Una de las crisis cíclicas del capitalismo, la
posterior a la Primera Guerra Mundial, produjo a su vez la crisis del Estado
Liberal de Derecho en Europa llamado también democracia formal, que se
caracterizaba por el abstencionismo en materia económica y social. Se inspiraba
en la Escuela de Manchester: “laissez
faire, laissez passer, le monde va de lui-meme (dejad hacer, dejad pasar: el
mundo marcha por sí solo.” En la economía dejar que rijan las leyes del
mercado. En las relaciones sociales dejarlo todo a la voluntad de las partes.
Aquella crisis del capitalismo trajo una gran
agitación por el desempleo masivo y la inflación desatada, causantes del
empobrecimiento general. De estas terribles circunstancias emergió como
solución política el Estado Totalitario en dos versiones: la comunista y la nazi-fascista.
Los conflictos entre ellos y las subsistentes democracias formales fueron las
causas de la Segunda Guerra Mundial, apenas 20 años después de concluida la
Primera.
Para que no se repita esta tragedia, los derrotados
(Alemania e Italia), bajo gobierno demócrata cristiando (Adenauer y De Gasperi)
adoptaron la Doctrina Social de la Iglesia, que venía siendo predicada por los
Papas desde León XIII a fines del siglo XIX como una posición equidistante entre
el capitalismo salvaje (que regía en el Estado Liberal de Derecho) y el
comunismo (Estado Totalitario que es la negación del Estado de Derecho). Así se
instauró el Estado Democrático y Social de Derecho, basado en tres principios
fundamentales: libertad y dignidad humana (humanismo cristiano), el bien común
y la justicia social.
Para convertirlo en realidad crearon el Estado de
Bienestar, una forma de gobierno particular del Estado Social de Derecho,
propia de países que combinan las economías de mercado o capitalistas y regímenes
de democracia pluralista. No es socialismo ni comunismo sino una modalidad del
capitalismo, que evita los efectos perniciosos de sus crisis cíclicas, entre
ellos la tentación totalitaria. Es la fórmula que mezcla la iniciativa y
libertad económicas, bases de la economía sana, con la seguridad social, por la
cual todos están protegidos contra todos los riesgos de su vida desde el
vientre de la madre hasta su muerte.
El Estado de Bienestar, concreción del Estado Social,
le ha dado a Europa Occidental paz social y estabilidad política, aparte de 72
años sin guerra. Así como ha desterrado el populismo practicado por el nazi-fascismo,
del cual emana el culto a la personalidad. Y sobre todo le sirvió de contención
del comunismo y su derrota estruendosa
contando con los trabajadores.
Aquí, por el contrario, al no existir el Estado de
Bienestar (por un error del liderazgo democrático) la crisis del capitalismo,
en la forma de crisis financiera, habida en los años 90, con su secuela de
agitación social, trajo al comunismo, de la mano del populismo con el culto exacerbado
a Chávez, el cual se ha cultivado con las llamadas MISIONES que es el mecanismo
de compra descarada del voto a costa de la dignidad humana.
Cuando esta tiranía caiga estaremos igual que la
Europa de post-guerra: país en ruina, hambre, desamparo y un pueblo postrado
física y moralmente. Entonces lo que debemos hacer está claro: lo que hicieron
los gobernantes de post-guerra principalmente en Alemania e Italia: construir
el Estado Social de Derecho organizando el Estado de Bienestar para curarnos en
salud de la peste del comunismo y de cualquier otra modalidad totalitaria. Y no
venga nadie con la excusa de que no habrá recursos. Tampoco lo tenían los
europeos de la post-guerra y, sin embargo, lo hicieron.
No permitamos jamás que regrese el comunismo ni ningun
otro totalitarismo, porque todos humillan al venezolano, sobre todo a los
pobres, obligándolos a besar la mano demostrándole agradecimiento al que le
compra el voto con una dádiva o limosna. Tampoco permitamos el regreso al
asistencialismo como lo practicó la vieja democracia ni con una populista tarjeta
negra. Acostumbremos a los venezolanos a valorar y reclamar la justicia social,
que es la reivindicación de su dignidad,
haciendo que vivan en Estado de Bienestar, lo que debe ser nuestra tarea
prioritaria en el futuro inmediato.
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