miércoles, 29 de enero de 2014

Inaceptable, inexcusable e imperdonable en magistrados


La Constitución dispone (Art. 256): “Con la finalidad de garantizar la imparcialidad y la independencia en el ejercicio de sus funciones, los magistrados…, los jueces…., los fiscales… y los defensores…, desde la fecha de su nombramiento y hasta el egreso del cargo respectivo, no podrán, salvo el ejercicio del voto, llevar a cabo activismo político partidista…”
En consecuencia, el activismo político partidista de estos funcionarios constituye una violación flagrante de la Constitución, inadmisible e inaceptable en quienes son los encargados de velar por su cumplimiento al tener la potestad de administrar justicia. Los incursos en esta violación destruyen el fundamento del Poder Judicial, que es su independencia, tanto de los demás poderes públicos como de los partidos políticos. No habría justicia imparcial o de la República, sino sectaria o de partido.
Hay activismo político partidista:
1)    Cuando se pertenece a los cuadros directivos de un partido;
2)    Cuando se practica la militancia activa en un partido;
3)    Cuando se hace proselitismo a favor de un partido;
4)    Cuando se asiste a actos o asambleas de un partido;
5)    Cuando se hace manifestación pública de adhesión a un partido, dirigente político o candidato; y,
6)    Cuando se vocean consignas políticas.
Lo sucedido en el TSJ, con motivo de la apertura del año judicial, ameritaría la destitución de todos los magistrados, pero como resulta imposible esperarlo en este régimen, quede la experiencia para tomar la previsión en la futura Constitución a fin de que no se repita algo tan bochornoso. Habría que establecer el cese automático en el cargo de los magistrados incursos en esta falta inexcusable y, por tanto, imperdonable. Y, añado, incalificable en los que hicieron oposición de izquierda acusando de partidistas a la justicia de los pasados 40 años.
REFLEXIONES 29                                                29-01-14

lunes, 27 de enero de 2014

Tomar la Ruta del 23 de Enero de 1958


Liberación Nacional y No-Reelección (58)

Los hechos, que son tercos, han probado hasta la saciedad que no hay salida electoral. Entonces no queda otra alternativa que seguir la ruta trazada por aquella gesta cívico-militar.
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Estos son nuestros objetivos en la presente situación: 1) Liberar a Venezuela de Cuba y así recuperar la soberanía e independencia perdidas por la traición del difunto y sus seguidores; 2) Liberar a Venezuela del comunismo impuesto por Cuba a su imagen y semejanza y así establecer el Estado Social y Democrático de Derecho (capitalismo con justicia social) tal como rige en las democracias occidentales; 3) Liberarnos de la tiranía de los comunistas que forman el gobierno títere y, en su lugar, establecer una nueva democracia en la cual funcionen las instituciones contraloras de los gobernantes y protectoras de los ciudadanos y se haga efectiva la alternancia en el poder y el relevo generacional consagrando la no-reelección; 4) Liberarnos de los corruptos, agentes de la monarquía comunista cubana con mando, que han saqueado y siguen saqueando al país, y liberarnos también de los criminales que, organizados en bandas o colectivos, le sirven a Cuba y al gobierno títere como ejército de ocupación que asalta, secuestra y asesina a los venezolanos, quienes así tenemos suspendidos de hecho los derechos constitucionales a la vida, de libertad, tránsito, inviolabilidad de la persona, del domicilio y de la propiedad sin necesidad de decreto, y en consecuencia restablecer la moral en el ejercicio de la función pública y castigar a los criminales con una justicia severa.
Está probado hasta la saciedad que no podemos conseguir estos objetivos por el trillado “camino” electoral, debido al ventajismo descarado y el fraude sistemático y masivo. Entonces veamos hacia atrs ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽os ciudadanos estyacia atrdo y el fraude sistemarse lincuentes absolutaimpunidadad  ones y los ciudadanos estyás para aprender de nuestras propias experiencias históricas. Allí encontramos el ejemplo de la rebelión cívico-militar del 23 de enero de 1.958. Fue la única vez en el siglo pasado que una tiranía cayó derrocada por una rebelión. A Cipriano Castro lo derrocó una conspiración palaciega. A Gómez no lo tumbó nadie. Las rebeliones militares de 1945 y 1948 fueron contra gobiernos democráticos. La del 58 enseñó que la rebelión cívico-militar contra una tiranía siempre resultará victoriosa, si se la organiza bien y la toma una vanguardia bajo su dirección. Pero no sólo eso. Enseñó que es el único modo de salir de una tiranía cuando está cerrada la vía electoral por el ventajismo y el fraude, porque precisamente es tiranía, entre otras razones, por la imposibilidad de ponerle fin mediante elecciones.
La del 58 comenzó como una rebelión civil. Fuimos los universitarios los que le dimos inicio. Se nos unieron los trabajadores, especialmente de los medios de comunicación. Se nos sumaron los habitantes de los barrios (p. ej. La Charneca y el 2 de diciembre, después llamado 23 de enero). Y decididamente actuó la Iglesia Católica, cuyo máximo dignatario (Arias Blanco) se comprometió tanto en la acción que el vocero eclesiástico (diario La Religión) hacía oposición activa a la dictadura. Esta es otra enseñanza: somos los civiles los que debemos dar el paso adelante. Al hacerlo le marcamos la pauta al gobierno de transición que surja. En lugar de la sustitución de una tiranía por otra, el papel fundamental de los civiles fuerza al advenimiento de la democracia. Los civiles en la calle obligan a la intervención militar, determinante del desenlace, pero esta intervención no es golpista, sino de adhesión a la causa democrática y a la voluntad del pueblo. Se produce así la alianza cívico-militar que estabiliza y consolida la transición.
Mi generación, la del 58, cumplió: derrocó la tiranía. Sintió que era su deber, a pesar de que el tirano no fue traidor a la patria, no la entregó a una potencia extranjera ni fue su títere, no pretendió implantar el comunismo o el fascismo, no estimuló la delincuencia sino la combatió a tal extremo que vivíamos seguros en la calle y en la casa, no arruinó el país sino trajo prosperidad con estabilidad de precios y estabilidad de la moneda de libre convertibilidad y aceptación en el mundo entero, transformó el medio físico con grandes obras públicas. Bastaron entonces las ansias de libertad,   democracia y honestidad administrativa para rebelarnos. ¿Qué decir ahora cuando hemos perdido la independencia y la dignidad nacional, con una nación en ruinas, saqueada y desangrada, abatida por la mayor delincuencia, la mayor inflación, la mayor escasez y el empobrecimiento general unido a la desmoralización colectiva?
Es hora de que las nuevas generaciones cumplan con su deber retomando la ruta del 23 de enero, la que mi generación, la del 58, abrió dándoles el ejemplo a seguir.
@petitdacosta

