Sólo si nos
organizamos como Ejército Constitucional para liberarnos de Cuba, podremos
reclamar y esperar el auxilio internacional
Mientras no organicemos a la sociedad civil como
componente civil del Ejército Constitucional, siguiendo el modelo de la
resistencia francesa contra la ocupación alemana de Francia y de la resistencia
clandestina venezolana de los años 50 contra la anterior dictadura militar,
estamos perdiendo el tiempo y la oportunidad que nos brinda el destino. Nunca
en la historia de Venezuela, y tal vez en la del mundo, se había visto un
desperdicio tan grande, de un contingente calculado en 20 millones de civiles
dentro del país (80% de su población actual) y un contingente de 5 millones que
desde afuera pueden ser movilizados.
Está probado que, mientras no sea organizado el
componente civil del Ejército Constitucional (lo que puede hacerse rápidamente
porque están dadas todas las condiciones objetivas y subjetivas), son inocuas
las manifestaciones, marchas y concentraciones porque no tienen el objetivo
concreto de derrocar a la tiranía y tomar el poder, el que sólo puede
alcanzarse con organización y estrategia. Por inocuas la tiranía las tolera.
Además porque les sirven para identificar a los que ya tienen un liderazgo
local o sectorial y mueven gente de los barrios, potenciales capitanes de la
rebelión popular, y entonces procede a liquidarlos con crueldad para fomentar
el terror. Así se explican los asesinatos de los dos concejales, uno lanzado a
la calle desde lo alto de un edificio y el otro quemado.
Hay que salir a la calle (LA CALLE ES LA SALIDA), pero
en la hora del asalto del poder cuando ya se esté organizado para la batalla
frontal como componente civil del Ejército Constitucional. Fue lo que hizo la
resistencia francesa. Salió a la calle cuando estaba preparada para librar la
batalla por París. Fue lo que hizo la resistencia clandestina venezolana contra
la anterior tiranía. Salimos a la calle desde el 21 y hasta el 23-01-58 cuando
fuimos a la toma del poder. Y el pueblo respondió. No nos desgastamos en
marchas y manifestaciones inocuas cuya consecuencia hubiera sido la
desmoralización de la gente y sobre todo la identificación de nuestros cuadros
por el enemigo, haciéndole fácil la represión. La resistencia apareció en la
calle cuando estaba en condiciones de entablar la lucha frontal por el poder.
Antes dejó constancia de su existencia, con golpes de efecto en forma adecuada
a las circunstancias, para mantener alta la moral y la esperanza del pueblo.
Nuestra situación se asemeja a la Francia ocupada por
Alemania. Somos un país ocupado por Cuba. En consecuencia, nuestro enemigo es
Cuba. Identificar el enemigo es fundamental para trazar la estrategia
victoriosa. Identifiquemos, pues, a nuestro enemigo. Cuba es el enemigo a
vencer. Maduro, su títere. El títere de Cuba. Pero el enemigo es Cuba. Si no lo
decimos y repetimos no creamos conciencia respecto al enemigo y entonces nos
extraviamos en la lucha. Y sobre todo, no creamos el ambiente para que nos
auxilien nuestros aliados. Recordemos que Francia fue liberada con la ayuda de
los Aliados, sin los cuales no habrían podido los civiles franceses vencer a
los alemanes. Igual nosotros: si luchamos contra Cuba, no sólo contra su títere
Maduro, y así lo hacemos constar, podemos reclamar y esperar el necesario
auxilio internacional.
Puesto que el enemigo es Cuba, preguntémonos a los
fines de la estrategia: ¿Cuál es el flanco débil de Cuba? Maduro es el flanco
débil de Cuba. El problema de Cuba es que su títere tiene el rechazo de más del
80% de los venezolanos. Y como Cuba se esconde detrás de su títere para ocultar
su presencia, este rechazo le cae por mampuesto. Entonces a Cuba debemos
atacarla por su flanco débil que es Maduro.
Pero en el ataque deben ir juntos Maduro y Cuba, por
ser las dos caras de la misma moneda. Maduro es Cuba en Venezuela y Cuba es
Maduro en Venezuela. Entonces el rechazo a Maduro debemos convertirlo en rechazo
a Cuba. Sembremos este sentimiento en todos los sectores y clases sociales,
haciéndoles ver que Cuba es la causante de todos nuestros males y Maduro su
instrumento para infligirnos dolor y miseria.
LEY, ORDEN Y BIENESTAR (9)
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