La situación planteada de un presidente escondido en un país
extranjero, es la mayor contribución de Venezuela al derecho constitucional:
una presidencia trashumante y sin rostro. Sólo un pueblo que ha perdido la
vergüenza, con su oposición a la cabeza, tolera esta humillación que nos ha
convertido en el hazmerreir del mundo entero.
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Como se supone que Venezuela es una república se proclama
que la soberanía reside en el pueblo. Pero no es así. Reside en El Tirano,
quien usurpa la soberanía popular al manipular, con ventajismo y fraude, todas
las elecciones valiéndose de su instrumento, el CNE, que a tal fin está
integrado por cuatro servidoras suyas y un quinto escogido por él, en violación
flagrante de la Constitución. Es un CNE inconstitucional, que INFECTA DE
INCONSTITUCIONALIDAD al régimen en todas sus instituciones comenzando por la
presidencia.
Este CNE inconstitucional, encargado de administrar el
fraude, admitió la postulación inconstitucional de El Tirano quien, en
ejercicio de las atribuciones que le fueron conferidas por una ley habilitante
inconstitucional, se inhabilitó como inelegible por haberse conferido
inconstitucionalmente el grado militar supremo de Comandante en Jefe, que lo
convirtió en militar activo. Por añadidura El Tirano venía arrastrando el
antecedente de que inconstitucionalmente dio por aprobada una enmienda de la
Constitución que ya le había sido negada como reforma en un referéndum de pocos
días atrás. Esta enmienda que establece la reelección indefinida, no sólo es
inconstitucional por la forma, sino por el fondo evidentemente
inconstitucional, ya que está en contradicción con el principio republicano por
excelencia: el gobierno alternativo o la alternancia en el poder.
Reelecto inconstitucionalmente El Tirano se ausentó
inconstitucionalmente del país, ya que no presentó el informe médico que
justificara el permiso: ¿de qué está enfermo, porqué debe ser tratado en el
extranjero y no en Venezuela, si no está enfermo porqué se va? Además de
ausentarse inconstitucionalmente, El Tirano no entregó el cargo a quien debe
suplir su falta, inconstitucionalidad agravada por el hecho de que estuvo
desaparecido, suponiéndose que estaba escondido en Cuba. ¿Hay algo más
inconstitucional que una república sin presidente en funciones y algo más
vergonzoso dentro de lo inconstitucional que un presidente escondido en un país
extranjero?
El escondite en Cuba es el colofón de la más vergonzosa de
todas las inconstitucionalidades: la sumisión a Cuba con un gobierno títere,
tan títere que no deja gobernante en Venezuela sino que la presidencia va y
viene de Cuba, transformándose en trashumante. Y durante los días que estuvo
desaparecido, Venezuela tuvo un presidente sin rostro. Un fantasma en la
presidencia. Esto, señores, es la inconstitucionalidad más detestable,
inaceptable e inadmisible porque nos humilló a los venezolanos, convirtiéndonos
en el hazmerreir del mundo.
Después de habernos humillado, haciéndonos aparecer como un
pueblo sinvergüenza, El Tirano regresa, sin desvelar el secreto de su viaje, a
terminar de humillarnos completando su obra de inconstitucionalidad suprema, la
que comenzó en el 99 cuando convocó inconstitucionalmente una Constituyente,
que también inconstitucionalmente secuestró todos los poderes públicos y los puso
bajo su control, estableciendo la tiranía. La Constituyente terminó la
demolición inconstitucional declarando inconstitucionalmente aprobada una
Constitución, que es por consiguiente “de facto”. Habiéndose acostumbrado,
pues, El Tirano a jugar a la inconstitucionalidad, ya fastidiado de su propia
Constitución ha decidido consumar otra inconstitucionalidad más grande. Se
trata del Estado Comunal, nombre que le ha dado al inconstitucional Estado
Comunista que fuera rechazado por el pueblo en 2007. Será sin duda el paroxismo
de la inconstitucionalidad.
Ya está bueno. ¿Hasta dónde vamos a ser sinvergüenzas? Hemos
llegado a la situación límite, peor que la que obligó al general De Gaulle a
actuar para salvar a Francia, lo que justificó con estas palabras: “Yo no tomé
el poder, lo levanté del suelo adonde había caído.”
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