martes, 21 de enero de 2014

Un derecho sólo para colaboracionistas



 Las dictaduras militares clásicas establecían la censura de prensa, radio y televisión, pero respetaban la propiedad privada de estos medios y no interferían en la adquisición de equipos e insumos para su funcionamiento o edición. Las tiranías comunistas clásicas confiscaban todos los medios de comunicación que pasaban a ser propiedad exclusiva del gobierno. Sólo había televisoras, radios y prensa oficiales. Las nuevas tiranías comunistas proceden de otro modo con el fin de aparentar el respeto a los derechos humanos. Es el caso de Venezuela, donde se va progresivamente implantando el mismo sistema cubano.
Primero se estableció la censura de los medios audiovisuales mediante una ley supuestamente de responsabilidad social (Ley Resorte). A continuación se obligó a la autocensura usando como chantaje la revocación o no renovación de la concesión. Al chantaje cedieron las televisoras privadas con la excepción de RCTV y Globovisión. A la primera se la confiscó al no ceder sus dueños, un ejemplo de dignidad y responsabilidad social empresarial. A la otra la compraron. No hay en este momento una televisora independiente. A las radios les aplicaron el mismo procedimiento. Sólo queda RCR, la única independiente. Van ahora por la prensa. A los periódicos independientes los están extorsionando con el papel. No habrá papel para el que no se entregue. Les dejan esta opción: se someten callando la verdad (auto-censura) o tendrán que cerrar por falta de papel y tinta.
Pero según la MUD no estamos bajo una tiranía. No, es apenas un déficit de democracia. Y mucho menos esto es comunismo. No, es apenas autoritarismo. El comunismo avanza a pasos de vencedores sin obstáculos mientras la MUD está entretenida con sus juguetes: las 75 alcaldías y 3 gobernaciones, en las cuales se les va el tiempo de reunión en reunión inventadas para distraerlos con el cuento del gallo pelón.
El objetivo de la tiranía comunista está claro: sólo subsistirán los medios privados colaboracionistas y sólo tendrán derecho a expresarse en ellos los políticos colaboracionistas, siempre que digan que no estamos bajo una tiranía, que esto no es comunismo y que debemos dialogar y reconciliarnos. Se completará así el cerco informativo.
REFLEXIONES 28                                                                                   21-01-14

lunes, 20 de enero de 2014

LA PEOR DEL MUNDO


Titula la prensa hoy: “la justicia penal venezolana es vista como la peor del mundo” como se concluye en el World Justice Project. Y lo es efectivamente, porque:
1)     El Poder Judicial perdió su autonomía e independencia al desaparecer el auto-gobierno. Está subordinado al Ejecutivo, dependiente políticamente. Esta subordinación es mayor en la rama penal porque, a diferencia de las tiranías anteriores que se valieron directamente de la policía para la persecución política, ésta la encubre con decisiones judiciales.
2)     Fue eliminada la carrera judicial, garantía de juez independiente e imparcial. Los jueces no son seleccionados ni ascendidos por méritos, sino por identificación política. Se los recluta preferentemente de la escuela de adoctrinamiento comunista denominada Universidad Bolivariana de Venezuela. Y se los destituye sin fórmula de juicio mediante un simple oficio inmotivado.
3)     Los jueces están desamparados ante el Ejecutivo. Y los ciudadanos estamos desamparados ante los jueces.
4)     El desprecio del gobierno comunista por los jueces se evidencia en que nunca ha tenido un Ministro de Justicia que sea abogado. Ni siquiera tiene un Ministerio de Justicia para la relación con el Poder Judicial. La justicia es apenas un apéndice del Ministerio del Interior siempre a cargo de un militar. Más respeto tuvo Pérez Jiménez, dictador militar, que, primero, no usó a los tribunales para perseguir políticos y, segundo, creó el Ministerio de Justicia, que no existía antes, designando para el cargo al doctor Luis Felipe Urbaneja, un jurista eminente, catedrático universitario, respetado hasta por los opositores a la dictadura, quien organizó una judicatura digna, tanto así que muchos jueces fueron ratificados por la democracia.
¿Qué hacer cuando derrotemos el comunismo? Organizar un nuevo Poder Judicial del modo que expondré posteriormente.
REFLEXIONES 27                                   20-01-14

lunes, 13 de enero de 2014

Las bandas criminales son el ejército de ocupación


Liberación Nacional y No-Reelección (57)

