Liberación Nacional y No-Reelección (17)
El único amigo de Venezuela en estos momentos, Guillermo
Cochez, ha denunciado que El Tirano sufre muerte cerebral desde el 30 de
diciembre pasado y, desde entonces, tiene vida artificial, a la espera de ser
desconectado. Si fuere verdad, estaríamos desde esa fecha ante la continuación
del monstruoso crimen de traición a la patria, esta vez por los títeres de Cuba
que forman el gobiernito.
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Comenzó la ejecución del monstruoso crimen de traición a la
patria cuando el presidente de Venezuela se convirtió en subalterno de Fidel
Castro, presidente de Cuba, obedeciéndolo en todo, tanto en política interior
como en política internacional. Y le entregó a Cuba toda Venezuela, desde los
recursos naturales hasta los servicios públicos.
Continuó la ejecución del monstruoso crimen de traición a la
patria cuando el presidente de Venezuela entregó su cuerpo a la monarquía
comunista cubana, haciéndola dueña del secreto médico para su manipulación. Así
los venezolanos todavía hoy no sabemos nada concreto sobre su enfermedad.
Siguió la ejecución del monstruoso crimen de traición a la
patria cuando el presidente de Venezuela, con desprecio a los médicos
venezolanos y con el fin de desprestigiarlos, dejó que fuesen cubanos los que
atendieran su enfermedad y practicasen las intervenciones quirúrgicas. Así los
médicos venezolanos quedaron ante el mundo como unos ineptos en quienes no
confía ni el presidente de la República y los venezolanos como súbditos de la
monarquía comunista cubana, que reciben merecidamente el trato de sirvientes de
la casa a los que se les oculta lo que tiene el hijo de los señores.
Continuó la ejecución del monstruoso crimen de traición a la
patria cuando el presidente de Venezuela salía del país sin entregar el cargo
al vicepresidente, simulando que lo seguiría ejerciendo desde Cuba, no obstante
estar inconsciente por las operaciones, cuando en verdad el gobierno de
Venezuela era ejercido entonces por el presidente de Cuba, Raúl Castro, quien
como tal era el Comandante en Jefe de la FAN.
Siguió la ejecución del monstruoso crimen de traición a la
patria cuando el presidente de Venezuela, sabiéndose en riesgo de muerte,
cumplió órdenes de la monarquía comunista cubana haciendo esta distribución del
poder: la presidencia de Venezuela trasladada formalmente a Cuba, con sede en
La Habana, desde donde la ejerce descaradamente el cubano Raúl Castro, instalándose en Caracas un gobiernito títere.
Así funcionó desde el 11 hasta el 30 de diciembre de 2012. Este último día,
según informe del honorable ex embajador de Panamá ante la OEA, Guillermo
Cochez (todavía no desmentido: 01-03-13), ocurrió la muerte cerebral del
presidente formal de Venezuela, en cuyo nombre la venía ejerciendo Raúl Castro.
Sería el castigo divino por haber traicionado a su patria y despreciado a los
médicos venezolanos.
Si fuere cierta la muerte cerebral del presidente formal de
Venezuela, ocurrida ese día, ya no sería monstruoso el crimen de traición a la
patria, sino incalificable porque no hay adjetivo para calificarlo, el cometido
por la gavilla formada por los títeres de la monarquía comunista cubana. Han
simulado que el muerto estaba vivo para cometer sus fechorías. Ahora se
comprende que no podían presentar el cuerpo del delito el 10 de enero, porque
los delataba. Entonces la gavilla, tartamudeando ante el temor de ser
descubierta, inventó una excusa para bobos: que él está de permiso indefinido,
quédese allá mi comandante hasta que se recupere, encárguese cuando esté bueno
y sano. Y la remató con algo insólito: puede juramentarse cuando le dé la gana.
Ahora la gavilla ha sido descubierta. No le quedan
coartadas. Está obligada a presentar al desaparecido. Si no lo hace, quedará en
evidencia la magnitud de su monstruoso crimen de traición a la patria,
continuación del cometido por el presunto difunto. Ya no serían, desde el 10 de
enero, simplemente usurpadores sino malhechores, entendidos con la monarquía
comunista cubana para desvalijar a Venezuela, porque sólo malhechores pueden
hacer esta maldad: montar la farsa de recibir órdenes de quien ya no está en
este mundo, simular firmas en decretos de quien ya no mueve un dedo, reunirse
cinco horas con quien ya se le fue el entendimiento, decirse agarrado por una
mano inerte. Ya lo dije antes y ahora lo repito: esto no tiene perdón de Dios.
El crimen de traición a la patria es tan monstruoso como el matricidio: el
traidor asesina a su madre, la patria.
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jpetitdacosta@hotmail.com
@petitdacosta
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