Compatriotas: En cualquier juego llamamos “vendido” al
árbitro o juez parcializado, cualquiera sea el motivo de su parcialidad. En el
caso de las elecciones resulta evidente que el árbitro está “vendido”, por su
evidente parcialidad a favor de El Tirano, eterno candidato a la relección.
Pero nuestra reacción no debe ser “boto tierrita y no juego más”, sino
enfrentar el fraude en la calle. Todo se decidirá en la calle.
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Cuando se estableció en Venezuela el voto directo, universal
y secreto, se convino en constituir un árbitro electoral que ofreciese las
mayores garantías a todos los electores y, desde luego, a los partidos de
oposición, ya que el gobierno no necesita ninguna porque, teniendo el poder, es
el que puede practicar el ventajismo y hacer fraude. Con este fin se acordó que
el órgano colegiado pre-existente, llamado Consejo Supremo Electoral, fuese
independiente del Ejecutivo e integrado por representantes de los partidos más
representativos, por ser los más votados, contando además con la presencia de
una minoría de independientes, que efectivamente lo sean. Así fue como el
Consejo Supremo Electoral cumplió una meritoria labor, reconocida por todos,
bajo la presidencia de personalidades honorables, de conducta intachable, con
autoridad moral y legal para imponerse ante el gobierno.
Llevábamos casi cuarenta años con un órgano electoral
imparcial cuando unos pocos que se decían voceros de la sociedad civil,
magnificando las trampas de los partidos, que las había sin duda, y demostrando
inexperiencia política e ignorancia de la historia nacional, forzaron a que se
cambiara la integración del CSE de modo que únicamente lo integraran
independientes. No sabían que le estaban prestando el mejor servicio a la
tiranía comunista que vendría a continuación. Apenas ascendió al poder El
Tirano se aprovechó de esta ingenuidad
de inexpertos metidos a políticos, estableciendo en la Constitución que el CSE,
cambiado el nombre por Consejo Nacional Electoral (CNE), esté integrado por
cinco miembros, todos independientes. De este modo excluyó la representación de
los partidos de oposición, sin cuya presencia en el seno del órgano electoral
se le facilita el ventajismo y el fraude.
Como El Tirano es tramposo por naturaleza (sólo haciendo
trampa se siente a gusto), ha hecho un hábito el fraude constitucional, o sea,
fingir el cumplimiento de la Constitución haciendo lo contrario de lo que ella
manda. Si ordena que sean independientes los miembros del CNE, entonces El
Tirano desviste a todos los rojos y los presenta desnudos proclamando que nunca
han vestido de rojo. Es más, dice con su caradura que le tienen aversión al
color rojo. Con este embuste ha puesto a cuatro fichas suyas en el CNE. Son
independientes, pero no de él. Son independientes de todos los demás. Todos sabemos que el CNE es un fraude
constitucional. No está integrado por independientes, como lo ordena la
Constitución, sino por personas que pertenecen o han pertenecido a uno de los
partidos de gobierno y en todo caso están plenamente identificadas con El
Tirano, aspirante a la relección eterna. Este fraude constitucional vicia todas
las elecciones, pasadas y futuras.
Árbol que nace torcido, nunca sus ramas endereza. El pecado
original del CNE se hace fraude constitucional colectivo para todo el sistema
electoral, puesto que, en lugar de despartidizar los organismos electorales (Const. 294), los
hace instrumentos del gobierno. Se comprueba con la denuncia que han hecho los
copeyanos: “Hay 12 sitios que controla el chavismo: 1) En la directiva, 4
chavistas; 2) En la Junta Nacional Electoral, los tres chavistas; 3) En el
Registro Electoral, son todos chavistas; 4) En la oficina de identificación que
emite las cédulas son todos chavistas; 5) La plataforma de comunicaciones la
dirige Socorro Hernández, chavista, dos veces ministro de este gobierno; 6) En
la CANTV todos los empleados que tienen que ver con las comunicaciones del CNE
son chavistas; 7) En el Sistema de Control de los Coordinadores de Centros de
Votación todos son chavistas; 8) Los miembros de las Juntas Electorales son
chavistas el 66%; 9) Los miembros de mesas son chavistas en un 66%; 10) El Plan
de la República es dirigido personalmente por el candidato a la relección; 11)
El Sistema de Distribución del Material Electoral, lo maneja el general
Santeliz, hombre de confianza de Chávez; 12) En las Delegaciones Regionales
todos los delegados y sub-delegados son chavistas.”
Evidentemente el fraude está servido. ¿Cómo explicar de otro
modo todo este aparato montado? La clave está en cómo vamos a reaccionar cuando
el fraude se consuma. Lo repito: esto se decidirá en la calle.
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