Oscila y se le resquebraja el piso a la tiranía al sobrevenir el colapso
económico cuando ha quedado sin sus columnas porque LA SALIDA la desnudó como
criminal y desenmascaró a su comparsa colaboracionista
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Probablemente los promotores de LA SALIDA no se
imaginaron el entusiasmo que despertaría en la juventud, sobre todo en los universitarios,
la convocatoria a la calle. La adhesión masiva y entusiasta excedió sus
cálculos que, conforme a los antecedentes inmediatos, estaban limitados a las
asambleas de ciudadanos que venían reuniendo. Desbordados en principio por los
jóvenes tomaron enseguida la decisión correcta: asumir las consecuencias
personales y políticas. Las personales ya las hemos visto: persecución,
enjuiciamiento, allanamiento, prisión, descalificación. La represión los está
graduando de líderes, con vista al futuro. ¿Cuál futuro? El que se acerca como
lo anuncian las consecuencias políticas.
La primera consecuencia política de LA SALIDA, que es
“oposición de calle”, la cual veníamos reclamando desde hace tiempo, ha sido
desnudar al enemigo obligándolo a exhibirse ante el mundo entero tal cual es.
Efectivamente el enemigo quedó desnudo ante la opinión pública nacional e
internacional, ante la comunidad nacional y ante la comunidad internacional. Quedó
sin el ropaje de democracia, exhibiéndose como la tiranía hipócrita que nos
sojuzga desde hace 15 años. Quedó claro que es una tiranía criminal que mata a
los jóvenes y toda clase de manifestantes, usando a matones entrenados por
Cuba. Quedó claro que es una tiranía cruel que encarcela arbitrariamente y
tortura sin clemencia. Quedó claro que es una tiranía que silencia a prensa,
radio y tv y hasta las redes sociales. Quedó claro que es una tiranía
totalitaria, que utiliza a jueces y fiscales para encubrir sus fechorías
dándole apariencia de legalidad. ¿Qué efectos ha tenido haber desnudado al
enemigo quitándole el ropaje democrática obligándolo a mostrarse como lo que
es, una tiranía criminal? El primero: ganarnos la opinión pública mundial que
condena al régimen al que ve presidido por un gorila rojo, lo que cada día se reafirma
con el estilo impresentable de Maduro. El segundo: obtener el apoyo de la ONU
como lo demuestra su pronunciamiento sobre la prisión de López. El tercero: la
promulgación de una ley en virtud de la cual Estados Unidos les niega o revoca
la visa, según el caso, a los jerarcas de la tiranía incursos en violaciones de
los derechos humanos y les congela los bienes que tengan allá. Es una ley
justa, porque era un vejamen para los exiliados políticos ver a sus
perseguidores paseándose por Estados Unidos y exhibiendo sus riquezas de
saqueadores del país. Que hagan turismo en Cuba y compren casas en La Habana.
Es un éxito político de la “oposición de calle” porque los jerarcas de la
tiranía quedan marcados internacionalmente como sujetos despreciables por delincuentes.
El cuarto: condiciona las negociaciones entre la Unión Europea y Cuba, que para
mayor oprobio nuestro pone a Venezuela como garantía hipotecaria. La
negociación se condiciona ahora a desmontar la tiranía, obligándosele a hacer
la transición a la democracia. El quinto: deja a salvo la Lista Clinton, por lo
cual los jerarcas de la tiranía incursos en narcotráfico pueden entrar a
Estados Unidos para entregarse a la justicia norteamericana o ser extraditados
por la democracia con el mismo fin. Serían los extraditables.
La segunda consecuencia política de LA SALIDA, u
“oposición de calle”, ha sido desenmascarar a los colaboracionistas de la MUD.
Ha quedado claro para venezolanos y para la opinión pública internacional que
son unos esquiroles o rompehuelgas, insolidarios con los jóvenes estudiantes, a
los cuales vendieron actuando como cooperantes de la tiranía. La MUD perdió
totalmente su representatividad de la oposición, si alguna vez fue eso. Quedó
sin esta máscara que se venía poniendo para ocultar su verdadero rostro de comparsa
colaboracionista. Se abrió totalmente el espacio para la resistencia fundada en
la sociedad civil.
Desnuda la tiranía y desenmascarados los
colaboracionistas, lo que implica su mayor debilidad política en 15 años,
ocurre la caída del precio del petróleo para cuyos efectos económico-sociales
no hay amortiguador financiero, porque el derroche y el saqueo no dejaron nada.
Estamos a pocos pasos del colapso, que será el barranco para el despeñadero.
A la tiranía se le está moviendo el piso. Es el
movimiento oscilante que antecede al terremoto político, perdida la estabilidad. Ahora basta un
tropezón.
LIBERACIÓN NACIONAL Y NO-REELECCIÓN (102)
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