A riesgo de parecer iluso comenzaré a hablar sobre el
gobierno de transición, que es nuestro futuro inmediato. Con la implosión de la
MUD ha desaparecido el muro de contención del estallido político-social de una
situación insostenible. El estallido provocará un revolcón completo: el cambio
de gobierno y de sistema, cuya primera etapa será el gobierno de transición.
Examinemos los antecedentes de gobiernos de transición. Detengámonos en su
ejemplo para ver qué pueden aprender de ellos los miembros del futuro gobierno
de transición. Y luego entremos en las peculiaridades que puede tener éste.
En el siglo XX hubo cuatro gobiernos de transición: 1)
El del presidente General Eleazar López Contreras (1936-1941) que sucedió al presidente
General Juan Vicente Gómez cuando murió en 1935; 2) La Junta Revolucionaria de Gobierno,
presidida por Rómulo Betancourt (1945-1948), que derrocó al presidente General
Isaías Medina; 3) La Junta Militar de
Gobierno, presidida primero por el Coronel Carlos Delgado Chalbaud y después
por el Dr. Germán Suárez Flamerich (1948-1952), que derrocó al presidente Don
Rómulo Gallegos; 4) La Junta de Gobierno, presidida por primero por el
ViceAlmirante Wolfgang Larrazábal y finalmente por el Dr. Edgar Sanabria, que
derrocó al presidente General Marcos Pérez Jiménez (1958).
El gobierno del General López Contreras fue de
transición, porque a pesar de haber sido escogido por el General Gómez para
sucederlo, inició en 1936 el proceso de
sustitución de la tiranía, manteniendo el sistema presidencial y el modelo
económico, por la democracia con dos medidas transcendentales: 1) Eliminó la
reelección indefinida del Presidente de la República (no había elección de
gobernadores y alcaldes), estableciendo la no-reelección inmediata mediante
reforma de la Constitución; 2) Devolvió a la Presidencia de la República su
carácter de cargo civil. A partir del día en que lo asumió vistió de civil para
siempre, colgando el uniforme de General en Jefe. Estos dos hechos marcan esta
transición hacia la democracia: alternancia en el poder (por la no-reelección
inmediata) y rango civil de la presidencia (que así dejaba de ser, como hasta
ese momento parecía serlo, el máximo grado militar); 3) Libertó a los presos
políticos que heredó de Gómez y permitió el regreso de los exiliados; 4) Formó
gabinete con los mejores profesionales e intelectuales de la época.
El próximo gobierno de transición debe hacer suyas
estas medidas de López Contreras: 1) Formar el mejor gobierno posible con los
mejor preparados en cada profesión o especialidad, porque la transición que
viene es la más difícil de nuestra historia. 2) Libertad inmediata de todos los
presos políticos y regreso libre de todos los exiliados. Serán los mejores
aliados y asegurarán el apoyo de calle. 3) Eliminar, mediante enmienda
constitucional, la reelección indefinida sustituyéndola por la no-reelección
absoluta, aplicable de inmediato al presidente de transición. Así asegurará el
apoyo de los pre-candidatos presidenciales que no lo verán como su rival. López
Contreras no los tuvo entre los civiles porque en 1936 no había partidos
políticos. Sus rivales fueron jefes militares comenzando por el General
Eustoquio Gómez que fue eliminado de un balazo. 4) Prohibición absoluta al
Presidente de la República de vestir uniforme militar (derogando la ley que
crea el uniforme de Comandante en Jefe, que es una función presidencial, no un
grado militar) y consiguiente obligación de vestir de civil. Execrar, por
denigrante de la jerarquía presidencial, toda parodia de uniforme militar como
la que usa Maduro, extensiva la prohibición a todos los titulares de cargos
civiles. Es el primer paso para que los militares reconquisten la simpatía de
los civiles. Aplicación de aquel sabio proverbio: “cada uno en su casa y Dios
en las de todos.”
Estas medidas políticas pueden y deben tomarse de
arranque, el primer día de la transición, apenas asuma el gobierno. Marcarán la
diferencia desde el principio.
Continuaré con las enseñanzas de la transición
1945-1948.
GOBIERNO DE TRANSICIÓN 1 13-11-17
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