La propuesta de Estados Unidos
apoyado por la OEA, el Grupo de Lima y la Unión Europea: 1) Guaidó y Maduro se
apartan; 2) Asume el Gobierno un Consejo de Estado; y, 3) Enseguida se celebran
elecciones: presidencial y parlamentarias, fracasó porque Maduro no lo aceptó.
No podía hacerlo sin el consentimiento de Cuba, de la cual es títere. Si lo
hace no tendrá donde esconderse de la justicia de Estados Unidos porque
perdería su único refugio seguro. Además al venderse a Cuba le ha vendido su
alma al diablo, porque para garantizar su lealtad Cuba lo ha rodeado de anillos
de seguridad, con el pretexto de protegerlo pero con la intención de
ajusticiarlo si no obedece sus órdenes. Era Cuba la que debía aceptar la
propuesta y no Maduro, cuya sumisión puso a prueba a la vista de todos
obligándole a despacharle tanqueros cargados de gasolina y diesel mientras en
Venezuela escasean.
Está corriendo ahora el plazo
para que los militares derroquen a Maduro adelantándose a la intervención
extranjera para evitarla. Sólo los militares pueden hacerlo, porque: a) la
oposición radical no se organizó como resistencia clandestina al estilo de los
años 50 cuando fue derrocada la anterior tiranía; y, b) Guaidó no siguió el
ejemplo de Francia: De Gaulle en el extranjero pactando con los Aliados y una
resistencia clandestina adentro armada con las
dotaciones enviadas desde el exterior por diferentes vías.
La segunda parte de la propuesta
de Estados Unidos, apoyada por la OEA, el Grupo de Lima y la UE, lleva
implícita esta invitación a los militares a derrocar a Maduro constituyendo un
Consejo de Estado como gobierno de transición, en acuerdo con la AN. Para que
la invitación a los militares sea tentadora hay que abandonar el maximalismo y
ser pragmático. Invoco la experiencia de 1958. Entonces hubo una amnistía de
hecho en favor de los militares que derrocaron al tirano. Veamos: los cinco
integrantes de la primera junta militar eran pérezjimenistas, que habían hecho
su carrera militar apoyando al tirano en los golpes de 1948 y 1952 y durante
toda su dictadura. Nadie pidió su enjuiciamiento después que derrocaron al
tirano por los posibles delitos que pudieron cometer durante la tiranía; por el
contrario, todo el país estuvo agradecido por su acción. Apliquemos la lección
de 1958: a todos los militares participantes en el derrocamiento de Maduro se
les beneficiará con la amnistía pero con la excepción que digo a continuación.
Dos de los cinco miembros de la
junta militar de gobierno estaban muy identificados con el tirano derrocado:
uno era su piloto de confianza y el otro su compadre, ambos con cargos
relevantes. Entonces el pueblo, con los jóvenes al frente, nos lanzamos a la
calle para exigir el cambio de los dos repudiados por su identificación con el
tirano. Accedieron los militares apartando a los rechazados que huyeron del
país y en su lugar fueron escogidos dos civiles empresarios: Eugenio Mendoza y
Blas Lamberti. A partir de ese momento la junta de gobierno fue cívico-militar.
Y esa junta nos llevó a la elección presidencial que dio inicio a 40 años de
democracia.
Aplicando la lección de 1958
sugiero a Guaidó ofrecer amnistía a los militares que participen en el
derrocamiento de Maduro e instalación del gobierno de transición
cívico-militar. Pero aclarando que no se beneficiarían de la aministía los ya
reclamados por la justicia de Estados Unidos y los incursos en delitos de lesa
humanidad, narcotráfico y tráfico internacional de lavado de dinero. Y en
prueba de su seriedad presentar el respectivo proyecto de ley a la AN para su
discusión y aprobación.
Lo que aquí propongo no es lo que
yo hubiese deseado para sentar escarmiento, porque si pudiéramos propondría el
enjuiciamiento sin excepción de todos los que hayan delinquido hasta el guardia
que cobra por dejar pasar una mercancía, pero aprendí en mi profesión una
lección de realismo en la lucha contra la delincuencia organizada: o la divides
premiando la delación y la liquidación de los capos o jefes, o terminarás
derrotado por ellos.
Jesús Antonio Petit Da Costa
ENCARGADURÍA 15 05-03-20
Dr Perry, a usted cómo cóm se le olvidó una columna que público hace muchos anos, creo que el título era , la ilegalidad de los poderes por su origen, algo así, este es mi correo, rjjimenez7@gmail.com
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