Como decía ayer, el primer
gobierno de transición en la historia contemporánea de Venezuela fue el del
General Eleazar López Contreras (1936-1941), aunque se trató en realidad de una
evolución dentro del sistema (de la tiranía gomecista al liberalismo
post-gomecista). Tuvo por finalidad preservar y prolongar el gobierno de la
oligarquía andina, haciendo concesiones políticas ante el peligro de una
rebelión. Algo semejante sería en la presente circunstancia que a Maduro lo
sustituyera en la presidencia, cualquiera sea el motivo, el general Padrino,
con el apoyo seguro de la AN dominada por los colaboracionistas. Y éste, con la
finalidad de preservar y prolongar el dominio de la oligarquía
chavista-colaboracionista (la tenaza PSUV-MUD), actualmente en peligro por la
hecatombe económico-social que va camino a provocar una rebelión, decidiera
tomar estas medidas: 1) Ordenar la libertad de todos los presos políticos y el
regreso libre de todos los exiliados; 2) Formar gobierno con los
colaboracionistas de la MUD; 3) Eliminar la reelección indefinida y también la
inmediata, haciendo reformar la Constitución; y 4) Postularse como candidato de
unidad (chavista-colaboracionista), para el período 2019-2025, con el pretexto
de garantizar la transición pacífica.
Trasladando lo sucedido en 1936 a
2018 ésto sería lo que haría ahora un émulo de López Contreras, de quien no se
esperaba que tomara aquella actitud. Era el más gomecista de los
gomecistas. Tanto que no hizo nada
cuando su hijo fue detenido y torturado en 1928 acusándosele de conspirador. Y
por ello Gómez lo escogió para sucesor. Por su fidelidad a Gómez pudo haber
exclamado: el ejército es andino y gomecista. Como ahora dicen: socialista y
chavista. Advierto: esas palabras sólo son un santo y seña de los militares
para tener abierta la puerta al poder.
López Contreras actuó así porque,
culto e inteligente, sabía que era el único modo de salvar a la oligarquía
andina a la cual pertenecía. Lo entendió al ver las manifestaciones en la
Caracas de la época. Lo aprendió después de los primeros muertos causados por
su policía. Al hacer una apertura controlada logró que la oligarquía andina
durara en el poder diez años más. Hasta la rebelión cívico-militar de 1945.
Si Padrino fuera inteligente
sabría que para su salvación personal y de la oligarquía a la cual pertenece
sólo le queda emular a López Contreras. Desde luego, sería su salvación, pero
no la de Venezuela. Para el pueblo venezolano la salvación está en una
transición rupturista semejante a 1958, con una junta de gobierno
cívico-militar encabezada por un civil que acabe con la organización criminal
que se ha apoderado del país.
GOBIERNO DE TRANSICIÓN 3 08-01-18
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