Liberación Nacional y No-Reelección (73)
A lo ya sabido, que el gobierno títere y la MUD son pareja,
se suma ahora lo presumido: que bailan pegado. Los ha delatado el Departamento
de Estado
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A Milovan Djilas, autor del libro “La Nueva Clase”,
publicado en 1.957, le debo, como tantos otros jóvenes rebeldes de comienzos de
los años 60 del siglo pasado, no haberme hecho comunista, que era la moda de la
época. Djilas, miembro prominente del gobierno comunista de Yugoslavia, tuvo la
honestidad de desenmascarar el sistema que había contribuido a establecer.
Demostró que era mentira que el comunismo creaba la igualdad y que en su etapa
de transición era efectivamente la dictadura del proletariado. En verdad sólo
había una sustitución de burguesías. A la burguesía del capitalismo la
sustituye la burguesía del comunismo, que llamó la “nueva clase”. Esta nueva
clase dominante es la élite comunista, que se perpetúa en el poder como una
aristocracia cerrada, practicando el nepotismo (toda la familia mandando) y el
clientelismo (todo el clan usufructuando). La burguesía comunista (conocida en
la historia como “nomenklatura” y aquí en Venezuela como boliburguesía), se
diferencia fundamentalmente de la capitalista en que no es dueña de los medios
de producción, lo cual significa que no crea su riqueza mediante la iniciativa
y el trabajo, ni pone dinero de su bolsillo corriendo los riesgos
consiguientes, sino administradora de riqueza ajena, expropiada o confiscada,
de la cual se apropia y saquea como está sucediendo en nuestro país. No es la
comunista una burguesía productiva, sino estéril, explotadora y depredadora,
causante al final del colapso económico del sistema. No hubo en la URSS, ni en
sus países satélites, ni en Cuba y ni tampoco ahora en Venezuela una “dictadura
del proletariado”, sino una tiranía de la élite, burguesía o aristocracia,
integrada por los políticos y burócratas comunistas, sobre la sociedad entera,
incluyendo a los trabajadores.
No podía Djilas imaginar siquiera la modalidad que adoptaría
la “nueva clase” en el comunismo del siglo XXI. No podía imaginarlo porque la
tiranía comunista de su tiempo no admitía oposición política, ni siquiera en la
etapa de transición o de construcción del comunismo. A causa de la
globalización de la democracia, efecto político de la globalización del
capitalismo, debieron los comunistas hacer un ajuste estratégico, en este caso
la Internacional de América Latina (Foro de Sao Paulo). Consiste en inventarse
una oposición que le sirva de coartada democrática durante la transición al
comunismo. Esta oposición, útil para disimular ante propios y extraños y hacer
creer que es posible construir el comunismo en democracia, cumple esta triple
función: actuar de comparsa electoral para legitimar las elecciones fraudulentas,
servir de tapón para impedir que emerja un liderazgo que encamine el
descontento creciente hacia la rebelión (lo que llaman despectivamente
“atajo”), obligando a seguir el juego de las elecciones arregladas, y abogar
por la tiranía comunista ante la comunidad internacional evitándole las
sanciones y el aislamiento. A esta oposición inventada se le retribuye su
servicio integrándola a la clase dominante, mediante una cuota burocrática y
negocios de participación en la renta del Estado.
Así, pues, en la construcción del comunismo del siglo XXI
hay un aporte estratégico que no podían prever los comunistas del siglo pasado.
Se trata de una clase dominante que se desdobla para darle estabilidad a la
tiranía. La que tiene el poder, o “nomenklatura” , y la que colabora ocupando
el espacio que correspondería a la oposición, o “colaboracionismo”. Ambas
forman la misma clase dominante, burocrática y rentista, de esta etapa
intermedia. Lo ha reconocido Lula al proponer que PSUV y MUD se unan en un
gobierno de coalición, el cual únicamente es posible entre quienes son partes
del mismo sistema. Ha captado que el teatro montado durante estos años está
llegando al final de la función por la emergencia de la rebeldía de los
estudiantes que ha desnudado a los colaboracionistas de la MUD. Descubierto el
patuco con la última revelación del gobierno de Estados Unidos de que la MUD ha
abogado por su pareja, el gobierno títere, sólo falta que regularicen su unión
sincerándola.
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