Me ha sorprendido,
sin embargo, que un vocero de Voluntad Popular anuncie que su partido va a
empezar a recoger firmas para la convocatoria de la Constituyente. Así
comenzamos mal. Es poner la carreta delante del caballo. Dar el segundo paso
sin haber dado el primero: constituir la alianza. ¿En qué se diferenciarían
entonces la alianza propuesta y la MUD? En nada. Ambas coincidirían en que la
salida no está en la calle, sino en unas elecciones imposibles de ganar por el
ventajismo y el fraude. Ambas coincidirían en el engaño a los electores. Veamos porqué.
Para convocar
válidamente a una Constituyente hay que reconocer la legitimidad de un CNE
integrado inconstitucionalmente por cuatro fichas comunistas del gobierno y un
colaboracionista. Hay que aceptar un registro electoral adulterado, con
millones de electores fantasmas. Hay que aceptar la votación por las máquinas
del gobierno y la transmisión de datos por la telefónica del gobierno En fin,
hay que aceptar de antemano el ventajismo y el fraude. Esto es lo que viene
haciendo la colaboracionista MUD.
Este CNE cuestionado
sería el que suministraría las planillas de recolección de firmas. Nada impide
que incluyan la exigencia de huellas digitales y una foto del firmante. Al
recoger las firmas, los promotores de la Constituyente le estarán prestando un
servicio invalorable a la tiranía comunista: identificar a sus adversarios. No
menos de tres millones y medio que pasan al registro del G-2 cubano, el cual
maneja a las policías venezolanas.
Está demostrado desde
2004 que en Venezuela la iniciativa popular es el modo tramposo inventado para que
los electores de oposición renuncien voluntaria e ingenuamente a la garantía
del secreto del voto, que tanto costó conseguir. Los recolectores de firmas le
regalarían a la tiranía comunista los datos necesarios para actualizar la Lista
Tascón y la Lista Maisanta. Esto, señores, sería un crimen imperdonable y una
delación repudiable. En una tiranía, que aumenta progresivamente la represión,
hay que preservar hasta donde sea posible a los opositores que no hacen
política activa, guardando la confidencialidad que demanden sus circunstancias
personales, ya que mientras la tiranía no los identifique pueden ser útiles
para tareas clandestinas (aportes, información, correos, escondites o conchas,
etc.)
Presentadas las
firmas, el CNE podría tachar muchas con el fin de que los promotores le
amplíen el registro de adversarios del régimen. Y aún así, puede declararlas
insuficientes para la convocatoria. En este momento Maduro, para quedar como un
demócrata consumado ante la comunidad internacional, podrá decir: “A pesar de
que los burgueses apátridas no han conseguido el número de firmas requerido para
convocar a la Constituyente, yo como demócrata que soy he decidido darles una lección convocándola por decreto.”
Desde luego él
tendría asegurado el triunfo, no sólo por el ventajismo y el fraude, sino por
las condiciones para la elección que serían las mismas de 1999: cada elector
vota hasta cinco veces. Es lo que se llamó el kino. Al votar cinco veces, o
sea, por cinco candidatos, queda eliminada la representación proporcional y
así, asegurada la mayoría con el fraude, los comunistas ganan el 90% de los
diputados a la Constituyente. Y entonces, en nombre del pueblo soberano, dictan
una Constitución comunista que instaure el Estado Comunal (Comunista) y
establezca una cláusula pétrea: “el socialismo (por pudor así llaman al
comunismo) es irreversible.” Igualita a la Constitución de Cuba.
Ya lo dije y ahora lo
repito: primero se toma el poder y después se convoca a la Constituyente. No
sean tercos. Una Constituyente ahora es un suicidio.
REFLEXIONES 56 10-06-14
Estoy de acuerdo con Petit Da Costa. Una constituyente ser'ia una locura.
ResponderEliminarSe repetiría el error de la impulsada por Chávez y la que hizo cambiar
a la famosa Bicha. Ahora también pisoteada y violada.