jueves, 7 de abril de 2016

Concurso de delitos en la tragicomedia de la muerte y sucesión del difunto

Cuentan los chavistas arrepentidos que presenciaron los últimos días de Chávez: “Los cubanos comenzaron a ejecutar el proceso de transición con meses por delante. Suponemos que ya entonces le dijeron a Maduro ‘tú eres el elegido’ y fueron avanzando posiciones. Al final Chávez ya no tomaba las decisiones…Cortado completamente el acceso a Chávez, los Castro fueron dueños de toda noticia sobre la evolución (de la enfermedad). Desde luego La Habana hizo todo lo posible por cortar la más mínima fuga de información: debía ser dueña de la muerte de Chávez y esta no tenía que producirse, al menos su noticia, hasta poder entronizar a Maduro”.
El 11 de diciembre 2012 fue operado por última vez. El 19 se le practicó una traqueotomía. Y, sin embargo, “el Día de Navidad Maduro dijo en televisión al pueblo venezolano que Chávez había estado caminando y haciendo ejercicios, cuando nunca se levantó tras la operación.. En otra ocasión, más adelante, con Chávez más muerto que vivo, Maduro aseguró haber estado despachando cinco horas asuntos de Estado con el mandatario. Los dirigentes gubernamentales estuvieron diciendo que el líder conversaba con ellos hasta que, tras una información que publiqué asegurando que Chávez no podía hablar, tuvieron vergüenza de seguir con esa comedia”.
Informan los testigos que el 29 de diciembre Chávez “se encontraba en una muerte clínica… Una enfermera nos dijo después que murió el 31 de diciembre. A partir de entonces el ambiente era de luto; los familiares lloraban.” Lo que se hizo evidente el 10 de enero de 2013 cuando no se presentó a prestar juramento ante la Asamblea Nacional para el período 2013-2019. No obstante, “Maduro leyó en Chile el 28 de enero una carta supuestamente escrita por Chávez dirigida a los mandatarios del Celac. Lo normal hubiera sido enviar un video o audio grabado, a modo de saludo. Chávez no estaba en condiciones de hacer eso, ni tampoco de escribir o dictar las diez páginas de discurso que mostraba Maduro. Ni siquiera de producir su propia firma con un trazo que era tan seguro y limpio que muchas delegaciones no tuvieron más remedio que asumir que era una reproducción, como la que se sospechaba que se había utilizado para nombrar canciller a Elías Jaua el 15 de enero. ‘Ya está la carta, ya la terminé’, decía el mensaje con el que un colaborador de Maduro le enviaba a este el texto leído en Chile. El documento, al que tuvo acceso uno de los confidentes con los cuales contacté, llevaba la firma claramente pegada”.
La tragicomedia montada por Cuba con Maduro de actor principal es realmente un concurso de delitos, comenzando por la traición a la patria al someterse a las órdenes e instrucciones de Cuba durante la enfermedad, muerte y sucesión de Chávez. Para iniciar la investigación, primero parlamentaria y luego penal, bastaría con exigir a Maduro la presentación de los documentos que se dicen firmados por Chávez desde el 8 de diciembre de 2012, incluyendo el nombramiento de Jaua y el mensaje a la Celac, a fin de practicarles experticia grafotécnica, junto con el acta de defunción y el informe médico anexo.
No podemos perdonar este agravio a la República, ni tolerar que siga ejerciendo la presidencia el que lo ha cometido.
(Todas las citas son del libro BUMERÁN CHÁVEZ de Emili Blasco)


NARCOTIRANÍA 13                              06-04-16

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