POR SU APLICACIÓN EN VENEZUELA REPRODUZCO ESTE COMENTARIO DE
LA PRENSA
INTERNACIONAL
¿Cuándo baja la trompa un elefante que la tenía erguida? Por
lo general, cuando se rinde o se somete. En cambio, la eleva cuando desafía o
amenaza.
Pues bien: el modelo de Kirchner, que es el viejo modelo
peronista de manual, se ha rendido. Ha sido derrotado otra vez, como ha
sucedido invariablemente desde los tiempos de Perón, por la realidad, esa hija
de puta. La expropiación de YPF, la filial de Repsol, no es otra cosa que el
síntoma cruel y humillante de esa derrota. Cuando un modelo populista fracasa,
son inevitables las expropiaciones: significan me rindo, bajo la trompa.
Veamos. ¿En qué consiste el modelo? Básicamente en
subvencionar, es decir narcotizar, el consumo de distintos sectores urbanos y
beneficiar a determinadas empresas cercanas al Estado. Por eso los Kirchner
controlaron los precios del transporte y la energía, por ejemplo, y
entronizaron o hundieron a empresarios amigos y enemigos según el caso.
¿Y cómo se financia esto? En tiempos de altos precios
internacionales para las materias primas, de dos formas: con el dinero que
viene de esta fuente y con el que se exprime a los sectores productivos, que en
el caso argentino es esencialmente la agroindustria. Pero se consume tanto y se
gasta tanto, que en un momento dado no bastan estas dos fuentes. ¿Qué se hace
entonces? Lo que hizo Kirchner en 2008: exprimir todavía más a los productivos,
elevando los impuestos al campo. ¿Y cuando esto tampoco basta? Se nacionalizan
las pensiones, como hizo Kirchner en 2008. ¿Y cuándo hace falta más? Se echa mano
de las reservas del Banco Central. ¿Y si esto tampoco es suficiente? Se agita
la bandera de Las Malvinas... y se expropia las principales empresas. He allí
la razón, la verdadera razón, de la expropiación de YPF. Mientras tanto, se
persigue a la prensa, se intimida a la oposición y se hace lo que haya que
hacer para que nadie instale un pedacito de verdad en la conciencia del
respetable. Narcotizar a la opinión pública para que no se dé cuenta de que su
consumo está también narcotizado.
A nadie debe extrañar que Argentina haya pasado a ser,
después de 17 años, importador neto de energía a pesar de tener lo que, a
partir del descubrimiento del yacimiento de Vaca Muerta, se calcula que pueden
ser las terceras mayores reservas de gas no convencional del mundo. En todos
estos años, al controlar los precios y alimentar el consumo artificialmente el
gobierno populista logró dos cosas en materia energética: que se consumiera
mucho más (el consumo de petróleo aumentó más de 38% desde 2003 hasta 2010 y el
de gas más de 25%) y que las empresas que tenían que vender el gas en el país
vieran sus márgenes de ganancia muy reducidos: debían hacerlo a la mitad del
precio que se pagaba en Estados Unidos y a la quinta o sexta parte del precio
que imperaba en el resto del mundo. Por tanto, todas las empresas ?no sólo YPF?
produjeron menos de lo que habrían producido sin estos impedimentos (la
producción de petróleo cayó más de 12% y la de gas más de 2%). Y por eso
también invirtieron menos de lo que habrían invertido. Pero aun así
invirtieron. Si no, no se habría descubierto el yacimiento de Vaca Muerta,
hallazgo que no fue obra del gobierno sino, jodida ironía, nada menos que de
YPF.
Sólo en los últimos cuatro años han fugado del país,
verdadera estampida de quienes veían venir esto, 75.000 millones de dólares (en
un país que hoy sólo tiene 47.000 millones de dólares de reservas porque se las
gasta tratando de tapar agujeros). Los controles para evitar la salida de
dólares alcanzan ya niveles de Estado policial. Como YPF no podrá producir lo
que el gobierno quiere que produzca, habrá más chivos expiatorios nacionales y
extranjeros (dos, tres, cien Malvinas, que diría el Che), y más expropiaciones
(dos, tres, cien YPF). Ya no hay cómo endeudarse en el extranjero porque la decisión
arbitraria de Kirchner, hace unos años, de infligir a los acreedores una quita
de tres cuartas partes de lo que les debía el gobierno ha provocado un
escenario de semi cuarentena crediticia. Por tanto sólo queda seguir
expropiando. La rendición total y absoluta del modelo.
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