Debemos crearla con un movimiento coincidente de
pueblo, políticos no colaboracionistas y militares decentes, que forman las
tres divisiones del ejército de la soberanía, la democracia y el bienestar
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Estamos en la batalla decisiva por Venezuela y por América Latina. El desenlace se producirá en julio. Si ganan ellos nos hundiremos en el peor de los comunismos, el cubano, y perderemos totalmente la soberanía porque Venezuela será absorbida por Cuba, consolidándose el gobierno que viene ejerciendo sobre nosotros la monarquía comunista cubana al ser absorbido nuestro país en la Confederación Vene-Cuba que se constituirá. Y entonces estaremos condenados irremediablemente a la tiranía y la pobreza como los cubanos.
Estamos, pues, obligados a ganar. Digámoslo con
palabras del general Mac Arthur: “no hay sustituto de la victoria.” Y
agreguemos otra frase suya aplicable a la política: “Planteada la guerra hay
que ganarla rápido.” En nuestro caso, en junio. Ya había dicho Sun Tzu hace
2.500 años, aplicable también a la política: “lo importante en una operación
militar es la victoria y no la persistencia”, advirtiendo que “la victoria
puede ser creada.” Persistencia es
continuar con marchas todos los días de aquí para allá. Eso estuvo bien para
movilizar a la gente. Ya movilizada, es hora de crear la victoria. ¿Cómo? Ya
que política y guerra, se asemejan usaré el lenguaje de ambos estrategas
militares para explicarlo.
Tenemos tres divisiones para el asalto final. La
primera, la formada por los políticos no-colaboracionistas. La segunda, la
integrada por los militares decentes. Y la tercera, la más importante:
integrada por el pueblo. Esta última (llamémosla Tercera División) ha sido la
movilizada hasta ahora. Ha cumplido el encargo de desgastar al enemigo en
escaramuzas, que a su vez le han servido de entrenamiento. Se han destacado los
jóvenes, derrochando valor e ingenio. Merecen ser equiparados a la juventud de
las generaciones más destacadas: 1810, 1928 y 1958. Honor a esta juventud que
se la creía perdida. No lo estaba. Ha demostrado que esperaba el llamado de la
patria. Habrá que recompensarla con un porvenir de éxitos personales y
profesionales después de la victoria. La recompensa será realizarse en la vida
y bienestar personal.
Toca ahora a la división de los políticos
no-colaboracionistas (Primera División) pasar al ataque desde la plaza que
ocupa (Asamblea Nacional) procediendo a dar el CONTRAGOLPE CONSTITUCIONAL de
este modo: 1) Dejar fuera de combate al VicePresidente Aissami removiéndolo del
cargo por haber participado en la ruptura del orden constitucional; 2) Ocupar
la plaza de la Presidencia de la República, vacante desde el 9E cuando fue
declarada la falta absoluta de Maduro, eligiendo al sustituto que asuma el
gobierno de transición y como Comandante en Jefe de la FAN, con lo cual el
enemigo quedará sin jefatura; y, 3) Tomar las plazas menores del TSJ, del CNE,
de la Contraloría y la Defensoría, designando a quienes deban ocuparlas. Para
cumplir con estos objetivos la Primera División de los políticos no-colaboracionistas
debe apoyarse con la Tercera División (el pueblo), sumándoseles sin duda la
Segunda División (de los Militares Decentes). Al coincidir las tres, victoria
segura.
Estamos en esta fase de la batalla decisiva. El problema
radica en que la Primera División no tiene jefe. Carece de líder. En estos
momentos se nota como nunca antes. Alguien deberá romper esta parálisis.
Alguien deberá tener la audacia de dar el paso decisivo y convocar al asalto
del poder. Si ninguno lo hace, pueblo insurrecto y militares decentes tendrán
que hacerlo pasando por encima de ellos y obligándolos a legitimar los hechos
consumados.
Recordemos: no hay sustituto de la victoria. En
consecuencia, estamos obligados a crearla. Y rápido.
@petitdacosta
@petitdacosta
LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (217)
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