Dicen que Escarrá ha propuesto en la Constituyente Comunista
restablecer el Congreso bicameral en la nueva Constitución Comunal o Comunista
que están elaborando. Algunos ingenuos lo celebran diciendo que el proponente
está reconociendo un error suyo como amanuense de Chávez en 1999. No es verdad.
Si la proposición es suya, sería reincidente en la trampa con ropaje de
constitucionalidad para la disolución de instituciones.
En 1999, ¿cómo
disolvieron el Congreso bicameral? Simplemente cambiándole la denominación. Ya
no sería Congreso, sino Asamblea Nacional unicameral. En consecuencia,
desapareció el Congreso al no estar previsto en la nueva Constitución. Y
mientras era electa la AN, funcionó un Congresillo nombrado por la
Constituyente. ¿Y cómo disolvieron la Corte Suprema de Justicia? Simplemente
cambiándole la denominación. Pasó a llamarse Tribunal Supremo de Justicia. El
único de los tres poderes clásicos que no cambió de nombre fue el Ejecutivo
porque el Presidente era Chávez, autor de la Constitución de cuya redacción se
encargó Escarrá como amanuense.
Como ahora estorba la Asamblea Nacional por estar bajo
el control de la MUD, se proponen disolverla haciendo lo mismo que hicieron en
1999: cambiándole el nombre. Se llamará Congreso, quedando disuelta la AN apenas
sea aprobada la nueva Constitución. Y mientras elijan a senadores y diputados
funcionará otro Congresillo nombrado por la Constituyente. Con el añadido de
que el Senado puede ser electo del mismo modo que lo fue antes de 1947, pero
esta vez por Consejos Comunales de los Estados (por ello esta vez no son electos con los gobernadores) y la
Cámara de Diputados sería electa siguiendo el modelo empleado para la
Constituyente: votación universal para unos y sectorial para otros.
La proposición Escarrá será hacer lo mismo de 1999,
pero al revés. Habiéndole salido bien la trampa aquella vez porque no hubo
político que se opusiera, piensan que igual sucederá ahora siempre que los
colaboracionistas tengan su tetero en el situado constitucional con su ración
de gobernadores. Mientras el espacio de oposición esté ocupado por
colaboracionistas, los títeres comunistas y sus amos cubanos están rueda libre,
sin obstáculos en la vía.
Podría ocurrir, sin embargo, que a títeres y
colaboracionistas les salga el fantasma que más temen: la rebelión
cívico-militar provocada por el colapso general. Ya en el poder los rebeldes
podrían aplicar el mismo mecanismo para disolver toda la estructura
institucional del comunismo. El que a hierro mata, a hierro muere. Las cosas se
deshacen del mismo modo que se hacen. Y lo que es igual no es trampa.
Hasta aquí lo dejo reservándome los detalles.
REFLEXIONES 121 14-10-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario