza, la única y verdadera amenaza a la perpetuación del gobierno títere. Decidió primero aislarlos para lo cual se valió de la oposición oficial. Montó el teatro del diálogo. Para decirlo en lenguaje sindical, la MUD actuó como un sindicato patronal formado por esquiroles o rompehuelgas. Y luego los Castro, muy al estilo cubano recurrieron a los matones que han agrupado en bandas o colectivos para que masacraran a los manifestantes, sobre todo a los estudiantes universitarios que siempre han sido la vanguardia contra las tiranías. A continuación procedió a valerse de fiscales y jueces para poner presos a los rebeldes, acusándolos de falsos delitos. Y ahora ha iniciado proceso penal contra María Corina Machado, imputándole el delito de conspirar contra la forma republicana de gobierno que ya no existe en Venezuela. No me detengo en el examen de acusaciones e imputaciones porque la opinión pública sabe que no tienen fundamento jurídico. Son causas judiciales de persecución política, estilo puesto de moda por la monarquía comunista cubana. A la imputada no la han detenido todavía. La empujan para forzarla a irse. Quieren evitarse el costo político de ponerla presa, porque políticamente pesa más la prisión de una mujer que de un hombre (caso Birmania), máxime si es muy conocida en el extranjero.
LA SALIDA ha arrancado de una apreciación correcta de la situación, más ahora con el colapso económico. Se ha colocado en el punto de partida de la ruta de la liberación.
LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (101)

lunes, 1 de diciembre de 2014

Sembró lo que el enemigo cosechó

En lugar de crear una cultura del esfuerzo y establecer efectivamente la seguridad social, universal e integral, la vieja democracia sembró populismo, facilismo y clientelismo, cosechados con abundancia por el difunto.
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¿Porqué tenemos acumulados dos siglos de fracasos y sobre todo porqué el ensayo democrático, después de 40 años, terminó engendrando esta pesadilla que lleva 15? Es la pregunta que debemos hacernos con el objeto de identificar los errores del pasado para no repetirlos. Es la pregunta que me hago en la búsqueda de respuesta que nos permita abrir el camino hacia el éxito y la grandeza que nos ha sido esquiva por nuestra culpa.
La democracia nació viciada por el populismo, el facilismo y el clientelismo, que forman un todo. Es populismo, por ejemplo, llamar pueblo sólo a los pobres y analfabetas, discriminando a los que surgen mediante el estudio y el trabajo. El hijo del pobre es pueblo mientras no estudie. Deja de ser pueblo cuando recibe el título universitario. El hijo del pobre es pueblo mientras no tenga éxito en el trabajo. Deja de ser pueblo si monta una empresa pequeña o mediana o es ejecutivo de una grande. Si la Constitución declara que la soberanía reside en el pueblo y se ejerce mediante el voto, entonces son pueblo todos los electores puesto que a ellos se refiere globalmente el precepto constitucional. Pero no ha sido así en Venezuela, ni siquiera en democracia. Al que asciende socialmente se le excluye del pueblo. Pasa a ser anti-pueblo. Sobre esta base no se puede construir un país de gente trabajadora y culta, ya que cultura y trabajo te excluyen del pueblo. Esta discriminación, propia del populismo, está en la raíz del fracaso de Venezuela. Y explica que en la degeneración de ahora se llame despectivamente escuálido al que progresa. El difunto cosechó lo que sembró la democracia.
