La AN tiene 3 años declarando usurpador a Maduro sin
pasar de la mera declaratoria con el pretexto colaboracionista de que sus
propios acuerdos son “inejecutables”. Excusa que le ha servido para cohabitar
con Maduro permitiéndole seguir en el ejercicio del cargo usurpado. No le ha
importado a Maduro que lo califiquen de “usurpador” si sus aliados
colaboracionistas impiden dar el paso siguiente: la elección del presidente
legítimo.
Se trata de una obra de teatro que tiene tres años en
cartelera para engaño del público de galería. Ahora los actores
colaboracionistas pretenden que siga en cartelera. Pero el público se ha
cansado. Ya le fastidia la repetición vacua. Reclama que aparezca, por fin, en
escena el personaje hasta ahora oculto: el presidente legítimo. Y ya no admite
excusa porque el personaje esperado aparece en el libreto al cambiar la escena.
Exactamente en el Art. 233 de la Constitución, donde dice que debe aparecer en
el escenario el Presidente de la AN haciendo el papel de Encargado de la
Presidencia.
Pero en lugar de atenerse al libreto, y así complacer
al público, los colaboracionistas se ha inventado una fórmula rabulesca
estampada como acuerdo tercero en el aprobado el 15-01-19, que dice: “TERCERO: Aprobar el marco legislativo
para la transición política y económica, fijando las condiciones jurídicas que
permita iniciar un proceso progresivo y temporal de transferencia de las
competencias del Poder Ejecutivo al Poder Legislativo, con especial atención en
aquellas que permitan adoptar las medidas necesarias para restablecer el orden
constitucional…..”
Ni temporalmente pueden ser transferidas las
competencias del Ejecutivo al Legislativo. Ni siquiera en el sistema
parlamentario y menos aún en el presidencial. A este disparate se llega porque
los colaboracionistas no aceptan que Guaidó tenga autonomía en el ejercicio
temporal de la presidencia. Tiene que compartirla con ellos. Con este fin ensayarán
la presidencia asamblearia. Todos presidentes y ninguno en particular. Algo
rechazado mundialmente desde su fracaso en la Revolución Francesa.
¿Cómo enmendar este error? Guaidó podría proponer,
para seguir contando con el apoyo de la AN, que a cambio de reconocerlo como
Encargado de la Presidencia de la República formaría una junta de gobierno con
un representante de cada partido de la AN como super-ministro, al estilo de la
Junta Revolucionaria de Gobierno en 1945 y la Junta de Gobierno de 1958. Así
Guaidó sería el Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, pero manejándose como si el gobierno fuera colegiado.
Además como en su caso, igual que lo fue con Lepage en
1963, no perdería la diputación y, por tanto, su condición de miembro de la AN,
se comprometería a lo que es propio del sistema parlamentario: a participar de
los debates parlamentarios y a someterse a su control en sesión especial. Así
nos haría un gran favor: mostrar al pueblo venezolano las bondades del sistema
parlamentario para su implantación futura.
No hay mal que por bien no venga. La pretensión
desmedida de los colaboracionistas podría traernos estos beneficios: 1) Que
tengamos una junta de gobierno para la transición; y, 2) Que ensayemos el
sistema parlamentario como alternativa ante el fracaso del sistema
presidencial.
Piénselo, Guaidó, rompa el cerco dando un giro
positivo.
LIBERACIÓN NACIONAL 230 17-01-19
No hay comentarios:
Publicar un comentario