Liberación Nacional y No-Reelección (64)
Es lo que debemos hacer los profesionales universitarios y los alcaldes
imitando éstos a los cabildos de 1.810, para entrar en acción después de la
valiente avanzada de la liberación nacional formada por los estudiantes.
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La oposición de calle, o sea de protestas
constantes, que fue convocada por López, Machado y Ledezma a partir del 12F, se
convirtió de inmediato en revuelta a consecuencia de la represión brutal
de las manifestaciones pacíficas. Esta revuelta estudiantil, próxima a cumplir
un mes, ha obtenido una victoria
política indudable. Primero: ante la opinión pública mundial desnudó a la
tiranía que se había disfrazado con una máscara democrática prestada por los
colaboracionistas. Segundo: puso en evidencia que se trata de una tiranía criminal
(dictadura de los malandros) defendida por asesinos organizados como fuerza
paramilitar motorizada, entrenada por Cuba y complementada por una Guardia
Nacional convertida en cuerpo sanguinario e inhumano por su adoctrinamiento
comunista.
A partir del “Manifiesto de Mérida”, fechado el 2 de
marzo, la revuelta se ha transformado en resistencia activa (movimiento
u organización de los habitantes de un país invadido para luchar contra el
invasor). Los estudiantes son la avanzada de esta resistencia. Como tal han
procedido a constituir la “Junta Patriótica Estudiantil y Popular”, que ha
precisado sus objetivos calificando a la tiranía: 1) Es títere de Cuba y, en
consecuencia, está planteada la liberación nacional: “exigimos como
patriotas la retirada de toda fuerza de ocupación militar cubana. Queremos que
salgan de nuestro territorio todos los funcionarios dentro de nuestras
instituciones. Queremos una Nación soberana”. 2) Es una tiranía comunista,
antítesis de la democracia: “no toleraremos a este régimen castro-comunista
ni de ningún otro que atente contra los valores y principios de los
venezolanos. 3) Democracia como objetivo: “Cualquier posibilidad de
diálogo está condicionada imperativamente por un cambio de raíz del régimen. Vamos
a conquistar nuestra libertad (en todas sus formas). Exigimos la disolución y
desarme de los grupos paramilitares que protege y arma el régimen para infundir
el miedo entre los venezolanos. Exigimos la liberación inmediata de todos los
presos políticos, libertad plena de los detenidos y regreso de los exiliados.”
Después del manifiesto de los estudiantes, el Alcalde
Mayor de Caracas Antonio Ledezma le dirigió una carta a Su Alteza, Raúl Castro,
Regente del Reino de Cuba, que en calidad de tal ejerce mando sobre su
protectorado Venezuela, en la cual le dijo: “Sabemos y nos avergüenza que las
decisiones fundamentales de nuestra patria sean resueltas (por ustedes) por
consideraciones ajenas a nuestra soberanía y que los intereses de Cuba estén
primero que los más altos intereses de Venezuela. Ustedes (los cubanos) se han
comportado como los dueños del país y son los responsables directos de la ruina
del país.”
Estando claro entonces que del dominio de Cuba sobre
Venezuela se derivan todos nuestros males, aparte de constituir la mayor
afrenta a nuestro honor que nos avergüenza ante todas las naciones libres, y
que sin la liberación nacional no nos libraremos del comunismo ni de la tiranía
cuya imposición conlleva, y por tanto, sin independencia no habrá libertad ni
democracia, lo que procede es que los mayores pasemos a la acción de dos
maneras. Por una parte, Ledezma, en su calidad de Alcalde Mayor, debería
convocar a gobernadores y alcaldes que se dicen de oposición para que,
siguiendo el ejemplo de los Cabildos de 1.810, se dirijan, no a Raúl Castro
sino a su títere, exigiéndole romper con Cuba, lo que significa: deportación de
todos los comunistas cubanos, suspensión del subsidio y renuncia al proyecto de
trasplante del modelo político-económico cubano, y en caso de negarse a ello,
demandar su renuncia. Reconocido por usted, señor Alcalde, y por todos, que
Cuba es el poder real en Venezuela, los que ejercen cargos públicos, incluyendo
a los diputados, están en el deber patrIótico de poner a Maduro ante esta disyuntiva:
rompa con Cuba o renuncie como Emparam.
Y, simultáneamente, los profesionales universitarios,
a la cabeza rectores de las universidades y directivos de profesores y gremios,
debemos constituir con la mayor urgencia la Junta Patriótica Universitaria y
Popular, que nos organice y dirija hacia la liberación nacional partiendo de la
misma exigencia al títere: romper con Cuba o renunciar.
Considero que hay muchísimos elementos que añadir a este planteamiento.
ResponderEliminarEl asunto es que Maduro no puede permanecer en el poder, aún cuando, rompa relaciones con Cuba. No podemos permitir que un presidente, ilegítimo, analfabeta, espurio y extranjero que, además, ha apoyado la invasión del país por un ejercito extranjero, siga tomando decisiones por el país y llevándolo por la senda de la anarquía total.
Noto también que no se comenta la renuncia de todo el ejecutivo y de la cúpula militar.
¿Porqué no aprovechamos esta oportunidad para que esos líderes políticos, intelectuales y sociales invoquen, de una vez por todas, la activación del Art 350? Esta es la salida constitucional que debemos transitar.
Soy gran admiradora de Ud., pero esta vez y siento el deber de decírselo, se quedó demasiado corto en su planteamiento