Dice Blasco en su libro: “Durante una de las frecuentes visitas de Chávez a La Habana, Fidel dijo que Venezuela y Cuba eran dos países, una nación. Con una sola bandera, añadió el venezolano. Y Castro apostilló: somos venecubanos.” Confirmaron así la cesión de la soberanía de Venezuela a Cuba, evidente porque era Chávez quien se trasladaba constantemente a La Habana en lugar de los Castro a Caracas. Lo mismo que hace Maduro ahora.
Blasco relata cuando y cómo se fue consumando la traición a la patria, que se había gestado apenas Chávez asumió la presidencia:
1.- “A partir de 2002 integró a agentes cubanos en su seguridad y entregó a Cuba la supervisión de la contrainteligencia militar, con el encargo de auscultar los cuarteles por si había ruido de sables. Entonces comenzó una purga.” Desde aquel momento la seguridad del presidente es cubana, la forman anillos de cubanos.
En consecuencia, el Presidente de Venezuela está físicamente en manos de Cuba, que lo cuida como su títere que es. Se explica así que su antecesor haya sido atendido por médicos cubanos. Una ofensa inaceptable a nosotros, los venezolanos.
2.- “Entre finales de 2003 y comienzos de 2004, por expreso consejo de La Habana, Chávez puso en marcha las misiones: una treintena de programas para la atención de necesidades de la población con pocos recursos, que facilitaron enormemente el dirigismo gubernamental sobre las clases populares.” Primero Chávez se entregó a Cuba, hasta físicamente, puesto que estaba rodeado de cubanos encargados de cuidarlo. Como ya era una ficha cubana, Cuba inventó un mecanismo de compra de votos mediante dádivas para asegurarse de su perpetuación en el poder.
Este mecanismo ha seguido funcionando con Maduro.
3.- “El siguiente paso en el asesoramiento cubano fue el diseño de una milimétrica movilización electoral y la coordinación de un sistema informático que, en combinación con el CNE, que facilitaba el fraude en las votaciones automatizadas de Venezuela.”
Somos el único país del mundo cuyo servicio de identificación (cedulación) de sus ciudadanos está bajo el control de otro país extranjero que, por consiguiente, controla el registro civil y el electoral. Cuba nos sabe la vida a los venezolanos. Para nosotros no existe la confidencialidad de nuestros datos personales. Esto es inaceptable
La AN está en el deber de investigar:
1.- Si la seguridad de Maduro se la dan los cubanos y si sus anillos de seguridad lo integran cubanos.
2.- Si el servicio de identificación, que expide las cédulas y los pasaportes de los venezolanos, estuvo y sigue estando bajo la dirección y control de cubanos. Y en este sentido para qué es el cable submarino que nos une a Cuba.
3.- Si las llamadas “misiones” estuvieron y siguen estando bajo la dirección y control de cubanos.
Y si efectivamente Maduro entrega a Cuba su seguridad personal y la seguridad de los venezolanos, uno de cuyos elementos fundamentales es la confidencialidad y reserva de sus datos personales, la AN debe exigir la renuncia de Maduro por ser un títere de Cuba, indigno de ejercer el cargo.
Nuestro primer deber, y así debe entenderlo la AN, es recuperar la soberanía, liberándonos de la vergonzosa y humillante sumisión a Cuba.
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