“Ayúdenme, sálvenme. Yo no quiero
morir; por favor, no me dejen morir. Era el ruego insistente de Hugo Chávez a
Fidel y Raúl Castro… en una de sus últimas expresiones antes de perder la
conciencia.” Contó este relato el general Ornella, cuyas palabras sonaban a
advertencia “de que la historia real será contada algún día… Algún día, sí, se
escribirá la historia completa, cuando quienes están en un pacto de silencio
finalmente hablen. Pero aunque aún hoy se desconozcan muchos detalles, la
verdad que intenta taparse -por vergonzosa- es suficientemente manifiesta.” Así
comienza el relato Emili Blasco en su libro BUMERÁN CHÁVEZ, sobre la enfermedad
y muerte de quien ejercía para entonces la presidencia de la República,
basándose en los testimonios de testigos presenciales, entre ellos el que fue
su edecán, el Capitán Leansy Salazar.
La
primera conclusión es que Chávez se entregó a los cubanos creyendo que le
salvarían la vida a toda costa, en premio a su traición a la patria. Y
seguramente los hermanos Castro, Raúl y Fidel, lo convencieron de que en sus
manos estaría a salvo de la traición de quienes aspiraban a sucederlo y con los
médicos que ellos le escogerían tendría garantía de salud o, por lo menos,
prolongación de su vida. Cayó en la trampa. Por ello su parábola vital podría
tener por epitafio la terrible frase que el autor estampa al inicio del
capítulo respectivo: VENDIÓ SU PATRIA POR SU VIDA Y PERDIÓ LAS DOS (PATRIA Y
VIDA).
Continuemos la lectura del relato: “En
el principio de la enfermedad, como de tantas otras cosas decisivas en la
presidencia de Chávez, estuvo Fidel Castro. Como el padre que lo urgió a que se
hiciera un profundo examen médico y como el calculador que, de esta forma, se
situaba en el puesto de mando del proceso médico. Castro desde tiempo atrás
conocía las molestias de Chávez -los médicos del Palacio de Miraflores eran
cubanos-… Castro sería el primero en saber que Chávez tenía cáncer.”
La segunda conclusión es que Cuba ha
tomado posesión de los presidentes venezolanos, convirtiéndolos en sus títeres
y rehenes. Como rehenes su persona está bajo el cuidado y vigilancia de los
cubanos, que son los únicos que conocen su estado de salud y escogen los
médicos que van a tratarlo, quienes sólo con los cubanos se relacionan.
El 8 de junio de 2011 Chávez llegó a
Cuba donde fue recibido por Fidel. “En una revisión general apremiada por
Castro se detectó una extraña formación en la región pélvica y se decidió una
inmediata intervención… Aparecieron células cancerosas que delataban la
presencia de un tumor y requirieron de una intervención mayor para su
extracción total.” Resultado: cáncer. ¿Quién se lo dijo? Fidel. ¿Cuáles
representantes de los poderes públicos de Venezuela fueron informados? Ninguno.
¿Cuáles de ellos solicitaron el informe de los médicos cubanos y extranjeros
tratantes? Ninguno. Ha sido
el episodio más vergonzoso de la historia de Venezuela. Es como para fusilar a
todos los actores.
Diagnosticado el cáncer de Chávez:
“Ahí arrancó el gran marcaje final que sobre el destino de Venezuela estuvo
haciendo Cuba... A partir de este momento La Habana pasó a hacerse con el timón
(de Venezuela). Chávez había tenido hasta entonces la habilidad de contrapesar
la penetración cubana con otras influencias… Ahora su entrega en manos de Cuba
para una curación le dejaba a merced de lo que se decidiera en la isla. Cuando
el cáncer avanzó sólo los Castro, y aquéllos dirigentes venezolanos autorizados
por ellos, tuvieron acceso a Chávez. La Habana capitaneó el proceso de sucesión
y se aseguró el dominio en la nueva era que se abría.”
La tercera conclusión es que Chávez
murió cuando le convino a Cuba, donde le convino a Cuba y de la causa que
decidió Cuba. He aquí la
razón por la cual se mantiene oculta el acta de defunción junto el certificado
médico y se guarda el secreto sobre los médicos tratantes y la historia médica
del difunto.
Preguntamos al Parlamento Civil (AN) y
al Parlamento Militar: ¿porqué no se atreven a investigar qué esconden Cuba y
Maduro sobre la enfermedad y muerte de Chávez, cuando ocultan el acta de
defunción junto con el certificado médico y guardan en secreto el nombre de los
médicos tratantes y la historia médica del difunto?
Ese muerto no está enterrado. Y no lo
estará hasta que sepamos la verdad.
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