LA
INCONSTITUCIONALIDAD DE LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL
Ya lo dijimos: si la MUD no fuera colaboracionista,
que lo es, habría planteado a UNASUR, como cuestión previa a todas las demás, la
exigencia de que Maduro pruebe su legitimidad exhibiendo su partida de
nacimiento y las de sus padres para establecer con certeza si es venezolano por
nacimiento y si lo es exclusivamente. No habérselo exigido desde que asumió la
presidencia, ni tampoco haberlo planteado ante UNASUR con motivo del informe de
Walter Márquez, prueba una conducta “colaboracionista” de encubrimiento.
Al misterio de la partida de nacimiento de Maduro se
une otro misterio: el de la enfermedad y muerte del difunto. Si la MUD no fuera
colaboracionista, que lo es, habría aprovechado la oportunidad de sentarse con
UNASUR para plantear, como segunda cuestión previa, la exigencia de que Maduro pruebe
la constitucionalidad de la sucesión presidencial comenzando por exhibir el acta de defunción de su antecesor en el
cargo, junto con el certificado médico anexo, para establecer con certeza la
fecha, lugar y causa de su fallecimiento.
Con la exhibición del acta de defunción y del
certificado médico podremos: 1) Conocer con certeza el lugar donde falleció, si
fue en Venezuela o en Cuba; 2) Conocer con certeza la fecha de su fallecimiento,
si fue efectivamente el 5 de marzo de 2013 o antes; y, 3) Conocer con certeza
la causa del fallecimiento y el nombre del médico tratante, ambos guardados en
estricto secreto.
Mientras no se exhiba el acta de defunción con el
certificado médico, cualquiera de estas suposiciones, que de resultar ciertas
viciarían de nulidad la sucesión presidencial y de ilegitimidad al sucesor,
tiene fundamento: 1) Que el difunto murió en diciembre y, en consecuencia,
todos los actos de gobierno que se le atribuyeron desde entonces son
inconstitucionales; 2) Que el difunto murió en Cuba y, en consecuencia, todos
los actos de gobierno se le atribuyeron como suyos dados en el Hospital Militar
son inconstitucionales; y, 3) Que el difunto fue víctima de mala praxis médica
en Cuba o de un magnicidio practicado como eutanasia por los cubanos, visto su
estado terminal, posiblemente de muerte cerebral, desde el día de la operación, por lo cual no se le hizo autopsia.
Recordemos que el difunto, 180 años después de la
muerte de Bolívar, tuvo la sospecha de
que lo habían asesinado a pesar del informe del médico tratante y de las
experticias posteriores, por cuyo motivo profanó su tumba y exhumó sus restos.
En su caso, cuando todo ha sido tan misterioso que no se conocen el nombre y
nacionalidad de sus médicos, el desarrollo de su enfermedad, la causa de su
muerte, y se duda sobre el lugar y fecha de su fallecimiento, están más que
fundadas las sospechas de que el misterio se debe a que se oculta algo
sumamente grave, tan grave que viciaría de nulidad absoluta la sucesión
presidencial y hasta acarrearía la responsabilidad penal de los que han ocultado
estos hechos.
En la sombra sólo trabaja el crimen, dijo Bolívar. Apliquemos
esta frase al secreto muy bien guardado de los últimos días del difunto, que
nos interesa develar por sus consecuencias jurídicas en la sucesión
presidencial.
REFLEXIONES 45 01-04-14
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