sábado, 7 de enero de 2017

La MUD-AN perdió el autobús con destino al poder


Su próxima parada se llama “Larrazábal II”, donde deberían montarse los militares demócratas para restablecer el orden constitucional roto por Maduro, como lo ha declarado reiteradamente la AN
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Ya estamos clarísimos: no hay salida electoral. Nunca la hubo. Era una treta del cogollo colaboracionista de la MUD para disimular su colaboracionismo. No hacer nada que desestabilice al gobierno títere de Cuba, sino esperar la próxima elección. Se hizo evidente cuando el pueblo eligió  a 112 diputados, suficientes para echar a Maduro. Y en lugar de proceder, optaron por el revocatorio fijándolo para fines de 2016, a sabiendas de que no se realizaría. Así ayudaron a Maduro a permanecer en el poder todo 2016, no importa el colapso del país, el empobrecimiento general, la hambruna y las muertes por carecer de medicinas e insumos médicos. Eso nada les importa porque ellos tienen su vida resuelta: cargos, sueldos, comida y diversión. Forman parte de la casta de los privilegiados.
Cuando vieron que el pueblo les estaba dando la espalda, inventaron el cuento del juicio político contra Maduro que concluiría con su destitución. Y lo adornaron con esta promesa: apenas concluido el juicio convocaremos al pueblo para ir hasta Miraflores a entregarle a Maduro la “carta de despido”. Así la llamaron. Nunca pensaron cumplir. Era otra treta para ver si recuperaban la confianza. Y enseguida se delataron. Le pidieron al Papa que les hiciera el favor de hacerlos quedar bien faltando a la promesa. Y quedaron mal ellos y el Papa. Fue peor el remedio que la enfermedad. Al darse cuenta de que el pueblo se desconectaba de ellos, ensayaron un teatro que terminó en payasada. Decidieron hacer el juicio político a Maduro. Y concluyeron con el colmo de la ridiculez: oficiarle a la Fiscal General, que es de Maduro, examinar si hay fundamentos para enjuiciar a Maduro ante el TSJ, que es de Maduro. Ese era el juicio político que tenían prometido. ¿Son o se hacen? Lo son, además de colaboracionistas. Como ya la gente sabe lo que son, podrían abstenerse de estas payasadas que empeoran su imagen.
Todo el mundo esperaba que se reivindicarían haciendo lo que les ordenan los Arts. 333/350 de la Constitución. Declarado roto el orden constitucional por un Golpe de Estado de Maduro, por consiguiente un autogolpe, procede restituir de inmediato la vigencia efectiva de la Constitución, lo cual exige como primer paso deponer o derrocar al golpista, procediendo sumariamente, o sea, sin juicio previo. Al golpista se le somete, junto con los demás complotados. Y es después de someterlo que se le enjuicia. No hacía falta un juicio previo para restablecer la vigencia de la Constitución, sino proceder de inmediato con todos los recursos de que se disponga y del modo que aconsejen las circunstancias. Extremado el purismo jurídico al absurdo de abrirle juicio previo al golpista antes de restablecer la vigencia de la Constitución, entonces por mínima coherencia la conclusión debió ser la remoción, deposición o destitución del golpista, junto con los demás partícipes en el autogolpe, y subsiguientemente declarar restablecida la vigencia efectiva de la Constitución. Y no dejar que sean los partícipes del autogolpe, Fiscal y TSJ, los que decidan enjuiciar o no a su jefe en el autogolpe. Mayor ridiculez imposible.
Se han consumado dos suicidios políticos consecutivos. El cogollo colaboracionista de la MUD se suicidó con el diálogo. Esta semana se ha suicidado la AN con la bufonada de juicio político. Haciendo un símil distinto al de la semana pasada, la MUD-AN ha perdido el autobús con destino al poder que este mes se detuvo largo rato en la parada CAPITOLIO. Pero el autobús no se detiene. La próxima parada será en  “Larrazábal II”, bautizada con este nombre por el Padre Ugalde. Es donde están esperando los militares demócratas, quienes decidirán si suben cumpliendo así su deber ciudadano (Art. 333) de restablecer la vigencia efectiva de la Constitución, fundándose en que, según la AN, está roto el orden constitucional por el autogolpe de Maduro, o se abstienen de hacerlo, desaprovechando la oportunidad de reivindicarse ante el pueblo y así recuperar el prestigio que antes tuvieron.
Llegar a la parada “Larrazábal II” puede tomarle al autobús un mes o cuando mucho dos. Hago el cálculo por la velocidad que lleva debido a la gravedad y profundización de la crisis.  Y a los antecedentes históricos.


Liberación Nacional y No-Reelección (196)


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