Las bandas criminales son los instrumentos del terrorismo de Estado que practica Cuba en Venezuela para sostener el gobierno títere.
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En la URSS y sus países satélites la delincuencia común siempre estuvo bajo control. No se veía, porque prácticamente no existía. En China, Vietnam y Cuba sucede lo mismo. Más aún en Corea del Norte. En los países comunistas se trata al delincuente común como un enemigo del sistema. ¿Porqué en Venezuela la implantación del comunismo ha venido acompañada de una delincuencia desbordada? Hay una explicación política muy sencilla.
Aquí el comunismo es una consecuencia de la entrega de la soberanía a Cuba. Es un acto de traición a la patria cometido por el difunto y sus secuaces. El comunismo nos llega por la vía de la traición con la sumisión voluntaria  a Cuba, en la persona de su Casa Real. No fue por una rebelión cívico-militar que, como en la URSS y Cuba, eliminó la fuerza armada existente y la sustituyó por un ejército comunista. No fue tampoco por una invasión militar que, como en los países satélites de Europa Oriental, liquidó el ejército nacional sustituyéndolo por otro subordinado al mando del invasor.
Al tratarse de una traición el comunismo no contaba de entrada con el respaldo de la FAN ni del pueblo. Había entonces el peligro de una rebelión cívico-militar que derrocara a los traidores, por cuanto subsistía la  misma fuerza armada que venía de la democracia y prevalecía en los civiles los valores sembrados por la tradición democrática de 40 años. Por ello los traidores decidieron organizar y armar a los delincuentes, tal como lo hizo Hitler con la SS, convirtiéndolos en defensores de la revolución. Con ellos constituyeron los Círculos Bolivarianos, encargados de crear un clima de terror. Así comenzó a practicarse el terrorismo de Estado.
La rebelión cívico-militar de 2002 demostró que efectivamente el comunismo importado por la traición no tiene raíces nacionales. No cuenta con la adhesión del pueblo. Y demostró además la ineficacia de los Círculos Bolivarianos, a pesar del genocidio de Puente Llaguno. No fueron estos los que regresaron el difunto a la presidencia. Fueron los militares que le siguieron fieles, olvidando para su desgracia que un jerarca comunista no practica la lealtad ni el agradecimiento. Allí está la prueba más reciente: el general tío del tirano de Corea, condenado a morir descuartizado por perros hambrientos, después de haber sido el que ayudó al sobrino imberbe a consolidarse en el poder.
Como resultado de esta experiencia la monarquía comunista cubana, que ejerce el poder real, convino con sus títeres en Venezuela en proceder a la organización de bandas criminales, las cuales han sido armadas y entrenadas por cubanos, etarras, árabes y militares traidores. Se las llaman “colectivos”. La mejor descripción está en el libro “El Palestino”, escrito por un periodista español que se infiltró en sus filas. Estas bandas criminales dominan territorio dentro de las ciudades, en los cuales ejercen la autoridad con anuencia del gobierno títere. En estos territorios está prohibido el acceso a los demócratas. En el campo actúan los “boliches” o guerrillas bolivarianas, formados militarmente por las FARC. No lo inventamos. Está narrado en publicaciones y reportajes de prensa.
Así, pues, los criminales están organizados militarmente para servir de ejército de ocupación de Cuba en Venezuela. Cuentan hasta con una brigada motorizada integrada por miles de delincuentes con motos. Son el ejército cubano en territorio nacional. Tiene por misión enfrentar a la FAN en caso de rebelión contra la ocupación cubana. La posibilidad de esta rebelión no ha sido descartada porque no ha concluido el proceso de adoctrinamiento y sometimiento de los militares. Aún quedan resabios nacionalistas y democráticos. La otra misión es la de disuadir la rebelión civil infundiendo el terror.
El aforismo: “ejército ocioso, ejército delincuente”, se cumple en este caso. Ante el hecho de que la FAN y la MUD han aceptado el sometimiento a Cuba y han reconocido al gobierno títere, las bandas criminales que forman el ejército de ocupación están ociosas. En esta situación dan rienda suelta a su estado natural de criminales. Y lo hacen porque se saben sostén del gobierno títere, puesto que todo gobierno títere se sostiene en el ejército de ocupación. Por ello todos los criminales se sienten gobierno, actuando con impunidad.
En las bandas criminales, usándolas como ejército de ocupación, se sostienen Cuba y su gobierno títere ante la pasividad de los militares. Sólo con la liberación nacional se podrá desarmarlas y liquidarlas.