Es unánime la opinión de que el peor de los poderes
públicos es el Judicial. Y al serlo no existe el Estado de Derecho, ni Liberal
ni Democrático y Social. Sólo existirá cuando tengamos un Poder Judicial
verdaderamente independiente. Lo tendremos cuando sea reestructurado
radicalmente, lo cual es ineludible y de extrema urgencia. Con la licencia del
lector voy a citarme: “La democracia que sirvió de modelo a la generación
libertadora, la de Estados Unidos de América, debe en gran medida su existencia
prolongada, que ha pasado de los dos siglos, al funcionamiento efectivo de
algunas instituciones. Entre ellas se destaca el Poder Judicial que ha sido
freno de los abusos de los gobernantes y garantía para los ciudadanos”(Estudios
sobre la Constitución, Tomo IV, Caracas 1979). En la Venezuela actual ocurre lo
contrario: es el instrumento de los gobernantes para ejercer la tiranía y el
azote de los ciudadanos, servil al gobierno títere de Cuba para oprobio de la
República.
El primer paso será establecer el autogobierno, asimilando
las experiencias del pasado y del presente, así como las extranjeras, en la
nueva Constitución que habrá de promulgarse después de la toma del poder. La
experiencia del pasado fue el error en el diseño del órgano de gobierno del
Poder Judicial en la Constitución de 1961, por lo cual derivó en fracaso mientras
los modelos que lo inspiraron (Francia e Italia) han sido exitosos. La
experiencia del presente es la vergonzosa sumisión del TSJ al Ejecutivo, que ha
significado el mayor retroceso institucional. De allí que la primera conclusión
sea descartar al TSJ como órgano de gobierno del Poder Judicial y retomar los
exitosos modelos francés e italiano como fuente de inspiración, como lo han
sido para varios países de América
Latina.
Tanto en Francia como en Italia el gobierno del Poder
Judicial lo ejerce un órgano propio denominado Consejo Superior de la
Magistratura, el cual nombra y disciplina a magistrados y jueces de todas las
categorías, incluyendo a los del Supremo y los de Casación. Estos acceden a los
más altos cargos como culminación de una carrera judicial meritoria. Y no por
reparto entre partidos en el Congreso o Asamblea Nacional. Ni mucho menos por
una maniobra política ejecutada con premura como hizo en diciembre de 2015 la
AN con mayoría comunista antes de que asumieran sus cargos los 112 diputados de
oposición que habían sido electos.
Esto no se debe repetir nunca más, porque es la
negación del Estado Democrático y Social de Derecho. Y para que no se repita hay
que crear el Consejo Superior de la Magistratura atribuyéndole el gobierno del
Poder Judicial.
REFORMA JUDICIAL 1 03-02-17
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