La gente no se ha entregado. Sólo está desanimada porque no
ve un liderazgo y un camino. Hay que dárselo
-------------------------------------------------------------------------
Termina 2019: año 20° de la dominación de Cuba sobre
Venezuela y 7° de la narcotiranía de la delincuencia organizada presidida por
el títere Maduro.
Que la dominación de Cuba sobre Venezuela haya durado 20
años y aún continúe, es motivo suficiente para relevar a los dirigentes
políticos, supuestamente de oposición, por ineptos. Podríamos esperar su relevo
si en sus partidos se practicase la democracia interna: elecciones primarias o
convenciones cada dos o tres años y junta o comité ejecutivo que se reuniese
semanal o quincenalmente. Pero no son partidos sino movimientos electoreros,
propiedad privada de sus fundadores. En consecuencia, no cabe esperar que surja
en ellos disidencias o posiciones críticas que cambien su estrategia y sean
factores decisivos en el derrocamiento de la narcotiranía títere de Cuba. Con
Guaidó se hizo evidente esta lamentable realidad porque, habiendo tenido poder
de masas para imponer un cambio político y encabezar una auténtica oposición, optó
por ser títere del jefe-fundador de su partido, en el cual no hay democracia
interna, y, por su intermedio, títere de la MUD, donde tampoco hay democracia
interna en los partidos que la forman.
Sucede que los movimientos electoreros de propiedad privada
no sólo son ineptos por electoreros sino electoreros por colaboracionistas y
colaboracionistas por corruptos. Varios son creaciones del sistema, ideados y
subvencionados para dividir y debilitar a los partidos tradicionales (UNT y VP
fraccionan a AD- los tres de la Internacional Socialista- y PJ fracciona a
COPEI-los dos de la Internacional Demócrata Cristiana). A su vez, los partidos
tradicionales-AD y COPEI-cayeron en poder de la “sargentería” (así bautizó el
difunto Manuel Alfredo Rodríguez a los segundones de ambos partidos ayunos de
ideología y moralidad porque conciben y practican la política como negocio de
tráfico de cargos y contratos a todo nivel).
Precisamente por este motivo, fallecido Chávez no cayó la
tiranía, sino se produjo en los años siguientes la reafirmación del títere
Maduro que, hasta la presente fecha, ha durado más de los cinco años
correspondientes a los presidentes de la democracia. Chávez, por ser militar,
conocía a los militares y por conocerlos los pervirtió. Maduro conoce a los
políticos de la sargentería (porque él es uno de ellos) y por conocerlos los
pervirtió.
Vemos entonces que la narcotiranía títere de Cuba tiene dos
partidos: uno en el gobierno, el PSUV, y otro pelele de oposición-la MUD (tal
como lo hubo en la Alemania Comunista denominada por ello República Democrática
de Alemania-RDA). Aquél es gobierno de fachada (Cuba es el verdadero
gobernante) y ésta colabora ocupando el espacio que corresponde a la rebelión
popular para impedir o desactivar la que inicie espontáneamente la sociedad
civil. Fue lo que sucedió con las iniciadas en 2014 y 2017, desactivadas por la
MUD. Y lo que viene sucediendo desde entonces, que explica el desánimo de la
gente. Es desánimo pero no entreguismo. Lo prueba el rechazo a Maduro (de quien anhelan salir ya) y a la MUD
simultáneamente que reflejan las encuestas, rechazo que se expresa con tanta
dureza contra Guaidó por haberse comportado como títere de la MUD defraudando a
la inmensa mayoría que esperaba verlo encabezar el viraje.
¿Qué hacer entonces? Puesto que la gente no se ha entregado,
sólo está desanimada porque no ve un liderazgo y un camino, hay que darle ese
liderazgo que la ponga en el camino de la liberación. Es lo que debemos debatir
y decidir ya.
12-12-19
No hay comentarios:
Publicar un comentario