El próximo 24 de junio celebraremos el BICENTENARIO DE LA BATALLA DE CARABOBO, que selló la independencia de Venezuela del imperio español. A menos que ocurra algo imprevisto, será motivo de nuestro mayor pesar y vergüenza por haberla perdido al estar sometidos a CUBA, la que nos ha impuesto una narcotiranía títere que nos sojuzga con tanta o mayor crueldad que los gobernantes españoles. Por este hecho la conciencia podría remordernos repitiéndonos lo que dijo a su hijo la madre del último sultán derrotado en Granada: “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre.” Exactamente esta es la verdad. Pasaremos a la historia con esta mácula si no la limpiamos con el derrrocamiento de la narcotiranía en los días venideros.
¿Cómo hacerlo? Aplicando el arte de
la guerra en la política. No necesitamos remontarnos a Sun Tzu ni Alejandro
Magno. En Bolívar y Páez tenemos los mejores maestros de estrategia. Ambos se
dividieron el trabajo con el resultado de la victoria. En efecto, Bolívar
personificó el ideólogo y encarnó el líder que todo movimiento de masas
necesita. El ideal se resumió en una palabra: INDEPENDENCIA. Significaba
“gobierno propio” y “libertad personal.” Y con esta bandera, Bolívar
asumió la jefatura desarrollando doctrina y estrategia: 1) Nada de “repúblicas
aéreas”, sino una democracia sentada en la realidad (Manifiesto de Cartagena);
2) Nada de unidad boba, ni negociaciones engañosas, sino ruptura con el enemigo
y deslinde tajante con los colaboracionistas (Decreto de Guerra a Muerte); 3)
Liberalismo económico (Cartas); y, 4) Una oferta concreta para los de abajo
(“mayor suma de seguridad social” y abolición de la esclavitud).
Pero aún con estas promesas Bolívar
no llegaba a los de abajo. Este defecto de su liderazgo lo suplió Páez, quien
le dio contenido social y sobre todo motivación personal ajustándose a esta
regla milenaria: “para que los de abajo perciban las ventajas de derrotar al
enemigo, deben obtener recompensas.” La recompensa genérica fue: “Independencia
y República significa que somos nosotros los que vamos a gobernar.” A la
genérica agregó la concreta: “la tierra de los realistas que se van o serán
expulsados será nuestra, de los sin tierra.” Esta recompensa fue el gancho para
atraer a los llaneros.
Traslademos la lección a esta época.
El ideal sería construir la REPÚBLICA DEL BIENESTAR, versión venezolana del
Estado de Bienestar europeo que nunca hemos tenido. Los elementos constitutivos
de la REPÚBLICA DEL BIENESTAR serían: 1) Seguridad Social para todos y para
todo (universal e integral) que nunca hemos tenido; 2) Economía de Mercado o
Libertad Económica, que tampoco hemos tenido; y 3) Estado Democrático de
Derecho, que conocimos parcialmente. Pero nunca tendremos la REPÚBLICA DEL
BIENESTAR si no recuperamos INDEPENDENCIA y LIBERTAD, por lo cual forzosa y
necesariamente debemos recuperar este cuarto elemento, saliendo de Maduro y sus
bandas criminales.
Páez diría: “no basta para convencer
a los pobres porque escarmentaron con las promesas de la vieja democracia. Para
que se jueguen la vida contra Maduro y sus bandas de criminales y los derroten
en otra batalla de Carabobo hay que ofrecerles una recompensa atractiva que
puedan reclamar después de la victoria.” ¿Cuál sería?
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