Coherente con esta postura está el facilismo, la antítesis del esfuerzo y del sacrificio. El mejor ejemplo de facilismo es el derecho a voto de los analfabetas, porque no hay correspondencia entre deber y derecho. Recuérdese que en 1870 dictó Guzmán Blanco el decreto de instrucción primaria pública, gratuita y obligatoria. Para 1958 habían transcurrido 88 años. Aceptemos que, por razones de estrategia política, se permitiera el voto de los analfabetas en la primera elección, pero no así en adelante para los nuevos electores estableciendo metas concordantes con la masificación de la educación. Ha podido exigirse la alfabetización a los nuevos electores diez años después. Y a los veinte años exigir el certificado de sexto grado para inscribirse en el registro electoral. Al mismo tiempo, exigir a los candidatos el título de bachiller o el universitario según la jerarquía del cargo. Vinculando así educación con voto se hubiese creado una cultura de la superación personal. En lugar de ello, la democracia nos igualó hacia abajo al extremo de obligarnos a votar como analfabetas por tarjetas de colores. Por aquí también se coló el difunto.
Pero el pecado mortal de la democracia fue el clientelismo. A la identificación ideológica le sucedió el favor personal. El clientelismo es un mecanismo de transacción por el cual se intercambian votos con recursos, que no provienen del patrimonio del patrono (gobernante) sino del patrimonio público. El clientelismo personaliza la acción de gobierno, impidiendo la existencia de una institucionalidad sólida. El cliente no se ata a la República, sino al gobernante. No le importa entonces la ley, ni la honestidad en la administración de los fondos públicos. Lo que le importa al cliente es que le den. De este modo el clientelismo arrebata al colectivo el bien común distrayendo recursos para favorecer a los clientes, sintiéndose éstos obligados a corresponder el favor con el voto.
Es imperdonable que los políticos democráticos hayan optado por el clientelismo en lugar de crear el Estado de Bienestar, cuya base fundamental es la seguridad social universal e integral. Universal porque protege a todos, sin distinción de raza, color, credo político y situación económica. Integral porque protege ante todos los riesgos que sufrimos en la vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Si se hubiese destinado el alza del precio del petróleo a un Fondo de Pensiones, con inversiones productivas, como sucede en Europa, se hubiese construido el muro de contención social ante el comunismo. Fue con el  Estado de Bienestar que Europa Occidental se vacunó contra el comunismo y terminó derrotándolo.

