1.- El derrocamiento del tirano y el consiguiente derrumbamiento de la narco-tiranía criminal puede suceder sorpresivamente en cualquier momento, como han ocurrido usualmente los cambios políticos en Venezuela. Corremos el riesgo de que una vez más por la ceguera de la sociedad civil y la ambición de poder de los actores políticos y sus camarillas, se pierda la oportunidad histórica de superar los fracasos acumulados en los 200 años de vida republicana y sigan prolongándose indefinidamente.
3.- Una de las columnas de la REPÚBLICA DEL BIENESTAR será el ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO, garantía de libertad y seguridad jurídica. Está demostrado que en este sentido el sistema presidencial ha sido un fracaso durante los 200 años de historia republicana, porque ha generado una sucesión de tiranías por lo cual debemos descartarlo y sustituirlo por el SISTEMA PARLAMENTARIO como FORMA DE GOBIERNO de la REPÚBLICA DEL BIENESTAR.
4.- Existen dos FORMAS DE GOBIERNO PARLAMENTARIO: la MONARQUÍA PARLAMENTARIA y la REPÚBLICA PARLAMENTARIA. Ambas tienen la misma estructura institucional, con la diferencia de los Jefes de Estado: el Rey en la primera y el Presidente de la República en la segunda. Desde luego, la forma de gobierno de Venezuela deberá ser la REPÚBLICA PARLAMENTARIA.
5.- En la REPÚBLICA PARLAMENTARIA que proponemos el Presidente de la República semejará al papel del Rey en la MONARQUÍA PARLAMENTARIA, porque presidirá la República pero no gobernará. No será Jefe del Gobierno, sino será exclusivamente Jefe del Estado por estar separadas ambas funciones que en el sistema presidencial las ejerce una misma persona. Y, en virtud de esta separación de funciones, el Presidente de la República ejercerá la función de PODER MODERADOR, lo que nunca han sido los presidentes de Venezuela debido al fracasado sistema presidencial que tenemos. Y tanto necesitamos.
6.- El Jefe del Gobierno no será electo directamente por el pueblo para evitar la tentación autoritaria que puede degenerar en un conflicto institucional alimentado por la demagogia. Será electo por el Congreso, que participará al Presidente de la República el resultado de la elección a los fines del nombramiento y juramentación.
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