viernes, 13 de diciembre de 2019

BALANCE POLÍTICO DE 2019 (I)

La gente no se ha entregado. Sólo está desanimada porque no ve un liderazgo y un camino. Hay que dárselo
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Termina 2019: año 20° de la dominación de Cuba sobre Venezuela y 7° de la narcotiranía de la delincuencia organizada presidida por el títere Maduro.

Que la dominación de Cuba sobre Venezuela haya durado 20 años y aún continúe, es motivo suficiente para relevar a los dirigentes políticos, supuestamente de oposición, por ineptos. Podríamos esperar su relevo si en sus partidos se practicase la democracia interna: elecciones primarias o convenciones cada dos o tres años y junta o comité ejecutivo que se reuniese semanal o quincenalmente. Pero no son partidos sino movimientos electoreros, propiedad privada de sus fundadores. En consecuencia, no cabe esperar que surja en ellos disidencias o posiciones críticas que cambien su estrategia y sean factores decisivos en el derrocamiento de la narcotiranía títere de Cuba. Con Guaidó se hizo evidente esta lamentable realidad porque, habiendo tenido poder de masas para imponer un cambio político y encabezar una auténtica oposición, optó por ser títere del jefe-fundador de su partido, en el cual no hay democracia interna, y, por su intermedio, títere de la MUD, donde tampoco hay democracia interna en los partidos que la forman.

Sucede que los movimientos electoreros de propiedad privada no sólo son ineptos por electoreros sino electoreros por colaboracionistas y colaboracionistas por corruptos. Varios son creaciones del sistema, ideados y subvencionados para dividir y debilitar a los partidos tradicionales (UNT y VP fraccionan a AD- los tres de la Internacional Socialista- y PJ fracciona a COPEI-los dos de la Internacional Demócrata Cristiana). A su vez, los partidos tradicionales-AD y COPEI-cayeron en poder de la “sargentería” (así bautizó el difunto Manuel Alfredo Rodríguez a los segundones de ambos partidos ayunos de ideología y moralidad porque conciben y practican la política como negocio de tráfico de cargos y contratos a todo nivel).

Precisamente por este motivo, fallecido Chávez no cayó la tiranía, sino se produjo en los años siguientes la reafirmación del títere Maduro que, hasta la presente fecha, ha durado más de los cinco años correspondientes a los presidentes de la democracia. Chávez, por ser militar, conocía a los militares y por conocerlos los pervirtió. Maduro conoce a los políticos de la sargentería (porque él es uno de ellos) y por conocerlos los pervirtió.

Vemos entonces que la narcotiranía títere de Cuba tiene dos partidos: uno en el gobierno, el PSUV, y otro pelele de oposición-la MUD (tal como lo hubo en la Alemania Comunista denominada por ello República Democrática de Alemania-RDA). Aquél es gobierno de fachada (Cuba es el verdadero gobernante) y ésta colabora ocupando el espacio que corresponde a la rebelión popular para impedir o desactivar la que inicie espontáneamente la sociedad civil. Fue lo que sucedió con las iniciadas en 2014 y 2017, desactivadas por la MUD. Y lo que viene sucediendo desde entonces, que explica el desánimo de la gente. Es desánimo pero no entreguismo. Lo prueba el rechazo a Maduro  (de quien anhelan salir ya) y a la MUD simultáneamente que reflejan las encuestas, rechazo que se expresa con tanta dureza contra Guaidó por haberse comportado como títere de la MUD defraudando a la inmensa mayoría que esperaba verlo encabezar el viraje.

¿Qué hacer entonces? Puesto que la gente no se ha entregado, sólo está desanimada porque no ve un liderazgo y un camino, hay que darle ese liderazgo que la ponga en el camino de la liberación. Es lo que debemos debatir y decidir ya.

12-12-19

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