Compatriotas: Para tenernos como ganado en corral, obligados
a elecciones fraudulentas, mientras termina de construir la cerca inexpugnable
del sistema comunista, El Tirano nos ha puesto de caporales armados, con el
encargo de evitar que nos desbarajustemos, a una red de paramilitares. Por eso
habla de “revolución armada” cuando es “paramilitarismo comunista”.
El origen del paramilitarismo comunista está en el MBR-200. No fue un movimiento de la clase
trabajadora, como en el comunismo ortodoxo, sino de militares golpistas que
habían fracasado en el asalto al poder por la vía de las armas. Necesitados de
apoyo civil para incursionar en la política recurrieron al lumpen-proletariado,
lo peor de la sociedad según Marx: una mezcla de degradados y desclasados con
delincuentes. Entre ellos los futuros “pranes”. Obligados, cuando decidieron
participar en elecciones, a prescindir del calificativo “bolivariano” por ser
Bolívar patrimonio común de los venezolanos, se transformaron en MVR. Entonces
algunos izquierdistas errantes que se le habían sumado, quisieron aprovechar la
oportunidad para hacer un filtro. No pudieron. Uno, ya fallecido, que yo
conocía desde los tiempos mozos, me confesó con sincera angustia: “no te
imaginas la cantidad de malandros.”
Apenas ganadas las elecciones, los organizaron para hacerse
dueños de las calles sembrando el terror.
Aparecieron los “círculos bolivarianos”, bandas de vagos y maleantes
tarifados que convirtieron los centros neurálgicos de las ciudades en “esquinas
calientes.” Ningún demócrata podía pasar por allí sin exponerse a insultos,
escupitajos, agresiones, y hasta pedradas. La rebelión popular del 11-04-2002,
encabezada por la clase trabajadora (Ortega-CTV-petroleros), demostró la
ineficacia de los Círculos Bolivarianos por la cobardía de sus miembros, que se
escondieron. Al día siguiente no había uno en la calle. La rebelión se perdió
por la falta de liderazgo político y militar de las fuerzas democráticas,
produciéndose el vacío de poder que condujo al error trágico de Baduel que aún
está pagando.
El fracaso de los “Círculos Bolivarianos” llevó a El Tirano
a poner como fuerza de choque a unos asesinos probados, organizados en
“colectivos”, a los cuales armó pactando su entrenamiento con la guerrilla
colombiana a cambio de apoyo logístico. Un periodista español nos ha dejado la
más amplia información al respecto en su libro “El Palestino”. El equipo de
paramilitares se completó con la aparición de las guerrillas bolivarianas
(boliches) en el campo. Bandoleros en las ciudades y bandoleros en el campo.
Tal vez por la repercusión mundial de las denuncias sobre
estas bandas, El Tirano decidió crear un “cuerpo para-militar” con el disfraz
de quinto componente de una FAN que sólo puede tener cuatro según la
Constitución. Son las Milicias que, por inconstitucionales, son
“para-militares.” Se trata de civiles armados, entrenados por cubanos, con unos
oficiales de carrera colocados como fachada. Es una importación comunista del
fascismo, explicable cuando se construye el comunismo, no en base a la clase
trabajadora, sino sostenida en el lumpen-proletariado. Véase lo que dice la
historia: “La Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional fue un cuerpo
paramilitar de la Italia fascista que después consiguió ser una organización
militar. Debido al color de su uniforme, sus miembros fueron conocidos como
camisas negras (en italiano: camicie nere), aunque también fueron referidos
como escuadristas (en italiano: squadristi). …Los camisas negras se organizaron
por Benito Mussolini como el instrumento violento del movimiento fascista…
Entre sus componentes, muy heterogéneos, se incluían delincuentes y
oportunistas en busca de fácil suerte.”
El proceso hacia la adopción del color del partido como
distintivo del componente armado ha comenzado por la boina roja extendiéndose
progresivamente hacia otros aditamentos. Ya puesto en este camino El Tirano
colocó a la FAN fuera de la Constitución al denominarlas como “bolivarianas”,
que en su terminología equivale a comunista puesto que gobierno y partido
comunistas se han reservado su uso. Y en
esta degradación se ha llegado al extremo de militares que se proclaman
chavistas, proclamándolo en su saludo.
Todo militar chavista es en realidad un para-militar, porque
se trata, no de un militar profesional sometido a la Constitución, sino de un
impostor, político de profesión, adulante por añadidura, que usurpa uniforme y
rango militar. Y, desde luego, llegada la hora, como para-militar debe ser
tratado por razones de legalidad y disciplina.
La historia enseña que todos los antecedentes de este
paramilitarismo comunista fueron barridos por los pueblos con el repudio
universal. No escapará a la misma suerte el que venimos padeciendo.
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