Continuamos el repaso del libro BUMERÁN CHÁVEZ del
prestigioso periodista español Emili Blasco (publicado en 2015) en los
capítulos relevantes por su actualidad. Hasta ahora ha quedado claro: 1) Que
Chávez, por instrucciones de Cuba a la cual servía como títere, declaró a
Venezuela en guerra asimétrica contra Estados Unidos usando como arma la droga,
una especie de arma química suministrada por los terroristas de las FARC, con
la cual los narco-comunistas pretenden envenenar y destruir físicamente a la
población de aquel país; 2) Que, no conforme con declarar esta guerra irregular
e injusta contra Estados Unidos, formó una alianza con Hezbolá, una
organización terrorista sirio-libanesa obediente a Irán, todos también enemigos
de Estados Unidos.
Aclaremos: En la guerra asimétrica no existe un frente
determinado, ni acciones militares convencionales. Es una guerra sin
restricciones, en la cual se utilizan toda clase de armas sin detenerse en
consideraciones éticas. Por ejemplo, el uso de las drogas como armas químicas.
Y la alianza con terroristas. Al declararle la guerra asimétrica a Estados
Unidos con estas armas y con estos aliados, por instrucciones de Cuba, Chávez y
después Maduro han expuesto a Venezuela a las represalias del país agredido en
ejercicio de su derecho a la legítima defensa. Tengámoslo presente en todo
momento. Estos insensatos que nos gobiernan desde 1999 nos han metido en una
guerra contra Estados Unidos, sin consultarnos ni avisarnos a los venezolanos y
sin que haya habido agresión ni provocación de Estados Unidos. Ojalá Estados
Unidos no haga sufrir al pueblo venezolano por la insensatez de los títeres de
Cuba.
Hecha la aclaratoria continuemos con la lectura del Capítulo
7: NICOLÁS EN LA GUARIDA DE HEZBOLÁ. Ya vimos el testimonio de Rafael Isea,
quien como Ministro de Finanzas integró la delegación que acompañó a Chávez en
la visita oficial a Irán efectuada en 2007. Cuenta que hizo escala en Damasco
(Siria), donde fue convocado por Nicolás Maduro a su habitación de hotel donde
estaba reunido con Hasán Nasralá, jefe del Hezbolá, “uno de los hombres más
buscado por Estados Unidos.” En esta reunión se acordó, dice Blasco: a)
incorporar a Hezbolá al narcotráfico con destino a Estados Unidos; b)
trasportar armas de Venezuela al Líbano para suministrarlas a Hezbolá; y, c)
suministrarles pasaportes venezolanos a los miembros de Hezbolá para facilitar
su desplazamiento por el mundo entero.
Los informes de inteligencia de Estados Unidos, según
Blasco, “confirman la celebración el 22 de agosto de 2010 de una pequeña cumbre
de dirigentes del extremismo islámico. En la sede de la inteligencia militar
venezolana se reunieron mandos de Hezbolá, Hamás y otros agentes de la yihad.
En la cita estaban implicados los embajadores de Siria e Irán en Venezuela.
Precisamente el número dos de la diplomacia chavista en Damasco, el libanés
naturalizado venezolano Ghazi Nassereddine (o Nasr al Dine) era la persona más
prominente de Hezbolá en Venezuela, quien mantenía una estrecha relación con el
que fue ministro del Interior desde 2008 hasta 20122, o sea, el actual
Vicepresidente Ejecutivo.
Llegado Chávez al poder Ghazi entró a trabajar en la
Cancillería. “Captado en su juventud por Hezbolá, supo aprovechar las ventajas
de su cargo diplomático para ganar peso dentro de la organización. Un conjunto
de comunicaciones internas muestran el papel jugado por él en la facilitación
de pasaportes y visados a miembros de Hezbolá. Durante años la embajada de
Venezuela en Beirut se vio sujeta a la continua presencia de innumerables
ciudadanos libaneses que manifestaban estar recomendados por Ghazi para que se
les fuera concedida la visa sin cumplir con los requisitos exigidos.”
Agrega Blasco: “En 2007, meses después de ser designado
Ministro de Relaciones Exteriores, Maduro nombró a Ghazi ministro consejero en
Beirut. Este era el tiempo en que Maduro se había reunido secretamente con
Hasán Nasralá, el supremo líder de Hezbolá, y Ghazi era una pieza clave en el
entramado.”
Concluyamos por ahora: si en la guerra asimétrica el agresor
no tiene restricciones éticas ni de armas, tampoco las tiene el agredido. Todos
son blancos en la guerra asimétrica. Es un infantilismo jugar a ella desde la
presidencia contra una superpotencia. Al jugar cuadro cerrado con El Aissami,
podría ser Maduro la próxima baja. Ha hecho méritos para ello.
NARCOTIRANÍA COMUNISTA 23 20-02-17
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