El decomiso por el SENIAT de las medicinas donadas
a Cáritas por extranjeros y su adjudicación al IVSS no es un desafío a la
Conferencia Episcopal Venezolana, sino un agravio directo y personal al Papa
Francisco, el cual está obligado a dar una respuesta inmediata y contundente,
tomando en cuenta la crisis humanitaria que padecemos los venezolanos, la que
afecta sobre todo a los pobres. Y la respuesta que esperamos los católicos es
que, para hacerse respetar, el Vaticano se retire de la mediación entre la
tiranía comunista, servil a Cuba, y el cogollo colaboracionista de la MUD,
alegando el agravio a la Iglesia Católica en su persona. Es incompatible con la
dignidad del Sumo Pontífice y de la Iglesia Católica seguir allí después del
agravio, porque sería hacer el ridículo y ofender al pueblo católico.
Si el Papa Francisco no reacciona como
corresponde a su condición de pastor que debe velar por los fieles, en este
caso los enfermos de todas las edades (Cristo a Pedro: “apacienta mis ovejas”),
debemos elevar nuestra protesta por su conducta, de viva voz en las iglesias
para que los sacerdotes la transmitan y mediante carta pública que suscribamos
millones de católicos.
No podemos aceptarle al Papa que no reaccione
ante el agravio a su persona que tiene por finalidad ridiculizarlo y rebajarlo
ante el pueblo venezolano, demostrando que no es nadie ante la tiranía
comunista, títere de Cuba. Y que está por debajo de Maduro, quien puede
arrebatarle las medicinas para los pobres en sus narices sin que diga nada. No
lo aceptamos porque destruye su autoridad, que está en el deber de preservar
por ser la base fundamental en que se sustenta la disciplina de la Iglesia
Católica. No lo aceptamos porque socava nuestra fe. Y no lo aceptamos porque no
queremos creer que el Papa Francisco es comunista y lo hemos negado, pero
tendríamos que creerlo si no protege a los cristianos pobres ante el atropello
de los comunistas que le roban, en las narices del Papa sentado en una mesa de
diálogo, las medicinas recogidas para ellos por la misma Iglesia.
Hagamos que nuestra protesta llegue al Vaticano
por todos los medios disponibles. Sacudamos a la Iglesia para que el Papa Francisco
tome partido por el pueblo de Cristo, que es el perseguido, y enfrente a los
comunistas, que además son traidores a la patria.
REFLEXIONES 111 25-11-16
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