Liberación Nacional y No-Reelección (100)

lunes, 24 de noviembre de 2014

UN FRACASO LLAMADO VENEZUELA (X): Suma de incongruencias

No puede haber democracia sin capitalismo ni burguesía, ni se puede llegar al socialismo sin pasar por el capitalismo. No entenderlo explica la suma de  incongruencias en nuestra historia.
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Por su formación marxista Betancourt conocía el “materialismo histórico”, que se resume en estas palabras: las relaciones de producción forman la estructura económica de la sociedad, la cual constituye la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política de cada etapa histórica. A esta  sincronización entre la estructura económica y la superestructura político-jurídica la han denominado más recientemente “ley de la congruencia”(Toffler). Lo contrario es la incongruencia o desincronización.
Deduzco entonces que Betancourt se dio cuenta de la incongruencia que venía arrastrando la República desde su creación, causa de la inestabilidad política y de la sucesión de fracasos. Los padres de la patria trasladaron a nuestro país las instituciones político-jurídicas del capitalismo entonces emergente con la revolución industrial que elevó a la burguesía a la categoría de clase dirigente, después de derrocar el absolutismo real. Constitución, república y democracia son creaciones de la burguesía, construidas sobre la base de la economía capitalista. Pero aquí, para la fecha de la independencia, no había capitalismo ni burguesía. Los padres de la patria eran terratenientes esclavistas que dominaban en una sociedad semejante a la feudal.
Ni entonces ni después en siglo y medio de historia republicana tuvimos una revolución industrial que implantara el capitalismo y a la burguesía como clase dirigente. Ello explica que la Constitución y las instituciones republicanas fueran entelequias o superestructuras sin base económico-social. La realidad política era el caudillismo militar, rémora del feudalismo, adoptando la presidencia imperial como forma de gobierno. Al no existir capitalismo ni burguesía tampoco podía haber proletariado o clase trabajadora, ya que unos existen por los otros. Y al no existir burguesía ni proletariado, no hubo contrapeso social al caudillismo militar, porque ambos son, en una sociedad capitalista, los poderes fácticos o de hecho que enfrentan el absolutismo.
Lo anterior explica que, ya curado de lo que llamaba “sarampión juvenil”, Betancourt trazara en 1945 la estrategia para echar las bases de una democracia estable incorporando a la incipiente burguesía industrial, que se estaba formando a la vera de la inversión extranjera en petróleo, y promoviera su crecimiento mediante la industrialización, base del capitalismo, para lo cual fue creada la Corporación Venezolana de Fomento (CVF). El acierto de esta estrategia se comprobó cuando la burguesía industrial participó en el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez y el líder del empresariado, Eugenio Mendoza, formó parte de la junta de gobierno de la transición democrática y luego fue suscritor del Pacto de Punto Fijo. Así comenzó el proceso de hacer congruente la democracia con la estructura económica y la clase social que le dieron origen, capitalismo y burguesía. En consecuencia los gobiernos de 1959 a 1974 (Betancourt, Leoni y Caldera) impulsaron aún más la industrialización con la política de sustitución de importaciones y exención de impuestos por años a las industrias que se instalaran en el país. Entusiasmada la burguesía nacional fundó el movimiento “Pro-Venezuela” (presidido por Alejandro Hernández), con su lema: “compre venezolano”.
Pero en 1975, al disparate de hacer dueño del petróleo al presidente imperial se le agregó el de construir un Estado Empresario, que ha sido el fracaso total. Sólo trajo derroche y corrupción en proporciones jamás vista. Y, al mismo tiempo, socavó las bases sociales de la democracia, facilitando su caída al impedir que burguesía y proletariado se consolidaran como poderes fácticos independientes del gobierno. Desde entonces vivimos en un estado de extravío ideológico. Somos el único país donde todos los partidos son socialistas, ninguno se propone implantar el capitalismo aún estando en la etapa de la globalización capitalista. Somos el único país en el cual ningún partido se identifica con el capitalismo que impera en todas las potencias económicas, incluyendo a China.
Aprendamos la lección: Todos nuestros fracasos políticos se han originado en no entender que la democracia requiere del capitalismo como base económico-social. Por ello la llaman democracia burguesa. Y no entender los comunistas lo más elemental del materialismo histórico: sin  pasar por el capitalismo no hay socialismo posible, si acaso se llamará así la etapa histórica que suceda a la vigente en el mundo. De allí el desastre actual.

LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (99)

lunes, 17 de noviembre de 2014

UN FRACASO LLAMADO VENEZUELA (IX): El barbarazo que acabó con todo

Hacer dueño del petróleo al presidente imperial fue igual que entregarle una hojilla a un mono. Este barbarazo acabó con todo: industria, economía, moneda, democracia y hasta el país. Un verdadero desastre.
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Hasta 1975 Venezuela iba en ascenso. Los venezolanos vivíamos bien y cada vez mejor. Y, sobre todo, en democracia. Entonces vino la mala hora de cometer el más grande de todos los disparates: hacer dueño del petróleo al presidente imperial. Mantener el sistema presidencial en la Constitución del 61 ya fue un error gravísimo, porque era mantener la forma de gobierno propia del caudillismo militar, pero darle las llaves del reino, que es la industria petrolera, equivalía a entregarle hojillas a un mono. Y se las entregaron. Durante casi 40 años, y sin descanso, este barbarazo acabó con todo, hasta con el país que ya no es nuestro sino de Cuba.
Al comienzo del siglo XX Venezuela estaba, como ahora, arruinada y endeudada. Así la habían dejado las sucesivas dictaduras de los liberales amarillos. Fue Gómez el que puso orden y echó las bases para el desarrollo económico. Impuso disciplina fiscal con la unidad del Tesoro (adonde van todos los ingresos) y con el equilibrio presupuestario (el límite del gasto público lo determinan los ingresos). Nada de déficit fiscal y nada de endeudamiento. Arroparse hasta donde llega la cobija. Nada de montar empresas públicas, ni de comprar privadas, que eso es asunto de empresarios. Un país austero y solvente, sin deudas, con estabilidad de moneda y precios, por consiguiente sin inflación. Hizo un buen trabajo pero lo cobró demasiado caro: 27 años de tiranía cruel. Su receta político-económica (tiranía+austeridad), para reorganizar el país y sacarlo de la ruina, fue copiada 40 años después por Pinochet en Chile. Y no se puede negar que ambos lograron su objetivo, poniendo a sus países en la rampa de despegue del crecimiento económico.
El recetario económico de Gómez (austeridad y disciplina fiscal) fue seguido, con algunos ajustes de política social, por todos los gobiernos que le sucedieron desde 1936 hasta 1974, los cuales invirtieron sensatamente la creciente renta petrolera en la modernización del país. Fue la mejor etapa de la historia de Venezuela, cuando llegó a ser modelo de prosperidad creciente en América Latina. Pero en 1975 nos vino la desgracia:  el alza del petróleo (de 5 dólares hasta 40) provocó la locura colectiva. Los políticos perdieron la cabeza y con la nacionalización hicieron dueño del petróleo al presidente imperial. Pocos vieron el peligro, porque toda Venezuela parecía la película “La Fiesta Inolvidable” de Peter Sellers (véanla los que no vivieron la época para que se enteren). Fueron los años de nuestra “belle epoque”, de botar por la ventana no la casa sino el país.  Y efectivamente al país lo botaron por la ventana uniendo: 1) Gasto público desmedido para el derroche; 2) Endeudamiento masivo con empréstitos injustificados contratados al por mayor para la construcción de la Gran Venezuela; 3) Importaciones a gran escala en una “agricultura de puertos.” 4) Capitalismo de Estado: el gobierno dueño de petróleo, hierro, aluminio y de centenares de empresas, comprando todo, expropiando todo. A esta política económica disparatada, una insensatez mayúscula, Pérez Alfonzo la llamó PLAN DE DESTRUCCIÓN NACIONAL. La historia le dio la razón. En el 83 comenzó la devaluación interminable de la moneda que 30 años más tarde sería basura. En el 84 la desordenada deuda pública (ni siquiera sabían su monto) se hacía impagable y la fuga de capitales indetenible, forzando el control de cambio. En el 89 explotó con el Caracazo el descontento por la inflación y el fin de fiesta con el macroajuste. En el 94 estalló el sistema financiero. Íbamos cuesta abajo en la rodada, perdidas las ilusiones pasadas. Entonces en el 98 el pueblo eligió al que iba a componer esto. Se antojó de un militar al que creía otro Gómez, deduciendo erróneamente de su ejemplo que orden y disciplina son incompatibles con la democracia. Resultó ser el barbarazo que terminó de acabar con todo: economía, moneda, democracia, ejército, educación, sanidad, y hasta el país, que ya no es nuestro sino de Cuba. Y toda esta inmensa desgracia que ya va a cumplir 40 años (1975-2015), el remate de dos siglos de fracasos acumulados, nos ha sucedido porque no conformes con los errores que se venían arrastrando del pasado se cometió el más grande de todos los disparates que fue regalarle una hojilla a un mono.
Aprendamos la lección: Ya no basta con quitarle la hojilla al mono. Hay que sustituir la nefasta presidencia imperial por la república parlamentaria. 

LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (98)

lunes, 10 de noviembre de 2014

Un fracaso llamado Venezuela(VIII): El disparate condujo a la tragedia

Convertida la República en Emirato, al hacer dueño del petróleo al presidente imperial, la tentación fue incontenible para un Alí Babá y sus 40 ladrones, a los cuales reclutó Fidel Castro como agentes suyos. Así el disparate terminó en tragedia con la pérdida de la soberanía. 
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Como estoy convencido de que saldremos pronto de esta pesadilla vengo reflexionando, con anticipación, sobre las causas del fracaso de Venezuela en dos siglos, cuyo remate ha sido caer en la peor tiranía de nuestra historia, la tiranía de los peores, después de 40 años de democracia. Lo hago con el fin de que no repitamos los errores del pasado cuando emprendamos la refundación de la República.
He advertido que fue un error mantener la forma de gobierno que le había servido al caudillismo militar en siglo y medio de dictaduras sucesivas. Se trata de la “presidencia imperial”, la cual concentra en una sola persona la cuádruple corona que ningún monarca tiene en la actualidad: Jefe del Estado, Jefe del Gobierno, Jefe del Partido y Comandante en Jefe de la FAN. Este error fue agravado con la reelección de los presidentes, a la cual se sumó la reelección de alcaldes y gobernadores, creando un ambiente de borrachera reeleccionista, que abrió la puerta de regreso a la dictadura porque aniquiló el sistema inmunológico de la democracia. En nuestro país la única defensa de la democracia sería la no-reelección absoluta, que es la vacuna contra las dictaduras que inventaron los mejicanos. Por si fuera poco, se cometió lo que no he dudado en calificar de más grande de todos los disparates: hacer dueño del petróleo y así dueño del país a ese presidente imperial. Fue la invitación formal al asalto del poder por un Alí Babá y sus 40 ladrones, porque el botín era demasiado tentador. En verdad Venezuela había adoptado la forma de gobierno de un Emirato árabe, con un emir electivo. Bastaba entonces hacerlo vitalicio mediante la reelección indefinida, aprovechando la borrachera reeleccionista, para que Alí Babá y su banda pretendiera quedarse para siempre.
Como todo emir dueño del petróleo, los “presidentes imperiales” se las echaron de ricachones. Repartieron toda clase de regalos, hasta un barco a Bolivia que no tiene mar. Y maletas llenas de dólares como la que se entregó al máximo líder del PSOE (España), según se dijo entonces. Se convirtieron en financistas de movimientos políticos en América Latina. El emir adeco financiaba los partidos de la Internacional Socialista. El emir copeyano a los partidos de la Organización Demócrata Cristiana (ODCA). Además los emires, como dueños del petróleo, lo vendían barato con fines políticos y le construían carreteras, escuelas y viviendas a los países centroamericanos y caribeños. Así, pues, nuestros emires hicieron lo mismo que vienen haciendo los emires árabes que financian a los suníes contra los chiíes y viceversa en el conflicto interminable del Oriente Medio.
Nuestros emires no se dieron cuenta que había un enemigo emboscado, cazando la oportunidad. Se llama Fidel Castro. En los años 60, cuando todavía no había sido nacionalizada la industria petrolera, intentó ponerle la mano a la presidencia imperial financiando la guerrilla comunista. Fue derrotado por la FAN, en la única guerra que ha librado y ganado. Se replegó Castro cuando consiguió que la URSS le suministrara petróleo gratis. Aparentó quedarse quieto mientras colocaba infiltrados en la FAN.  Con la desaparición de la URSS en 1990 Cuba quedó sin petróleo. Entonces Fidel, que había fundado la Internacional Comunista de América Latina (Foro de Sao Paulo), sintiendo la asfixia económica, adelantó el plan de tomar a Venezuela, lo que intentaron sus infiltrados en la FAN con los golpes fallidos de 1992.  El plan era sencillo: un infiltrado suyo se convertiría en el emir de Venezuela, dueño del petróleo, y como tal financiaría a los comunistas afiliados al Foro de Sao Paulo y sobre todo fieles a Cuba, la Roma del comunismo latinoamericano, que se haría centro de distribución de petróleo y regalos para el Caribe (Petro-Caribe). Al ver el fracaso de la intentona golpista, Fidel simuló la condena del golpe. Y cambió de estrategia. Aprovechó la puerta abierta para acceder a la caja fuerte del emirato: la elección presidencial sin cacheo de seguridad nacional. Así Cuba se apoderó de Venezuela sin disparar un tiro.
Aprendamos la lección: la presidencia imperial convertida en emirato petrolero deber ser sustituida porque nos ha conducido a vivir la tragedia de perder la soberanía con Cuba, el mayor de todos los fracasos.

Liberación Nacional y No-Reelección (97)

