Compatriotas: La rebelión es un derecho histórico en
Venezuela. Tiene su origen y raíz en la historia. Se fundamenta en la
imposibilidad de evolución pacífica por
la cerrazón de las oligarquías gobernantes de cada una de las
“repúblicas oligárquicas” que hemos tenido, las cuales no han dejado otra
salida. La Constitución lo consagra
(Art. 350) y el régimen lo ensalza (celebración anual del golpe militar del
4-Feb-92).
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Venezuela ha tenido cinco repúblicas, todas oligárquicas.
Todas se han instaurado con una rebelión y las cuatro anteriores a la actual
han terminado con otra rebelión. Es de suponer que la Quinta tenga el mismo
fin. No hay razón para sostener lo contrario. Hay más motivos que nunca antes
para que sea así.
En la Primera República Oligárquica (1830-1864) la
oligarquía gobernante fue de los generales de la independencia. Sólo ellos
podían gobernar. Era inadmisible el acceso al poder de un civil como Vargas. El
papel de los civiles era de segundones de los generales, a cambio de hacerse
ricos a la sombra del poder. El sistema estaba totalmente cerrado a evolución o
reforma. Esta república oligárquica se instauró con la rebelión llamada “guerra
de independencia” y terminó con la rebelión llamada “guerra federal.”
En la Segunda República Oligárquica (1864-1899) la
oligarquía gobernante fue de los generales liberales, a la cabeza de ellos
Guzmán Blanco primero y luego Crespo, alrededor de los cuales se formó la
camarilla de civiles que medra siempre a la sombra del caudillo, haciéndose
ricos. La cerrazón de esta oligarquía impidió la evolución pacífica. Al más
famoso líder de oposición, el también general José Manuel Hernández, alias “El Mocho”,
le robaron las elecciones con el fraude más descarado (“Su fama como tribuno y
su popularidad como hombre honrado alcanzan niveles nunca vistos antes en unas
elecciones; su victoria se da como un hecho, pero el día de la votación el
gobierno manda a ocupar las mesas y se impone la elección del candidato oficial
de Crespo, el general Andrade” NHV). No había otra salida que la rebelión. Esta
república oligárquica se instauró con la “guerra federal” y terminó con la
invasión de los andinos, quienes aprovecharon el vacío de poder y de liderazgo
que se produjo a causa de la muerte de Crespo.
En la Tercera República Oligárquica (1899-1958) la
oligarquía gobernante fue de los generales andinos, a su servicio como siempre
una camarilla de civiles enriquecidos a la sombra del poder. Esta oligarquía
estableció la reelección indefinida, rompiendo con la tradición constitucional,
pero no así con la tradición de fraude electoral reforzado con la elección de
segundo grado (Franco Quijano, su operador, era sinónimo de fraude). El pueblo
no elegía, sino los burócratas. Contra esta oligarquía se produjo la rebelión
del 45, pero tres años después volvió al poder con otro general andino. El fin
definitivo de esta república oligárquica se lo dio la rebelión de 1958.
En la Cuarta República Oligárquica (1958-1999) la oligarquía
gobernante fue de los partidos AD y COPEI. Para el 92 el sistema estaba
agotado. Surgió la posibilidad de una evolución con las elecciones del 93. Pero
en verdad, contra lo previsto, lo que se produjo fue una regresión que condujo
a la rebelión del 99. Así la Cuarta República Oligárquica se instauró con la
rebelión del 58 y concluyó con la rebelión del 99.
La Quinta República Oligárquica (1999-2012) se instauró con
la Constituyente, un acto de rebelión contra la Constitución del 61, con la
cual se inició un Golpe de Estado Continuado todavía en desarrollo, efecto
retardado de la rebelión militar del 92 y desde luego, como lo enseña la
historia, terminará con una rebelión, por los despojos, confiscaciones y abusos
como en 1859, por el vacío de poder a causa de la muerte del caudillo y el fraude
electoral descarado como en 1899, por la jefatura militar de generales
corruptos como en 1945, por la reelección indefinida como en 1958 y por el
agotamiento del partido gobernante y el desencanto popular como en 1999. Se
unen todas las motivaciones de las rebeliones anteriores, a las cuales se
agrega que ha sido la más oligárquica, corrupta, inepta, intolerante,
excluyente y cerrada de nuestra historia. Y, para colmo, ha sido la única
comunista, vende-patria (por servil a Cuba) y entendida con guerrilleros,
bandas de narcotraficantes y toda clase de malandros. En fin, ha sido la peor
de todas. Ninguna otra podrá superarla en corrupción, maldad y cinismo, ni que
se lo proponga.
Son muchas las banderas a la orden de la rebelión que
seguramente, porque lo enseña la historia, pondrá fin a la Quinta República.
Sus líderes podrán decir como De Gaulle en su momento: “Yo no tomé el poder,
sino lo recogí del suelo donde estaba caído en el lodo.”
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