lunes, 29 de junio de 2015

Salirse de la encerrona parlamentaria



Liberación Nacional y No-Reelección (128)



Las elecciones parlamentarias no resolverán nada, porque el cambio sólo vendrá si repetimos el 19 de abril de 1810 forzando la renuncia de Maduro, la cual conlleva liberarnos de Cuba, causante de nuestra desgracia.
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Esta es la situación:
Tenemos un gobierno títere de Cuba, cuyo presidente es persona interpuesta de la monarquía comunista cubana, la cual tiene destacados aquí, como poder detrás del trono, a Ramiro Valdez, que dirige la política interior y de seguridad, y Orlando Borrego, que dirige la política económica. No he inventado estos nombres. Los confesó Maduro en su momento. En consecuencia, la primera tarea es recuperar la soberanía política y económica, para lo cual desde luego hay que comenzar por forzar la renuncia de Maduro y romper con Cuba. Sin soberanía no somos nadie ni decidimos nada. Las decisiones las toma Cuba y aquí las ejecutan los títeres, trayendo por consecuencia el desastre que estamos padeciendo: hiperinflación, escasez, empobrecimiento, envilecimiento de la moneda, inseguridad extrema, corrupción general, tiranía, abuso de poder, indefensión total y un larguísimo etcétera.  Toda nuestra desgracia tiene un nombre: Cuba. Echemos a Cuba de aquí, echando a sus títeres.
Las parlamentarias no nos sirven para lograrlo. Veamos porqué:
1.- En el supuesto negado por imposible (fraude y ventajismo descarados) de que el PSUV pierda la elección parlamentaria y de que la MUD deje de ser colaboracionista, puede la Asamblea Nacional destituir a Maduro? La respuesta es NO. No tenemos un sistema parlamentario en el cual se le puede revocar el mandato al presidente dándole un y las ganen los colaboracionistarevocar gente en la calle. de que el PSUV pierda las elecciones y las ganen los colaboracionistavoto de censura o negándole el voto de confianza, lo que obligaría a elecciones anticipadas (antes del vencimiento del período). Nuestro sistema político es presidencial. No admite voto de censura al Presidente de la República. Ni siquiera se le puede celebrar juicio político (“impeachment”) como en otros países. Sólo puede destituirlo el TSJ “por sentencia”. Nadie en su sano juicio puede esperar que esto ocurra. Por consiguiente, usted perderá su voto si cree el cuento chino de que habrá un cambio de gobierno en el supuesto negado por imposible de que el PSUV pierda las elecciones y las ganen los colaboracionistas. El único modo de que rescatemos la soberanía y salgamos de Maduro con su gobierno títere es que forcemos su renuncia con la gente en la calle. Y después, sólo después, elecciones parlamentarias, mejor aún: restablecida la vigencia de la Constitución del 61.
2.- En el supuesto negado por imposible de que los colaboracionistas dejen de serlo y decidan promover la destitución de Maduro para cambiar el gobierno y con este fin procedan a revocar el nombramiento de la Fiscal General o destituirla, ella recurrirá al TSJ, el cual declarará nulo el acto de la Asamblea Nacional. Supongamos que, por esos milagros de Dios, los colaboracionistas dejen de serlo y  decidan revocar el nombramiento de los magistrados recién electos del TSJ o destituirlos, ellos mismos declararían nulo el acto sin inhibirse.
3.- En el supuesto negado por imposible de que los colaboracionistas dejen de serlo y resuelvan desmontar el comunismo, el cual nunca han denunciado, derogando las leyes económicas que lo implantan mediante controles y sancionando nuevas. Entonces Maduro las vetará y el TSJ las declarará inconstitucionales.
4.- En el supuesto negado por imposible de que los colaboracionistas quieran intervenir en seguridad, defensa, policía y prisiones, y en todas las dependencias bajo control cubano, se encontrarán con que Maduro opondrá la inconstitucionalidad por ser materia reservada al Ejecutivo y el TSJ le dará la razón.
Convénzase. Los colaboracionistas lo conducen a una encerrona, en la cual usted resultará con una situación peor, con Maduro y Cuba poniéndole el mingo más lejos: en 2019, si acaso. Para librarse de la encerrona sólo queda la calle, valiéndose de la campaña electoral como pretexto. Hoy más que nunca resulta evidente que la salida está en calle.
Les recuerdo a Ledezma, López y Machado, ahora que están posicionados en la opinión pública porque han sido víctimas de la represión, el deber que tienen de honrar sus palabras (“la salida está en la calle”), con las cuales se diferenciaron de los colaboracionistas. ¿Cómo? Usando la campaña electoral para movilizar a Caracas, donde serán candidatos, con el fin de repetir el 19 de abril de 1810. Perderían el liderazgo ganado si regresan a las filas colaboracionistas con un discurso electorero. El que se regresa, pierde.

1 comentario:

  1. la unica manera que el colaboracionismo de la mud se acabe es que el gobierno anule la tarjeta y que cada quien se cuente. ese es el momento de salir a las calles......y veremos quien es quien......ya no tendremos las ataduras de la mud Y VOLUNTAD POPULAR se consolidara como la esperanza del pais

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