Venezuela está sojuzgada por Cuba, la cual ejerce el
gobierno desde La Habana teniendo aquí una administración títere presidida por
el lacayo Maduro. Esto hay que repetirlo hasta que se grabe en la mente de
todos los venezolanos. Maduro no es Maduro. Es Cuba.
Alcadías y gobernaciones son órganos de la
administración colonial. No son independientes. Ni siquiera autónomas. Por este
motivo forman parte del gobierno títere de Cuba. Así es objetivamente, no
importa que sus titulares militen en la MUD. Todos son objetivamente colaboracionistas.
Colaboran con Cuba al darle a su tiranía la apariencia de una democracia.
El caso del capitán Caguaripano lo ilustra
perfectamente. Perseguido por el gobierno títere, acusado de rebelión, fue
apresado por la policía de un municipio con alcalde de la MUD en territorio del
Estado Miranda con gobernador de la MUD. Sucedió cuatro días después que el
Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos declarara que el gobierno
títere practica toda clase de torturas crueles contra los presos políticos,
llegando incluso a la muerte. Y cuatro días después que 17 países democráticos de
América se habían pronunciado condenando la ruptura del orden constitucional en
Venezuela, lo que significa que estamos bajo un gobierno de facto o tiranía “out
law” (fuera de la ley), con el agravante, que añado, dependiente de la tiranía
cincuentenaria de Cuba.
A pesar de estas circunstancias (gobierno títere de
Cuba y tiranía criminal a su imagen y semejanza), de nada le sirvió a
Caguaripano, como tampoco a ningún otro perseguido político, estar en
jurisdicción de un Alcalde de la MUD y de un Gobernador de la MUD. Ninguno de
los dos podía hacer nada para garantizarle integridad física y juicio justo.
Aún más, en el supuesto de que se resistieran a la entrega irían presos
también. Esto prueba la falsedad del argumento colaboracionista de los “espacios”:
ganar espacios y preservar espacios. Para los perseguidos políticos no hay
espacio que valga.
Fue lo mismo que sucedió en Francia ocupada por la
Alemania Nazi, la que permitió una ficción de gobierno francés integrado por
colaboracionistas, pero circunscrito a una región, como si dijéramos el Estado
Miranda. En su territorio actuaron libremente la Gestapo y la SS, a las cuales
las autoridades colaboracionistas francesas debieron entregar los miembros de
la resistencia que apresaran. Porque las autoridades colaboracionistas tampoco
tenían piedad con la resistencia. No los dejaban escapar, sino los entregaban
de inmediato aunque sabían que los alemanes los matarían.
El caso Caguaripano demuestra que alcaldes y
gobernadores de la MUD son útiles al gobierno títere con el cual colaboran
forzosamente, pero no lo son para los ciudadanos en general y menos para los
perseguidos políticos en particular. Al elegirlos no ganamos nada en protección
legal y, en cambio, nos haríamos colaboracionistas de la tiranía ayudándole a
simular democracia con alcaldes y gobernadores que objetivamente (no importa lo
que piensen) son funcionarios de la administración colonial al servicio de Cuba.
NARCOTIRANÍA COMUNISTA 33 12-08-17
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