Es oportuno regresar a la lectura del libro BUMERÁN
CHÁVEZ, escrito por el periodista Emili Blasco, publicado en 2015. En el prólogo
intitulado BAJAR AL BÚNKER leemos: “Era la Semana Santa de 2007 cuando el joven
oficial (Leamsy Salazar, entonces escolta de Chávez) fue testigo de cómo Chávez
en persona negociaba con los cabecillas de las FARC la compra de cargamentos de
droga”. Añade: “Chávez se recluyó esos días santos en una finca de Barinas, en
compañía de Rafael Ramírez y Ramón Rodríguez Chacín. Ramírez ponía el sistema
de lavado de dinero a través de la petrolera nacional. Rodríguez Chacín, en
permanente contacto con las FARC, se ocupaba de ir a buscar a los jefes
guerrilleros y de devolverlos a su campamento.” En la última reunión se le
permitió al Capitán Salazar entrar y salir para servir agua y café. Así pudo
escuchar varias de las órdenes de Chávez: --Rafael, cómprales a las FARC toda la mercancía que poducen. Págales un
primer plazo de 500 millones de dólares”.
Con esta descripción nos adelanta que el organizador
de la Narco-Tiranía de la Delincuencia Organizada fue el propio Chávez,
justificando la organización criminal con una excusa geopolítica: la cocaína es
el arma de la guerra asimétrica contra Estados Unidos. Al darle a la actividad
criminal una justificación geopolítica autorizó a todos dentro del gobierno,
civiles y militares, a convertirse en narcotraficantes. Todo el gobierno de
Venezuela pasó a ser delincuencia organizada, la única en el mundo con poder
político. Lo evidencia el relato del Capitán Salazar de su experiencia después al
servicio del máximo jerarca de otro poder público, lo acompaña a la península
de Paraguaná donde ocurre lo que narra: “Ya era medianoche. En la playa había
un nutrido grupo de hombres con la cara cubierta, equipados con armas largas,
que dejaron avanzar el vehículo. Este se detuvo a la vista de cuatro lanchas
deportivas de alta potencia.” Allí su nuevo jefe dio esta orden: “¿Están listas
las hallacas? Pues que las partan de una vez, una detrás de otra. Era evidente
que aquellas no eran hallacas, pero de esa manera llamaban a los paquetes o
panelas de droga para despistar. Las lanchas con su cargamento de coca-varias
toneladas-salieron de inmediato, comandadas por operadores que llevaban
instrumental de visión nocturna. Quienes estaban en la playa no eran militares,
más bien parecía el despliegue de una de las mafias de la droga, con la que se
estaban coordinando las más altas esferas del Estado.”
Continúa el testigo contando: “En el viaje de regreso
(su nuevo jefe) le dice al que iba sentado a su lado: -Estate pendiente porque
Fulano (el nombre está en el libro) va a enviar una plata en efectivo en uno de
esos camiones. Que pase por donde Zutano (el nombre que aparece en el libro
está de moda ahora), que se quede con su parte, y siga para la oficina….Cinco
días después llegó un camión del SENIAT a una vivienda de Fuerte Tiuna (que el
testigo identifica). Era de suponer que, de acuerdo con las instrucciones
recibidas, el convoy había pasado antes (por donde se le había ordenado)”.
Cuenta el testigo que, cuando descargaban el camión, “vio
las puertas traseras abiertas y el espacio interior repleto de maletas, todas
iguales y cerradas con candados. Se armó de valor para investigar un poco y vio
dentro de una maleta abierta por casualidad que había amontonados fajos de
billetes de cien dólares. Aunque estaban amarrados con film plástico, despedían
olor a billete nuevo. El dinero iba destinado a una gran caja fuerte de tres
metros por cuatro con un fondo de metro y medio….Pero por grande que fuera la
caja fuerte…allí no cabía el contenido de todas las maletas recibidas.”
Así el autor del libro nos adelanta lo que demostrará
en los capítulos siguientes: 1) Que Venezuela está bajo la tiranía de la
delincuencia organizada; 2) Que fue Chávez el que organizó su gobierno como tal;
3) Que al narcotráfico le dio una justificación geopolítica: la droga es el
arma para derrotar a Estados Unidos dañando a su población; y, 4) Que con esta
justificación los altos funcionarios están autorizados para participar en el
narcotráfico enriqueciéndose.
Desde luego, si la droga se usa para derrotar a
Estados Unidos, dañando a su población, era de suponer que el gobierno de este
país terminaría reaccionando como lo está haciendo ahora.
NARCOTIRANÍA (21)
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