domingo, 27 de marzo de 2016

Liberarnos de Cuba para ser Venezuela otra vez


La ida de Maduro a Cuba a recibir instrucciones nos revela que nada ha cambiado después del 6D. Seguimos siendo Cubazuela
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Sin soberanía no hay República, ni Constitución, ni dignidad y honor. En este momento no somos República, sino un protectorado satélite de Cuba. No tenemos Constitución sino un Estatuto Colonial con ese nombre. Carecemos de dignidad y honor nacional porque toleramos un gobierno satélite que se arrastra ante los cubanos, a quienes obedece.
La ida de Maduro a La Habana para ser informado por sus jefes, los Castro, de lo que ellos acordarían con Obama sobre Venezuela, su persona y su gobierno títere, ha servido para que los señores diputados, los 112 de oposición, vean que, a pesar de su elección y debido a que no han hecho nada para cambiar la situación, seguimos siendo Cubazuela, porque Venezuela dejó de existir antes del 6D, y que mientras sea así ellos forman el Parlamento de Cubazuela, no de Venezuela. Son diputados cubazuelanos. Es la verdad, amarga y dura.
El viaje de Maduro nos ha devuelto a la realidad, recordándonos que la primera tarea de la Asamblea Nacional, y de todos nosotros, es recuperar la soberanía perdida, y con ella la institucionalidad en la Constitución, el honor y la dignidad nacional. En conseguirlo debemos poner un empeño obsesivo, que cree conciencia y movilice a la gente. Todo debe estar vinculado a la tarea de liberarnos de Cuba, comenzando por la salida de Maduro, porque para liberarnos de Cuba hay que salir de Maduro. Mientras Maduro esté allí seguiremos siendo Cubazuela. Debemos hacer de la salida de Maduro una repetición del 19 de abril de 1810 con la renuncia forzada de Emparam.
Insertar, dentro de la estrategia de liberación nacional, la cuestión de la ilegitimidad de Maduro por su nacionalidad es fundamental. Y así deberían entenderlo los señores diputados. Su diligencia para investigar este cuestionamiento y hacerlo valer semejaría al dedo de Madariaga dando la señal al pueblo en la calle. Su diligencia para desvelar el misterio de la muerte de Chávez cumpliría el mismo papel. Sería mover el dedo con mayor energía en ambos sentidos. Vincular los dos hechos como un complot de Cuba para ponernos a la marioneta más dócil en función de su estrategia para formar una Gran Colombia comunista, produciría un terremoto geopolítico regional. Así el pueblo entendería que Maduro es un colombiano que nos ha sido impuesto por Cuba, para lo cual precipitó la muerte de Chávez, lo que explica que se esconda su cuerpo y su acta de defunción. Y nos ha sido impuesto por Cuba para constituir una Gran Colombia comunista, en la cual Cubazuela estaría subordinada a un gobierno de las FARC, dependiente a su vez de Cuba.
Consciente de que el llamado patriótico no basta para nuestro pueblo, como lo demostró Boves, hay que darle contenido socio-económico a la lucha por la liberación nacional, como hizo Páez, atribuyendo esta vez a Cuba el empobrecimiento de los venezolanos conforme a una estrategia ejecutada por sus títeres: explotar a Cubazuela con 100.000 barriles diarios de petróleo y 14.000 millones de dólares anuales, que es un robo a los venezolanos, a los cuales empobrece pero manipulándolos para que no se den cuenta. Muchos testimonios pueden servirnos con este fin. El último del general Guaicaipuro Lameda con las instrucciones recibidas de Fidel Castro, que se resume en dos:
1.- Mantengan a los pobres en su pobreza pero con esperanza. Dosifíqueles lo que les da, tanto en cantidad y como en oportunidad, pero haga mucha propaganda que es el principal alimento de la revolución.
2.- A la gente hay que mantenerla ocupada aunque sea buscando comida. Mientras buscan cubrir sus necesidades básicas, manténgalos presionados con los cuerpos de seguridad e inteligencia para que no murmuren y sientan temor.
También la confesó Giordani: mientras más pobres, más revolucionarios. Y el diputado Rodríguez: si dejan de ser pobres se hacen contrarevolucionarios. La clave de la estrategia de Cuba está en que seamos pobres para que nos conformemos con las migajas del botín que se lleva. Cuba nos ha condenado a ser pobres mientras nos explota.
Adaptemos la estrategia de Páez de atraer a los pobres ofreciéndoles la República como su heredad. No conformarse con migajas. Tomar el pueblo posesión plena de la República.

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