martes, 10 de mayo de 2016

El tercer golpe bueno, el único perdido


Sí hay golpes buenos. Son las rebeliones cívico-militares que tienen por objeto establecer la democracia (18-10-1945) o restablecerla derrocando la tiranía (23-01-1958 y 11 abril de 2002). Estos han sido los tres golpes buenos habidos desde la creación de la FAN. He comentado el primer golpe bueno (1945). Dejo pendiente hacerlo con el segundo (1958) para referirme al tercero (2002), del cual ha renegado una oposición boba.
Aprendamos primero cómo se gestó este golpe bueno:
1.- Se creó un clima de agitación social que desembocó en manifestaciones masivas (rebelión popular).
2.-   Se le dio una dirección político-social mediante una alianza de clases: trabajadores de la ciudad y el campo, profesionales y técnicos universitarios y empresarios nacionalistas. Sólo así escapó a las componendas de los partidos.
3.-  Se fijó un objetivo claro y preciso: derrocar la tiranía comunista que antes de que se consolidara y restablecer la democracia. 
4.-  Con el pueblo en la calle se crearon las condiciones subjetivas para que se sumaran los militares (rebelión cívico-militar), cuya participación provocó el desenlace favorable (renuncia de Chávez). Se confirmó que nunca ha existido la unidad monolítica de la FAN. En su seno se reflejan las contradicciones de la sociedad, que afloran con el clima de agitación social.
Esto fue lo que ocurrió el 11 de abril de 2002: la mayor y más hermosa rebelión popular de la historia de Venezuela. Ese día culminó el proceso de agitación social en una manifestación calculada en un millón de personas en Caracas, que reclamaba la renuncia de Chávez. Y a la cual no la detuvo la represión criminal. Como había sucedido antes (23-01-1958) los militares refrendaron lo que el pueblo había decretado, forzando la renuncia. Lo que comenzó como una rebelión popular se transformó en rebelión cívico-militar. Sólo así se logra el objetivo.
La rebelión cívico-militar de 2002 es la única de nuestra historia que, habiendo conseguido el objetivo de tomar el poder, lo perdió enseguida. Algo que nunca antes había ocurrido. Entre las causas señalo tres:
1.- El error del general Baduel de reponer a Chávez en la presidencia. Ningún jefe militar, desde Bolívar hasta hoy, lo hubiera hecho (A Bolívar lo veneramos como Libertador y Padre de la Patria, a pesar de que, derrotado Miranda, lo entregó a los españoles y pasó a sustituirlo en la jefatura). Todos hubieran asumido el mando y tomado el poder. Por esa tontería (insólita en la tradición militar) Baduel no pasó a la historia como Larrazábal, que estuvo a punto de ganar la elección presidencial siguiente al derrocamiento de Pérez Jiménez adornado por una aureola de salvador de la patria (Larrazábal fue compañero de Pérez Jiménez hasta el día que lo derrocó). Terminó Baduel en un calabozo, víctima de la perfidia de Chávez. Olvidó, para su desgracia, un dicho, aplicable entre militares: “a las puertas del cielo, primero yo que mi padre”. En otras palabras: tome el poder llenando sin vacilación ni escrúpulo el vacío que se produzca.
2.- Los errores de Carmona, por su inexperiencia política (presidente de la federación de empresarios-Fedecámaras) y sobre todo por dejarse rodear de la oligarquía caraqueña: a) Error político: Constituir un gobierno de la oligarquía, olvidándose que debía reflejar la alianza de clases de la rebelión (tener a su lado a Ortega de la CTV y Fernández de Gente de Petróleo); y, b) Error jurídico: el decreto dictatorial, que le fuera redactado por juristas también políticamente inexpertos, en lugar de ampararse en la Constitución de 1961 restableciendo su vigencia efectiva, lo que habría tenido las mismas consecuencias de disolución de todos los poderes públicos serviles a Chávez pero con fundamento constitucional.
3.- El error de todos los políticos: no convocar al pueblo a la calle el 12 de abril para celebrar la caída de Chávez y respaldar el nuevo gobierno, permaneciendo en ella hasta que se hubiera consolidado. Si la manifestación del 11 fue de un millón de personas para derrocar a Chávez, la del 12 y días sucesivos hubiera sido de tres o más millones de personas, porque a la población de Caracas se hubieran sumado los que habrían venido de la provincia. El político que hubiera encabezado esa multitud, habría asumido el liderazgo del país y hubiese sido el primer presidente electo de la nueva democracia.
El de 2002 ha sido el único golpe bueno (rebelión cívico-militar democrática) perdido para desgracia de Venezuela: nos hubiera evitado todo lo que estamos viviendo.  

REFLEXIONES 85                             09-05-2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario