Reconozcamos que Venezuela es un fracaso político. Lo
prueba que dos siglos después de habernos independizado de España hayamos
perdido esta independencia, para mayor vergüenza no ante un gran imperio, sino
ante una isla arruinada como es Cuba. Y no a consecuencia de una guerra librada
con heroísmo sino por la entrega con indignidad y deshonor, sin disparar un
tiro, lo más repugnante que podía sucedernos: la traición a la patria de
civiles y militares que debieron defenderla.
La dimensión de este fracaso político se mide por el
hecho de que somos el único país de América bajo el dominio de otro país, y
para mayor humillación arrodillado ante uno de los más pobres y miserables, lo
cual demuestra que hemos descendido a lo más bajo que se puede descender
políticamente. Lavar esta deshonra exige un escarmiento que se recuerde por
generaciones. Impedir que se repita deberá ser la primera previsión político-constitucional.
Venezuela es un fracaso político también porque la
sucesión de dictaduras ha tenido la culminación en la tiranía de los peores:
criminales, ladrones, narcotraficantes y terroristas. No se trata sólo de una
tiranía, como tantas que ha padecido el país desde cuando los civiles se
vistieron de militares para conquistar la independencia y desde entonces, ellos
y sus herederos en el poder, consideran que el país les pertenece como una
indemnización de guerra, que no le cobran a España sino a los venezolanos
honestos y trabajadores.
Pero esta vez a la humillación por la Gran Traición se
le agrega la vergüenza de tener a la única tiranía de la delincuencia
organizada que existe en el mundo. Así el gobierno fantoche que tenemos no es
sólo títere, cuando nunca antes habíamos tenido uno semejante, sino que además
es una empresa criminal narcoterrorista. ¿Cómo llegamos a este horror? Es la
pregunta obligada, que debemos completar así: ¿Cómo fue que, después del más
largo período de democracia (40 años) con la única República Civil que hemos
tenido en nuestra historia, haya venido desgracia tan grande, una verdadera
catástrofe moral acompañada de un colapso general de la economía y una crisis humanitaria?
Pareciera que todos los demonios del mal estén vengándose del tiempo que
debieron ocultarse por la primacía de principios y valores superiores,
políticos y morales. Gobierno y
Constituyente dan la imagen de un aquelarre que sólo delibera para la maldad.
Como en cualquier momento habrán de producirse los
sucesos que le pondrán fin a esta etapa tenebrosa, iniciemos el examen de los errores cometidos en el diseño del
sistema político que condujo a este fracaso estruendoso, a fin de tener pensado
cómo corregirlos para que nunca más se repitan.
Hagamos del fracaso estruendoso el aprendizaje para
convertir a Venezuela en un éxito político y en todos los demás órdenes. Lo
bueno de la situación actual es que, estando todo destruido, basta con limpiar el
terreno para construir un país maravilloso.
@petitdacosta
CONSTITUCIÓN POLÍTICA 1 28-09-17
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