lunes, 3 de noviembre de 2014

Un fracaso llamado Venezuela (VII): El más grande de todos los disparates


Se lo cometió en 1976 cuando al “presidente imperial” se lo hizo legalmente dueño del petróleo y así dueño del país. Era demasiado tentador el botín para los asaltantes del poder y saqueadores del Tesoro Nacional.
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Al error de mantener la presidencia imperial (Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Jefe del partido de gobierno y Comandante en Jefe de la FAN, en una sola persona) y de conservar la reelección (disimulo constitucional del continuismo), que había sido la forma de gobierno del caudillismo militar, se le añadió el más grande de todos los disparates: hacer legalmente dueño del país al Presidente de la República. Demasiada tentación para un militar ambicioso, además infiltrado de Cuba, y su banda de asaltantes y saqueadores. Veamos cómo se torció el rumbo de nuestra historia.
El Rey de España era el dueño de todo cuanto había en el subsuelo. Independizada Venezuela le sucedió la República en esta propiedad que sólo adquirió importancia cuando se descubrió el petróleo a principios del siglo XX. Entonces el general Gómez, en ejercicio de la presidencia imperial como corresponde a un caudillo militar, otorgó graciosamente a sus amigos las concesiones para explotarlo. La finalidad del otorgamiento era obvia: ganarse un dineral cada uno de ellos traspasando la concesión a una compañía extranjera. Fue lo que hicieron. Con este antecedente quedó claro que el presidente imperial no puede ser el dueño del petróleo.
Estaba en aumento la producción petrolera cuando el general Medina decidió aprovechar la necesidad de combustible de los aliados por la guerra mundial y negoció en 1943 la primera Ley de Hidrocarburos, que contenía una disposición transcendental: las concesiones durarían 40 años y, en consecuencia, se revertirían en 1983, pasando entonces a propiedad de Venezuela, que se haría dueña de toda la industria petrolera sin pago de indemnización.
Posteriormente la Junta Revolucionaria de Gobierno, que llegó al poder por la rebelión cívico-militar de 1945, dispuso por decreto-ley que las empresas petroleras extranjeras debían compartir de por mitad (50%-50%) con la República las utilidades o ganancias que obtuvieran por la explotación de petróleo venezolano. Las petroleras hacían la inversión, corriendo los riesgos del negocio, mientras la República se dedicaba a cobrar sin poner un centavo. Este sistema, que se conoció como “fifty-fifty” se mantuvo durante la dictadura militar (1948-1958). En el interinato que siguió a su derrocamiento por una rebelión cívico-militar (1958), la junta de gobierno decretó el aumento, del 50% al 60%, de la participación de la República en las ganancias de las petroleras extranjeras. Posteriormente Leoni dispuso en 1966 que, para evitar la manipulación a la baja de los precios del petróleo, la República fijaría unilateralmente el que serviría de base a la participación fiscal.
Con este sistema de explotación de la riqueza petrolera Venezuela vivió, desde 1943, una etapa de prosperidad creciente. Al ascenso económico (éramos el país de América Latina de mayor crecimiento) se le agregó, a partir de 1958, la democracia que nunca habíamos tenido. Los venezolanos nos sentíamos optimistas, con un futuro de ascenso constante. Nadie se iba del país, muchos venían. Parecía que, por fin, habíamos enterrado los fantasmas del pasado, los causantes de la cadena de fracasos desde la independencia. Estábamos equivocados. La bestia negra de la tiranía acechaba emboscada detrás de la presidencia imperial, mantenida por un error de consecuencias trágicas para la democracia.
Vino el más grande de todos los disparates. En 1976 los políticos hicieron dueño del petróleo al presidente imperial con la nacionalización de la industria petrolera. El presidente imperial, al ser dueño del petróleo porque quita y pone la directiva de la empresa petrolera y puede hacer lo que le viene en gana con la industria, se hizo dueño del país. Entonces la bestia negra de la tiranía, que estaba agazapada, mostró sus fauces. Ninguno de los caudillos militares anteriores tuvo en sus manos un botín tan grande. Era demasiada tentación para los saqueadores. Este disparate reforzó el atractivo del poder para ellos y así nos trajo la tiranía de los peores, el fin de la democracia y la destrucción de Venezuela, que no es hoy ni la sombra del pasado. Hacer dueño de la industria petrolera al Presidente de la República, y de este modo hacerlo dueño del país, ha sido el mayor disparate de nuestra historia de dos siglos de fracasos.
Aprendamos la lección: si queremos democracia tenemos que acabar con la presidencia imperial y despojar al gobernante de la propiedad del petróleo, que lo hace dueño del país.


Liberación Nacional y No-Reelección (96)