Ya sabemos que el arresto del tío de Guaidó, con la
acusación gravísima: terrorismo y narcotráfico, es un chantaje montado por Cuba,
y ejecutado por su títere Maduro, para “quebrar” al sobrino y hacerlo que pague
por la libertad de su tío este rescate: renuncia al “cese de la usurpación” y
acepta elecciones parlamentarias para elegir a la AN que pondrá fin a la
“encargaduría” y acompañará a Maduro hasta 2025.
Guaidó está, pues, en una situación dramática que no
deseamos a nadie. Tiene que escoger entre la libertad de su tío o la libertad
de Venezuela, que el destino le ha encomendado. Merece nuestra solidaridad
personal por razones humanitarias. Le expreso la mía por este medio. Pero al mismo
tiempo hay que hablarle con sinceridad. Nada gana con pagar el rescate. Lo
perdería todo.
Es obra del destino que Guaidó sea PRESIDENTE LEGÍTIMO
DE VENEZUELA, reconocido por más de 50 países. Y el destino en latín se llama
“fatum”, del cual se deriva “fatalidad”, no necesariamente como desgracia, sino
como circunstancia inevitable e ineludible que, enfrentada con valor, puede
elevarnos en el respeto y la admiración colectiva, y en todo caso nos da
tranquilidad de conciencia.
Honraría Guaidó el cargo de PRESIDENTE LEGÍTIMO DE
VENEZUELA y se ganaría el respeto y admiración de muchos, entre los cuales me
incluyo, si rechaza el pago del rescate de su tío y, por el contrario, lo
enfrenta desafiante con varias decisiones. La primera: ratificar que no acepta
elecciones sin el previo CESE DE LA USURPACIÓN. Y, en consecuencia, desautoriza
pública y categóricamente las gestiones iniciadas con el PSUV por
colaboracionistas y ultra-colaboracionistas para elegir un CNE, integrado desde
luego por ellos mismos, con el fin de organizar elecciones parlamentarias con
el usurpador Maduro en el poder.
Simultáneamente, participa a Canadá, Argentina y Perú
que, a pesar de que aprecia su buena voluntad, rechaza cualquier negociación
con Cuba porque afecta la dignidad nacional de Venezuela, ya que Cuba es
nuestro enemigo y Maduro su títere. Con Cuba no puede haber negociación, sino
la exigencia de devolvernos la soberanía nacional llevándose a sus títeres. Le
pide a Canadá, Argentina y Perú que, en prueba de su buena voluntad, apoyen la
aplicación del TIAR para liberar a Venezuela de la ocupación cubana. Recordar a
Argentina que Venezuela la apoyó en su invocación al TIAR cuando reclamó la
soberanía sobre las Malvinas. Venezuela espera ahora que Argentina le
corresponda apoyándola en su invocación al TIAR para expulsar a Cuba y
recuperar la soberanía nacional perdida. Recordar a Perú que hace 200 años un
ejército de venezolanos bajo el mando de los venezolanos Bolívar y Sucre los
libertó. Le corresponde ahora a Perú apoyarnos en el TIAR para libertarnos de
Cuba.
Espero que Guaidó entienda que no puede escapar a la
fatalidad de su destino. Puesto ante este chantaje tiene esta disyuntiva:
ENTREGA O DESAFÍO. Si se entrega, se hunde. Si desafía, crecerá ante el país
por haber superado la prueba de fuego que le ha sido puesta.
ENCARGADURÍA 4 22-2-2020
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