El primer mandamiento para todos los patriotas venezolanos
es liberar a Venezuela de Cuba, a la cual ha sido entregada por la tiranía
comunista. Rescatar la soberanía nacional, reparar el honor y la dignidad de la
Nación que han sido mancillados y restablecer el imperio de la Constitución que
nos obliga a ser libres e independientes, constituye el mandato imperativo de
la hora.
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Raúl Castro, presidente de facto de Venezuela y Comandante
en Jefe de la FAN, ha reunido en La Habana a sus testaferros en Venezuela, los
que forman el gobierno usurpador y títere que sirve y obedece a Cuba. Los títeres han ido obedientes a su llamado,
que es una orden. Allí han recibido las instrucciones.
De la gaveta de su escritorio Raúl Castro ha sacado el sello
facsímil de la firma de El Tirano, que ha estampado al pie del decreto mediante
el cual Cuba escoge como Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela a una
persona de la extrema confianza de los Castro, tanto así que en su última
visita a la metrópoli le fue tomada una foto de familia con Fidel, su esposa y
Raúl, compartiendo risueños dentro de una camioneta. De este modo enviaban el
mensaje: Jaua es de los nuestros, uno más de la familia. Así, pues, Cuba
escogió el Vicepresidente de Venezuela y lo impuso. Y ahora escoge el Ministro
de Relaciones Exteriores y lo impone. ¿Qué mejor demostración de que Raúl
Castro ejerce efectivamente la presidencia de Venezuela, lo que explica que la
FAN acepte pasivamente sus actos de gobierno, ya que le debe obediencia al
Comandante en Jefe?
Pero sucede que como los cubanos no saben de Constitución y
leyes, porque allá no se usa eso, inventaron primero el parapeto de un
presidente electo que no es constitucionalmente presidente en ejercicio, puesto
no ha prestado juramento, pero sigue mandando. Luego el de un vicepresidente
que no es presidente encargado porque no ha asumido el cargo, pero sigue siendo
vicepresidente sin que lo haya nombrado el presidente entrante. Y la guinda de
la torta: un canciller nombrado por decreto en Miraflores que firmó seguramente
el espíritu de El Tirano, que andaba dando vueltas por allí como dicen que pasa
con los moribundos. Desde luego, nadie lo vio porque a los espíritus no lo ven
sino los espiritistas. Y los espíritus no firman, pero Raúl Castro sí sabe
pegarle el sello que tenía guardado para una emergencia como ésta. Y dirá él,
de qué se quejan venezolanos pendejos, me van a venir con formalismos cuando
les hemos robado la patria, andan fijándose en bolserías rehuyendo el problema
de fondo, que perdieron la soberanía sin disparar un tiro y les puse un
gobierno títere, y en lugar de arrecharse andan fijándose en esas pendejadas de
firmas. Que nos hubieran hecho ustedes eso a los cubanos para que hubieran
sabido lo que es un bravo pueblo, no el pendejo pueblo de ustedes que vende a
su madre, la patria, por reales, un pueblo de muchos judas que se dicen élites,
traidores a su patria por cuarenta monedas.
No lo ha dicho, pero sin duda lo piensa. Y también el mundo
entero. Hemos quedado deshonrados ante la comunidad internacional como el
pueblo más cobarde y pendejo que haya sobre la faz de la tierra. Pues entonces
tenemos que lavar nuestra honra, demostrar que somos machos, que a la patria
como a la familia nadie la pisotea. Y sólo hay un modo de probarlo: liberarnos
de Cuba, romper todo lazo de sumisión, expulsar a los invasores cubanos del
territorio nacional y, en represalia por la humillación que nos han hecho,
financiar la insurrección contra los Castro, así como la democracia financió la
rebelión contra Trujillo en República Dominicana en represalia por estar detrás
del atentado contra el entonces Presidente de la República. Y, desde luego,
liberarnos de Cuba conlleva echar abajo al gobierno títere y traidor que ha
impuesto a Venezuela.
Es la hora de organizarnos para la liberación nacional. Está
decretada la movilización de todos los patriotas, que somos muchos más que los
vende-patria.
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