“Venezuela se desploma: el derrumbe o colapso general
de la economía venezolana es un hecho prácticamente consumado, el país
se paraliza y todos los sectores van cayendo uno detrás de otro”. Lo dicen los
economistas. Lo comprobamos a diario porque está a la vista de todos.
¿Qué hacer en estas circunstancias? Tomar el poder
para cambiarlo todo. ¿Cómo? Haciendo que esta situación pre-revolucionaria
explote en rebelión popular. El objetivo: tomar el poder. La estrategia: unir a
los partidos y políticos no-colaboracionistas con los independientes llamados
radicales en una alianza, la ALIANZA LIBERTADORA (sugiero este nombre), para
que unidos usemos todos los medios de lucha para libertar a Venezuela de Cuba,
del comunismo y del gobierno títere, la narcotiranía de la delincuencia
organizada. Es lo que enseñan historia y política.
Nunca se había producido en Venezuela una situación
tan favorable para la rebelión libertadora: están dadas todas las condiciones
objetivas, con la ventaja añadida de que el gobierno está presidido por un
títere de Cuba que no es caudillo político ni jefe militar, además de ser
inmensamente impopular. Su única ventaja: los colaboracionistas usurpan el
espacio correspondiente a la oposición y se prestan a la distracción electorera
para cargos subalternos. La ALIANZA LIBERTADORA los desalojaría del espacio que
usurpan.
Valga un ejemplo. En la Francia ocupada por Alemania
los colaboracionistas se propusieron hacer lo mismo que los de aquí. Este
esquema de dominación lo rompió De Gaulle convocando a la RESISTENCIA, para lo
cual contó con el apoyo de los países democráticos llamados ALIADOS. La instalación
del TSJ en el exilio indica que la situación internacional es favorable para
una ALIANZA LIBERTADORA que rompa el esquema colaboracionista de la MUD y lo
sustituya, al estilo De Gaulle, por una estrategia rupturista de RESISTENCIA
ACTIVA.
Es colaboracionismo todo lo que nos aparte del
objetivo de tomar el poder, que en Venezuela reside en la presidencia,
aprovechando la actual situación pre-revolucionaria de descontento de todo el
pueblo provocado por el derrrumbe o colapso general de la economía y su
consecuencia: la crisis humanitaria.
REFLEXIONES 120 09-10-17
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